La militante socialista atacada dice que "nunca se ha planteado" abandonar

San Sebastián.-  La concejal del PSE/EE en Beasain Manoli Uranga, cuyo domicilio de Azpeitia (Guipúzcoa) ha sido atacado esta noche con pintura, ha asegurado hoy que "nunca se ha planteado" abandonar su pueblo por el acoso que sufre porque no desea ceder "terreno" a los violentos.

Manoli Uranga ha explicado, en declaraciones a Efe, que el de esta noche es sólo el último capítulo de una larga historia atentados y coacciones sufridos desde octubre de 2000, cuando ni siquiera ocupaba un cargo público y un grupo de extremistas lanzó cócteles molotov contra su domicilio. "Tuve el fuego a un metro de mi cama", recuerda.

Esta noche el ataque ha sido perpetrado con bombillas llenas de pintura roja y amarilla, un método habitual empleado por los sectores más radicales de la izquierda abertzale para "marcar" a sus objetivos.

Manoli estaba en ese momento, las 23:45 horas, cambiándose en su habitación, una de las dos en cuyas ventanas han impactado las "cuatro o cinco" bombillas lanzadas por los agresores.

La concejal socialista, quien figura en el puesto 24 de la lista del PSE/EE por Guipúzcoa en las elecciones del domingo, ha alertado a la Ertzaintza y ha atendido a la medida de seguridad de no abrir el balcón tras escuchar los impactos.

En el momento del ataque se encontraba acompañada de su compañero, mientras que su hija de 30 años, que vive con ella en el domicilio, estaba fuera.

Esta vivienda ha sido atacada tres veces con cócteles molotov y en otras "tres o cuatro" con pintura, además de haber sido objeto de pintadas en múltiples ocasiones, la última de ellas este mismo mes, cuando apareció una diana inscrita en la fachada.

El 18 de junio de 2005, el mismo día en que ETA anunció que suspendía sus atentados contra los cargos del PP y el PSE/EE, alguien llamó al timbre de Manoli y, a través del interfono le espetó: "Hijaputa, tú no te libras".

Otra de las amenazas tuvo lugar en diciembre de 2006 cuando fue abordada junto a sus dos escoltas por dos jóvenes que dijeron a uno de sus guardaespaldas que los tres iban a ser "los siguientes de la lista".

Pese a todos estos ataques y amenazas, Manoli Uranga desempeñó el cargo de concejal en Azpeitia en la pasada legislatura municipal y se volvió a presentar en 2007, aunque se quedó "a 20 votos" de salir elegida.

La presión que soporta no le ha movido de su compromiso político, como demostró al entrar como concejal en el municipio de Beasain en sustitución de otro edil que no tomó posesión de su cargo.

"Nunca me he planteado abandonar, soy de aquí, tengo el mismo derecho que cualquier ciudadano y quiero seguir representándolos", ha explicado Uranga, quien ha insistido en que "nunca" abandonará su "compromiso político".

"Yo no quiero dejar este terreno para ellos, no tienen ningún derecho", ha añadido.

La militante socialista ha asegurado encontrarse "bien" y "con ánimo" para "seguir quitando territorio" a los violentos, al tiempo que se ha mostrado convencida de que quienes atacan su vivienda son vecinos de Azpeitia.

Aunque ha admitido que "no da muchas vueltas por la calle" en Azpeitia y que prefiere "pasear fuera", Manoli Uranga se plantó el pasado martes junto con otros compañeros en la plaza del pueblo para repartir rosas y lo hizo de nuevo en el vecino municipio de Azkoitia el mes pasado.

Manoli ha recibido la solidaridad del nuevo alcalde, Julián Eizmendi (PNV), quien ocupa el cargo desde hace un mes después de desplazar a ANV de la Alcaldía mediante una moción de censura, tras lo que, según la edil socialista, hay "bastante crispación" en el pueblo, sacudido el 3 de diciembre por el asesinato del empresario Ignacio Uría.