Voces del Secuestro fue el único alivio de Jara durante 2.760 noches encadenado

Villavicencio (Colombia).-  Durante las 2.760 noches que permaneció secuestrado por las FARC, Alan Jara soportó las cadenas, tuvo innumerables problemas de salud y su único alivio fueron los "viajes astrales" que realizaba escuchando por la radio a su familia, a través del programa "Voces del Secuestro".

Desde el momento de su secuestro, el 15 de julio de 2001 cuando viajaba en un vehículo de la ONU, pensó que los rebeldes lo iban a matar y sólo hasta hoy, después de "394 largas semanas" regresó a su hogar, junto a su esposa Claudia y su hijo Alan Felipe.

En una rueda de prensa en Villavicencio, pocas horas después de ser entregado por las FARC a una comisión humanitaria, el ex gobernador del departamento del Meta relató que la larga caminata comenzó aquella tarde en la que acudió a la inauguración de un puente y un comando de las FARC lo capturó.

Tras muchos días de marcha por las selvas del sur de Colombia, recuerda que se encontró con el jefe militar de la guerrilla, Jorge Briceño, alias "Mono Jojoy", quien le informó de que esta guerrilla estaba tomando como rehenes a congresistas; entonces le contestó que él no lo era.

"Pero va a serlo", le replicó "Mono Jojoy", uno de los hombres más buscados y alto mando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Cuando le trasladaron junto a otros políticos, militares y policías secuestrados, se tranquilizó porque entendió que no le iban a ejecutar; fue el momento en el que le pusieron las cadenas por primera vez y se formaba el grupo de "prisioneros políticos" de la guerrilla más antigua de América.

Aunque nunca fue torturado o agredido, recuerda con tristeza cómo al grupo de rehenes los mantenían encadenados para que no se fugaran durante las caminatas por la manigua de la selva y los meandros de las ríos.

"Las cadenas la mayoría de las veces son usadas como método de seguridad, no suelen ponernos cadenas para torturarnos", relató hoy ante numerosos periodistas de distintos países.

Hace 19 días se despidió de sus compañeros de cautiverio, a quien hoy envió mensajes de cariño y solidaridad, y a quienes llamó "amigos".

Ese día, le despidieron con aplausos y comenzó la caminata que lo llevó hacia la libertad, según su emotivo relato.

"Lo más duro son las cadenas, las cadenas de la indiferencia", insistió al anunciar su adhesión desde hoy al grupo "Colombianos por la paz", liderado por la senadora Piedad Córdoba, que busca un acuerdo humanitario.

La primera alusión en la larga conferencia de prensa fue a todos los rehenes que se pudren en la "humedad de la selva", para lo cual aprovechó la presencia de las emisoras de radio, las que le permitieron durante su secuestro hacer "viajes astrales" hasta su propia casa para ver cómo crecía su hijo y acompañar a su esposa.

"El primer saludo es para quienes compartieron conmigo esos 2.760 días de cautiverio en la selva, yo diría que fueron más bien noches, que compartieron ese sufrimiento pero no han compartido todavía la alegría del regreso", señaló.

La última vez que vio televisión desde la selva fue "en directo la caída de las torres gemelas en Nueva York"", recordó, al explicar que su alimentación diaria estaba basada en pasta, arroz y arvejas (guisantes).

"Es una dieta muy rica en harinas", ironizó, al detallar que, en días especiales, cazaban animales silvestres para comer.

Jara envió también un mensaje firme sobre la necesidad de hacer lo posible para que sus "hermanos", como llamó a sus compañeros de cautiverio, recuperen la libertad y dejen de vivir en peligro constante.

Habló del "mundo al revés" cuando se daba la paradoja de que los guerrilleros lo protegían de los ataques del Ejército.

"La guerrilla protegiéndome y el Ejército disparándome, el mundo al revés, hay que decirlo con franqueza", dijo Jara, quien ahondó en que el temor de los cautivos es un ataque del Ejército o morir a manos de la guerrilla en un rescate militar.

"Hay que ir por ellos, Piedad, hay que ir por ellos", le dijo a la senadora Córdoba, quien hoy le recogió en una zona selvática del departamento de Guaviare para después entregárselo a su familia sano y salvo.