Washington.- El presidente electo de EE.UU., Barack Obama, se reunirá mañana por primera vez con el mandatario mexicano, Felipe Calderón, para analizar el rumbo de una compleja agenda bilateral, mientras la comunidad inmigrante lo presiona por una amplia reforma migratoria.
El encuentro de Obama con Calderón, a las 17.00 GMT en el Instituto Cultural Mexicano en Washington, responde a una tradición que data de 1980 en la que el presidente electo se reúne con el gobernante mexicano antes de su investidura.
Así lo hizo Bill Clinton en enero de 1993, cuando se reunió con el entonces mandatario mexicano Carlos Salinas de Gortari.
Y en 2000, George W. Bush se reunió en Texas, cuando todavía era gobernador de ese estado fronterizo, con el entonces presidente electo de México, Vicente Fox.
Calderón será previsiblemente el único mandatario que se reunirá con Obama antes del próximo 20 de enero, cuando éste se convierta en el primer presidente afroamericano en la historia de Estados Unidos.
Obama, quien no cedió a las presiones republicanas para viajar a América Latina durante la contienda, ganó la presidencia con un amplio apoyo de la comunidad hispana, la mayor parte de la cual la integran inmigrantes mexicanos.
Dos meses antes de las elecciones generales en EE.UU., Calderón había indicado que aunque Obama contaba con un mayor apoyo de la comunidad mexicana en este país, su rival republicano, John McCain, era quien mejor comprendía la realidad de México.
El pasado 3 de julio, en plena campaña, McCain viajó a México, pero perdió apoyo entre los votantes hispanos debido a su cambio de postura respecto a la reforma migratoria, por enfatizar, ante todo, en la seguridad fronteriza.
Durante la cumbre de líderes del G-20 en noviembre pasado en Washington, Calderón advirtió de una corriente "proteccionista" que pudiera perjudicar los logros alcanzados bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), integrado por México, EE.UU. y Canadá y puesto en marcha en enero de 1994.
Los sindicatos, que culpan al TLCAN por la pérdida masiva de empleos manufactureros en EE.UU., especialmente en estados industriales, movilizaron una impresionante cantidad de recursos y voluntarios a favor de los demócratas durante la contienda.
Tanta fue la presión que Obama incluso dejó entrever la posibilidad de renegociar el TLCAN.
Desde que ganó la presidencia, el pasado 4 de noviembre, Obama no ha hecho declaraciones, al menos en público, sobre inmigración o el libre comercio, dos de los temas de vital importancia para Los Pinos.
De todas maneras, la reunión servirá como prólogo de un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales, marcadas ahora por una compleja y difícil lucha común contra la "narcoviolencia" y el crimen organizado.
Antes de partir para la visita de trabajo en Washington, Calderón, en el poder desde 2006, dijo que su propósito es alcanzar una asociación estratégica con Obama en cuatro ejes: la seguridad, la economía, la competitividad y la inmigración.
Se calcula que en EE.UU. viven alrededor de doce millones de inmigrantes indocumentados, buena parte de ellos de origen mexicano.
Obama no ha divulgado quién será su embajador en México, pero durante la contienda dejó en claro la importancia que da a las relaciones con ese país, con el que EE.UU. comparte no solo una frontera de 3.200 kilómetros sino también estrechos vínculos políticos, económicos y culturales.
Como miembro del Senado, Obama votó a favor de la construcción de un muro en la frontera sur y lo hizo, según explicó, con el entendimiento de que ese era tan solo uno de los pasos necesarios para completar una reforma migratoria integral.
Tanto el Gobierno de México como el de EE.UU. consideran que la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado es una "responsabilidad compartida".
Calderón ha desplegado una enorme presencia militar en los estados más afectados por la "narcoviolencia" en su país, que en 2008 se cobró la vida de unas 5.600 personas.
EE.UU. puso en marcha la Iniciativa Mérida, un plan de seguridad regional de 1.400 millones de dólares para ayudar a México, Centroamérica y República Dominicana a combatir el narcotráfico y el crimen organizado en los próximos tres años.
Mientras, la comunidad inmigrante, que respaldó a Obama en noviembre, espera que este cumpla su promesa de promulgar una reforma migratoria integral en su primer año de Gobierno.
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