Madrid.- La tasa española de inflación armonizada —medida de la misma forma en todos los países de la zona euro— alcanzó en enero su mínimo histórico tras reducirse siete décimas en enero y situarse en el 0,8%. Este dato aumenta el temor a que la economía española pueda verse sacudida por la deflación.
Esta tasa, difundida hoy por el Instituto Nacional de Estadística corresponde al indicador adelantado del Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) que, de coincidir con la inflación general (IPC), supondría la más baja en 33 años, desde enero de 1977, primera fecha desde la que se tienen datos.
Hasta que se conozcan los datos definitivos, el próximo día 15, es de prever que la bajada de la inflación se haya debido, una vez más, al efecto base del precio del petróleo y, en menor medida, a las rebajas propias de enero. Así, según el IPCA difundido hoy por el INE, en enero la inflación bajó por sexto mes consecutivo hasta el 0,8%, tasa inferior en 3,6 puntos a la del mismo mes de 2008.
Desde septiembre de 2007 el continuo encarecimiento de las materias primas y del crudo, que elevó el precio del barril de Brent hasta los 147 dólares en julio del año pasado, hicieron que las tasas de inflación se situaran en máximos históricos hasta alcanzar el 5,3% ese mes.
No obstante, desde agosto de 2008 el precio del barril de Brent, de referencia en Europa, ha ido descendido y en enero su valor medio fue de 45,6 dólares, algo menos de la mitad de los 91,9 dólares que costaba un año antes.
La noticia de la drástica reducción del crecimiento de los precios (siguen aumentándose —un 0,8%—) puede ser valorada como un dato positivo para el bolsillo de los consumidores, más en tiempos de fuerte crisis económica y reducción del poder adquisitivo de las familias. Pero lleva aparejada también el temor a que la economía española quede sumida en la deflación.
Esta situación, que los economistas califican como "enfermedad infernal", consiste básicamente en una caída generalizada de los precios, producto de una drástica disminución del consumo. Ante el temor de que la situación económica siga empeorando, los consumidores apuestan por el ahorro, lo que obliga a las empresas a seguir reduciendo el precio de sus productos para venderlos, aunque sea sólo para cubrir los gastos. El problema es que la gente sigue sin comprar, al creer que mañana ese mismo producto valdrá un poco menos.
Por ello, el Gobierno insiste en los últimos meses en lanzar el mismo mensaje de "confianza" y animando a los ciudadanos a consumir en estos momentos de crisis, tal y como se afanó en repetir el pasado lunes el presidente en el programa 'Tengo una pregunta para usted'.
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