Nada de maravillosos y revolucionarios gadgets. Apple ha presentado hoy tan sólo un nuevo portátil, mejoras en su software, y un giro (eso sí, muy significativo) en la política de ventas de iTunes. La feria MacWorld de San Francisco ha sido un reflejo desvaído de aquella que hace tan sólo un año robó todo el protagonismo a la simultánea y mucho más grande CES de Las Vegas o de aquella en la que hace dos años se presentó al mundo el iPhone. Esta ha sido la última vez que Apple asiste. Y también la primera desde 1997 en la que Steve Jobs, dios todopoderoso de la empresa, no se sube al escenario. La razón: su controvertido estado de salud.
El encargado de defender la 'keynote' -que ha sido seguida por una ingente cantidad de páginas y que casi acaba con Twitter, a pesar de las bajas expectativas depositadas sobre esta edición- ha sido Philip W. Schiller. El vicepresidente de marketing de la compañía ha presentado, con vaqueros, camisa azul y ni rastro del carisma de Jobs las siguientes novedades:
Que Steve Jobs no estuviera sobre el escenario no significa que su presencia no se haya notado. Ayer mismo y para preparar el terreno, el CEO de Apple dio por primera vez explicaciones sobre su estado de salud y confirmó su continuidad al frente de la empresa. En una carta dirigida a la "comunidad Apple" reconocía padecer un "un desequilibrio hormonal que me ha estado "robando" las proteínas que mi cuerpo necesitaba para estar saludable", un "problema nutricional" con un tratamiento simple y directo cuya recuperación en forma de aumento de peso se vería en primavera. La misiva terminaba con un árido "con ésto he dicho ya más de lo que quería decir, y todo lo que voy a decir, sobre este tema" que deja claro quién sigue mandando en la compañía. "He dado todo a Apple durante los últimos 11 años. Yo seré el primero en acudir e informar al Consejo de Administración en el caso de que no pudiera seguir cumpliendo con mis obligaciones como CEO de Apple", aclaraba.
La carta enviada en vísperas de la última MacWord con la presencia de Apple no dejó satisfechos a los inversores. Pero tampoco a los expertos en medicina, que ven en ella la descripción de un síntoma ambiguo que puede responder a un sinfín de enfermedades, desde un problema endocrino hasta un nuevo tumor, como el cáncer de páncreas que reconoció padecer Jobs en 2004.
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