Washington.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, presentó hoy un plan, dotado con 75.000 millones de dólares, para ayudar a 9 millones de propietarios de viviendas amenazados por la crisis inmobiliaria.
En un discurso que pronunciará hoy en Phoenix, Arizona, y que ya ha sido adelantado por la Casa Blanca, Obama asegura que "todos nosotros estamos pagando un precio por esta crisis hipotecaria. Y todos nosotros pagaremos un precio aún mayor si permitimos que esta crisis se ahonde".
A juicio del presidente estadounidense, que pronunciará su alocución a las 17.15 GMT, la crisis "está destruyendo la propiedad de viviendas, la clase media y el propio Sueño Americano".
El "Plan de Estabilidad y Asequibilidad de la Vivienda" tiene como objeto permitir que hasta nueve millones de propietarios puedan reestructurar o refinanciar sus hipotecas y evitar las ejecuciones de sus préstamos y la pérdida de sus casas.
En la actualidad, según la Asociación de Banca Hipotecaria de Estados Unidos, cerca de 10.000 viviendas ven ejecutada su hipoteca diariamente.
A finales de 2008, más del 9 por ciento de los préstamos para la vivienda habían registrado algún tipo de retraso en sus pagos o se habían ejecutado.
La crisis inmobiliaria se encuentra en la raíz de la actual crisis económica y muchos analistas consideran que en tanto no se resuelva ese problema, el resto de la economía no podrá recuperarse.
El plan pretende ayudar a dos grupos de propietarios. Por un lado están entre cuatro y cinco millones de personas que se han mantenido al corriente de sus pagos, pero cuyas casas han perdido valor.
La Administración les echará un cable para refinanciar sus hipotecas y rebajar el coste de sus cuotas mensuales.
El segundo grupo, de entre tres y cuatro millones de personas, lo componen quienes padecen problemas para hacer frente a sus pagos mensuales debido a la recesión, pero que no pueden vender sus viviendas porque éstas se han desvalorizado, por lo que podrían perderlas.
El fondo, promete la Casa Blanca, ayudará a conservar sus hogares a aquellos que se comprometan a pagar una cantidad razonable.
En su alocución, Obama subraya que esta ayuda está destinada a "rescatar a aquellos que han cumplido las normas y que actuaron de manera responsable" y no beneficiará a los especuladores.
Dentro del plan, el Tesoro de EE.UU. doblará el importe de las ayudas a las entidades hipotecarias semiestatales Freddie Mac y Fannie Mae, de 100.000 a 200.000 millones de dólares, para "garantizar la fortaleza y la seguridad del mercado hipotecario y para ayudar a mantener la asequibilidad de las hipotecas".
Ambas entidades quedaron nacionalizadas en la práctica el año pasado, para evitar su bancarrota a raíz de la crisis financiera. Entre las dos sustentan más del 40 por ciento de los créditos a la vivienda en EE.UU.
Otras medidas previstas en el plan incluyen el permitir a los jueces modificar los términos de los préstamos hipotecarios durante el proceso de declaración de bancarrota para un propietario, y el establecimiento de ayudas para inquilinos obligados a abandonar sus residencias porque el propietario ha perdido la vivienda.
Inicialmente se había dicho que el plan contra las ejecuciones hipotecarias estaría dotado con al menos 50.000 millones de dólares, pero luego trascendió que llegaría a los 75.000 millones de dólares.
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