De los 620.000 puestos de trabajo destruidos en 2008, sólo 600 estaban ocupados por extranjeros. El dato es engañoso —hay que mirar diciembre sobre septiembre de 2008 para acercarse más a la verdad—, pero es un hecho que la flexibilidad y los contratos más precarios les ayudan a afrontar mejor la crisis. Para unos, eso significa que no son tan señoritos como los nacionales. Para otros, que los españoles no están dispuestos a retroceder en las conquistas sindicales de los últimos lustros.
¿Se acuerdan de los últimos datos del paro en España, los que salieron el viernes pasado? "620.000 empleos destruidos en un año" titulamos o subtitulamos todos los medios. Teníamos dudas porque, la verdad, el camino hacia los cuatro millones de parados también era un título lo suficientemente claro y dramático. De los que enganchan, vamos.
Eran los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), que tenían el morbo de confirmar nuestro pánico a las cifras económicas, a esa hecatombe que está en boca de todos y que, nosotros, los medios, damos a nuestros lectores con esa sensación algo "sado" de compartir el miedo, como el que asusta a su hermano con la oscuridad, a ver si así deja uno de temblar.
Rollos piscológicos aparte —y eso que la psicología y la economía van cada vez más de la mano, como se demuestra hoy con el riesgo de deflación—, cuando hicimos el último anuncio del paro, dejamos algún fleco suelto. Por ejemplo, que de esos 620.000 puestos de trabajo destruidos en un año sólo 600 estaban ocupados por extranjeros. De verdad. No nos lo creíamos, pero nos fuimos a los cuadros del INE y allí estaba la cifra. Y el mismo INE dijo que estaba bien. La caída de la ocupación ha sido de 620.100 trabajadores y todos ellos, menos 600, eran españoles. ¿Que donde estaban los de la construcción? ¿No había sido el sector más afectado y donde más extranjeros trabajaban?.
Bueno, para los sabios la explicación parece bastante lógica. Es el caso de José antonio Herce, director ejecutivo y socio de Afi, que tras examinar los cuadros, si contemplas el año entero, "todavía el empleo de los extranjeros aumentaba a ritmos significativos y ha servido para amortiguar las caídas más pronunciadas de la última parte del año", explica el profesor Herce.
Y es verdad. No se puede examinar el total de diciembre de 2008 frente al total de diciembre de 2007, sin tener en cuenta lo que ha pasado en los últimos tres meses de 2008 —octubre, noviembre y diciembre— con respecto al trimestre anterior de 2008 —julio, agosto y septiembre—. Es decir, comparado el cuarto trimestre con el tercero —diciembre sobre septiembre— el número de ocupados o de puestos de trabajo destruidos ha sido de 489.600, de los cuales, 61.400 son extranjeros y 428.200 son españoles.
Esos datos encajan más, pero teniendo en cuenta que la construcción es el sector que más parados ha generado y que, como dice Herce, "el paro aumenta más entre los extranjeros porque también son la población activa que más aumenta", las cifras siguen siendo asombrosas. "Cada mes se crean en España un millón de contratos de trabajo —explica el profesor Herce— , la mayoría temporales, y eso son muchas oportunidades de trabajo para los efectivos más flexibles", concluye el catedrático.
El economista y ex ministro Jordi Sevilla lo concreta más. "Las cifras os resultan llamativas vistas así, pero la lectura es sencilla. Los emigrantes tienen contratos mucho más precarios, son más baratos, una parte importante de los que estaban en la construcción seguramente no estaban regularizados, y aceptan la flexibilidad, algo que los trabajadores españoles no. Lo cual demuestra que siguen ocupando los puestos que los nacionales no queremos. Es verdad, por ahora".
Y decimos "por ahora" porque al ritmo de crecimiento del paro que llevamos —hoy eurostat recuerda que España lidera el aumento del paro dentro de la UE— es probable que en un futuro no lejano haya españoles dispuestos a aceptar las precarias condiciones laborales que aceptan los extranjeros.
Como Herce y Sevilla, Joaquín Arango, catedrático de Sociología en la Complutense, experto en demografía y migraciones, además de ex director del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), coincide en que el menor aumento de los puestos de trabajo destruidos ocupados por extranjeros se debe, incluyendo lo sucedido en el último trimestre, a que durante la primera parte del año siguió creciendo el trabajo entre los inmigrantes, para luego disminuir, aunque a menor velocidad que entre los nacionales. Y, de ese aumento del paro entre inmigrantes expulsados de la construcción, "sin duda muchos han pasado a la economía sumergida, porque el número de afiliados a la Seguridad Social sí ha caído fuertemente".
Arango atribuye este hecho a que son mano de obra barata, tienen mucha más movilidad geográfica que los nativos y se incorporan a la economía sumergida con más rapidez durante la crisis económica. "No cabe duda de que se deben de haber destruido muchos más puestos de trabajo, pero se han creado otros, en su mayoría irregulares", concluye el catedrático.
Hasta cuándo los españoles mantendrán sus posiciones, las conquistas laborales conseguidas en los últimos lustros con los sindicatos o cómo influirá todo esto en la negociación colectiva si, como pronostican los expertos, el paro supera muy ampliamente los cuatro millones de personas, es especulación y ciencia ficción. Pero a muy corto plazo. Así que lo dejamos para los datos de marzo o junio, los primeros trimestres de este 2009.
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