El corte de gas por parte de Rusia a Ucrania está dejando helada a media Europa. La guerra energética entre los dos países ex soviéticos por el desacuerdo en el precio de la 'commodity' está afectando y mucho a 16 países europeos (11 de ellos de la Unión Europea). Mientras los Ejecutivos ruso y ucranio se acusan mutuamente de haber cerrado el grifo al resto de Europa a través de Ucrania, el frío polar que azota al Viejo Continente ha obligado a los gobiernos de los países afectados por el corte a ingeniar fórmulas para que sus habitantes puedan encender la calefacción. La UE ya ha avisado a Rusia de que si no restablece mañana el suministro tomará medidas serias.
El problema, sin embargo, está lejos de afectar a España. Fuentes de Industria han confirmado que España no importa gas de Rusia, ni por gasoducto ni a través de barcos en forma de gas licuado (GNL). Además, la ley de Hidrocarburos se modificó en 2007 para que no se dependiera energéticamente de un sólo país. Según estipula el texto legal los comercializadores de gas natural deberán diversificar sus provisiones cuando "en la suma de todos ellos la proporción de los provenientes de un mismo país sea superior al 60%".
Desde la Asociación Española del Gas (Sedigas) consideran que España es uno de los países más diversificados que existen en este sentido lo que le sitúa como el país más abierto de la Europa continental. Como España carece de producción propia de gas (al igual que muchos países de Europa) tiene que importarlo para su consumo y lo hace principalmente de Argelia (34%), Nigeria (24%), Qatar (12,9%), Egipto (10,29%), Noruega (6,53%), Trinidad y Tobago (6,4%) y en menor medida de Libia, Omán, Francia y Portugal según los datos de la Comisión Nacional de la Energía (CNE). El Ministerio de Industria, preguntado sobre estos mismos datos, dice que la dependencia de Argelia es de tan solo el 15,3%.
El 69% de gas natural llega a nuestro país en forma de GNL y el 31% restante por gasoducto. La entrada en funcionamiento este año del gasoducto de Medgaz (desde Argelia a España) compensará, según un documento del regulador energético español, la balanza. Por el momento sólo existe uno en nuestro país que es el que une España con Argelia a través de Marruecos.
El hecho de que España se abastezca principalmente por barco (es el principal país europeo importador de gas licuado) le hace, según Sedigas, mucho menos vulnerable a eventuales cortes de suministros en los gasoductos. Entonces, ¿por qué el resto de los países no adoptan esta técnica? "Para hacerlo necesitan tener plantas regasificadoras [que convierten el liquido en gas] y de las 14 que hay en Europa seis están en territorio español", explican desde la asociación del gas.
A pesar de que la UE sitúe a España a la vanguardia del aprovisionamiento de gas en Europa nuestro país también tiene sus carencias. Un documento de la CNE de octubre apunta "como punto débil de España la escasez de almacenamientos de gas y las [escasas] interconexiones con Francia".
La reciente creación de un cártel de países productores de gas (una OPEP gasística) supone, según la opinión de algunos medios de comunicación, que el suministro español puede entrar en peligro. Aunque formada por dieciséis países, la lideran principalmente cinco (Rusia, Irán, Qatar, Venezuela y Argelia) y de ellos es Rusia el que lleva la voz cantante por el momento ya que fue de Putin la idea de crearla. Aunque la OPEP del gas aún está en pañales, ya se ha señalado que la intención de Rusia puede ser la de limitar, a través de su influencia en el cártel, la entrada de gas licuado a Europa, donde este país domina todo el territorio central y del este.
En opinión de diferentes expertos en energía esto no tiene por qué producirse. Al menos no de inmediato. De la creación de este cártel, dicen, aún se sabe bien poco y aún no hay nombrado ni un director general. A su juicio lo que sí puede influir en España es la guerra energética de Rusia con Ucrania. Aunque España no depende en absoluto de estos países, si el problema persiste el precio del gas de otros países subirá, según explica un informe de Citi. Aun así intentan evitar la alarma. Según los expertos del banco estadounidense si no se alarga en el tiempo "la crisis energética no va a tener muchas repercusiones en Europa. A pesar de que el invierno está siendo muy frío, el bajón de la economía ha reducido sustancialmente el consumo de energía por lo que muchas unidades de almacenamiento aún están llenas."
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