El capitán Monte Galiñeiro agradece el trato de Canadá y se congratula por el final feliz

Vigo.-  El capitán del buque vigués "Monte Galiñeiro", hundido en aguas de Terranova el pasado domingo, Iván Soaje Blanco, ha agradecido hoy el trato recibido en Canadá y se ha congratulado del "final feliz" al haber sobrevivido los 22 tripulantes, pese a un complicado rescate en aguas a -3 grados.

En declaraciones a los periodistas a su llegada al aeropuerto vigués de Peinador y visiblemente emocionado, Soaje Blanco explicó que no sabe qué pasó para que el barco finalmente naufragara, pero relató que se escucharon "un par de golpes secos" en el barco y después una explosión.

A partir de ese momento, el capitán coordinó la evacuación de todas las personas que estaban a bordo y aseguró que, antes del rescate por parte del servicio de guarda costas, "prácticamente" todos los tripulantes permanecieron en las aquellas aguas tan gélidas, porque "no éramos capaces de aguantar las balsas".

Los 22 tripulantes del "Monte Galiñeiro" -13 gallegos, una bióloga madrileña, 6 ghaneses, un rumano y un marroquí- fueron recibidos en la terminal de Peinador esta mañana, procedentes de París, por familiares y amigos con abrazos efusivos y conteniendo la emoción del momento.

El capitán del barco reconoció la dificultad del rescate y, sobre las informaciones aparecidas en Canadá acerca de la rapidez con la que se hundió el Monte Galiñeiro, Soaje Blanco aseguró que no iba a entrar en "esas historias y tonterías", porque para él lo más importante es que todo el personal del buque se encuentra sano y salvo.

Soaje Blanco, natural de Ardán, en el municipio pontevedrés de Marín, relató que al perder todos los efectos personales con el hundimiento del Monte Galiñeiro, tanto el personal de la Cruz Roja de San Juan de Terranova como al cuerpo consular tuvo que facilitarles hasta la ropa.

Por su parte, el gerente de la Asociación de Empresas de Pesca de Bacalao, Especies Afines y Asociadas ( Arbac), José Luis Durán, resaltó la "frialdad" demostrada por el capitán del barco y dijo que, con tan sólo 31 años, fue capaz de poner a salvo a toda la tripulación.

Durán también elogió las gestiones del capitán a la hora del regreso a España para que lo hiciera toda la tripulación junta.

El gerente de Arbac, organismo en el que estaba asociado el Monte Galiñeiro, avanzó a los periodistas que toda la tripulación del buque hundido será recolocada en otros buques y que, tras el merecido descanso después de este grave suceso, volverán al mar.

Entre los familiares que esperaban a la tripulación en peinador se encontraban las esposas de dos marineros de Cangas, Rosmary Imarhiagbl y Mónica Chapela, ambas amigas que han compartido estos días de espera tan duros.

Imarhiagbl reconoció que hasta que no habló con su marido no pudo conciliar el sueño, mientras que Chapela explicó que cuando habló con su esposo le notó "voz de sufrimiento" por todo lo que acaban de vivir.

Estas dos mujeres agradecieron el apoyo recibido por parte de la armadora viguesa, "Valiela", mientras que el padre de la bióloga que también formaba parte de la tripulación, Roberto Fernández, relató que su hija le había comentado que se había sentido "muy desprotegida" por parte de la empresa pública que la contrato, "Tragsa".

Esta bióloga criticó a su empresa, explicó su padre, pero no a la tripulación con la que viajaba, que la arroparon desde el primer momento y, de hecho, prefirió regresar a Vigo con ellos y no en otra combinación aérea.

También se encontraba en el aeródromo vigués la hermana de otro de los marineros, natural de O Grove, María Victoria Morañan, quien relató la angustia que había vivido su familia hasta que logró hablar con él, que les confirmó que el accidente se había producido "muy rápido" y que lo habían perdido todo en el mar.

Los 22 tripulantes del Monte Galiñeiro, cuya embarcación se hundió el domingo pasado a 460 kilómetros al este de Terranova, fueron rescatados por la patrullera canadiense Leonard J. Cowley.