El G-7 pone el grito en el cielo por el proteccionismo (mientras lo practica)

El mensaje de los más poderosos reunidos hoy en Roma nos ha quedado claro: Los miembros del G7 (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Canadá, Italia y Japón) han emitido esta tarde un comunicado en el que se dice que evitarán "medidas proteccionistas que puedan empeorar la ralentización de la economía". Sin embargo, a escondidas, alguno de los integrantes de este selecto grupo tontean con el nacionalismo económico en fórmulas más 'light' y menos evidentes que la imposición de barreras arancelarias a los productos extranjeros.

El caso más controvertido dentro de la Unión Europea (UE) parece ser el protagonizado por el presidente francés, Nicolás Sarkozy. Su plan de salvamento a la industria automovilística francesa, que preveía el desembolso de 6.500 millones de euros en ayudas a cambio de que ninguna de las empresas se vaya del país, ha hecho que el presidente de turno de la UE, el controvertido Mirek Topolanek, criticara duramente a los galos (de la vieja Europa) por no querer "respetar las reglas comunes".

No se quedó ahí, el checo (perteneciente a la nueva Europa) denunció la reaparición del "nacionalismo económico" y del "proteccionismo" en el interior de la UE algo que también ha criticado el periódico económico Financial Times. El rotativo cuestiona el papel autoritario de la Comisión Europea ya que no ha conseguido frenar los nuevos brotes proteccionistas.

Y es que no sólo Francia tiene aspiraciones de velar por lo suyo y no por el bien de Europa en su conjunto. El ministro Sebastián lleva más de un mes pidiéndonos que los 150 euros que íbamos a invertir en comprar productos extranjeros (Coca-cola por ejemplo) los usemos esta vez en comprar productos patrios (véase jamón Navidul).

Por su parte, el Gobierno británico ha respaldado veladamente a aquellos grupos que exigen la contratación laboral de nativos en la isla. Mientras, el canciller del Tesoro inglés, Alistair Darling, ha comentado esta tarde que deben "estar vigilantes del creciente proteccionismo tanto si es intencionado como si no lo es".

Más allá del 'buy American'

Parece que la regañina europea ha surtido efecto. El Gobierno de Obama ha decidido suavizar la polémica medida del 'buy American' (compra americano) que pretendía que los productos que en los proyectos de infraestructuras que se lleven a cabo con el plan de estímulo económico, sólo se emplee hierro, acero y bienes hechos en Estados Unidos. Finalmente, para no enfadar a Europa y Canadá, se ha acordado que se respeten los acuerdos comerciales internacionales.

Pero los guiños al proteccionismo del recién aprobado plan Obama (sólo queda que la mano zurda de Barack lo firme el lunes para que eche a andar) van más allá del 'buy American'. Según el Financial Times hay una enmienda presentada por dos senadores por la cual se planea restringir el uso de visados de trabajo a trabajadores extranjeros que estén empleados en las empresas salvadas por el Gobierno.

Aunque Obama ha mostrado su repulsa al proteccionismo. los expertos coinciden en remarcar su perfil nacionalista en términos económicos. Al menos en su etapa como senador. Un estudio de Daniel Griswold, director del Center of Trade Policy Studies en el Cato Institute en Washington, explica que antes de ser presidente Obama votó "a favor del libre comercio sólo en cuatro de 11 votaciones importantes relacionadas con las barreras comerciales, es decir el 36% de las ocasiones".

Mientras una gran parte de los países aclaran sus ideas con respecto al proteccionismo, la Ronda de Doha sobre la liberalización del comercio mundial se encuentra en punto muerto. Eso, a pesar de que los líderes del G-20 acordaran en noviembre que la puesta en marcha de estas conversaciones era una cuestión prioritaria para evitar el nacionalismo económico.