Sevilla.- La Autoridad Portuaria de Sevilla emplea técnicas que ya aplicaban los egipcios hace 5.000 años para construir la nueva esclusa de la ciudad, que entrará en funcionamiento a finales de 2009 tras una inversión de 150 millones de euros.
Así, el primer paso para esta obra, que se considera "revolucionaria" para el puerto de Sevilla porque aumentará el tráfico portuario, según dijo a Efe su presidente, Manuel Fernández, fue construir en el río Guadalquivir un muro circular e impermeable de dos kilómetros y medio que permitiera trabajar en su interior, como hacían los egipcios.
El jefe del departamento de Infraestructuras de la Autoridad Portuaria, José Luis Fernández, ha explicado a Efe que esta técnica milenaria ha sido la que ha facilitado trabajar en la nueva infraestructura en el río Guadalquivir, el único del país apto para la navegación comercial.
Dentro del muro se ha desarrollado en los últimos tres años una incesante actividad en la que han participado 200 personas a la vez en tres turnos diarios para llegar a cumplir los plazos previstos.
Otras 90 personas, entre los Astilleros de Sevilla y empresas auxiliares, han confeccionado las numerosas estructuras metálicas, como las compuertas que controlarán el paso de los buques, cada una de ellas de 800 toneladas y que se trasladarán por el río hasta su ubicación definitiva.
La esclusa, que permitirá la llegada a Sevilla de barcos de hasta 35 metros de anchura frente a los 24 metros de la actual, está a menos de un kilómetro del lugar en el que el río se bifurca hacia una parte que mantiene la corriente y la influencia de las mareas, y otra que es la dársena de la ciudad y cuyo caudal de agua regula la esclusa, entre otras cosas, para evitar inundaciones.
El ingeniero responsable de la obra destaca que han llegado a trabajar hasta 25 metros bajo la lámina del agua para hacer la cimentación de los muros, que tienen 20 metros de altura.
Desgrana otras cuestiones numéricas para subrayar la importancia de la obra, como que han movido en el entorno dos millones de metros cúbicos de material, que han empleado 150.000 metros cúbicos de hormigón -para lo que se ha montado una planta a pie de obra- o que usarán 15 millones de kilos de acero.
El ingeniero explica cómo se clavan en la tierra unas piezas metálicas de hasta 25 metros de profundidad llamadas "tablestacas" que estarán en contacto con el agua en los extremos de la canal por la que entrarán y saldrán los buques.
Un total de 800 metros lineales de "tablestacas" se ultiman en estos días con la ayuda de enormes martillos que las golpean desde la parte superior y con un operario rociándolas permanentemente con agua para que no se fundan por el efecto de la temperatura.
Dada la singularidad de la obra, ha recibido la visita de técnicos de todo el mundo que trabajan en proyectos hidráulicos de envergadura, como los del canal de Panamá, los de los canales fluviales de Holanda o los que participaron en la gran presa china de las tres gargantas.
El puerto, consciente de la importancia de esta obra para la ciudad, ha organizado unas jornadas de puertas abiertas los próximos 21 y 22 de marzo para que todos los ciudadanos que lo deseen conozcan las actuaciones hechas antes de que las instalaciones se llenen de agua y tomen el aspecto que tendrán cuando entren en funcionamiento.
Para que pasen los barcos por la esclusa, se tendrá que tirar parte del talud perimetral construido hace tres años para permitir la navegación de los barcos y aterrar la zona del río por el que siguen pasando los barcos que entran o salen a la ciudad.
La nueva esclusa tiene un periodo de vigencia de cincuenta años, y como precisa Fernández, es el elemento más importante para la transformación del puerto junto con la ampliación de la zona comercial y logística y el dragado del río para que pase de una profundidad de 6,5 metros a 8,5, iniciativa a la que se oponen los ecologistas.
Los técnicos del puerto sostienen que este dragado está avalado por el Centro Superior de Investigaciones Científicas en colaboración con siete universidades, la Estación Biológica de Doñana y el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía.
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