Steve Jobs no volverá a impartir su gran misa de enero en San Francisco y sus fans están tristes por ello.
No son los únicos.
Apple acaba de anunciar que su director ejecutivo y co-fundador sería reemplazado para la presentación principal de la MacWorld Expo el próximo 6 de enero por Philip Schiller, vicepresidente de la compañía. Y por si fuera poco, la compañía de Cupertino ha declarado a la vez que ésa sería su última participación en esta exposición.
Primero un poco de emoción: me encanta decir que detesto a Jobs (aún si ya no utilizo más productos que los de Apple e incluso si compré mi primer Mac en 1984) pero sé perfectamente que es muy bonachón. Insoportable y genial. Eso existe.
Y además de su talento como showman, la calidad de los productos que le gusta presentar hacía de esta cita de la primera semana de enero, una especie de encuentro único entre las tendencias tecnológicas, de los negocios y de la estética.
En el fondo, están las explicaciones oficiales, las conjeturas y la triste evidencia.
El comunicado que anuncia la noticia está redactado en el lenguaje estereotipado típico de las empresas entrenadas en decir siempre que todo va genial. Si se cree lo que dice, sus tiendas y su emplazamiento son suficientes para asegurarle un éxito creciente a la marca de la manzana.
Las conjeturas van de la salud de Jobs a las tensiones que lo enfrentan a IDG, la sociedad organizadora de MacWorld, pasando por la tendencia al ahorro que empuja a numerosas empresas tecnológicas a reducir su participación en las grandes ferias como la Expo o como el CES (que tiene lugar en Las Vegas, más o menos en el mismo momento, cada año). Lo podéis verificar vosotros mismos en TechMeme y GoogleNews.
La triste evidencia es que Jobs tiene que tener razones imperativas para anunciar una decisión así a menos de un mes del evento, con todo el mundo temiendo por su salud y por el futuro de la compañía que él creó e hizo renacer.
"Independientemente de nuevas estrategias (barajadas en el comunicado oficial), no puedo concebir otra razón que no sea su salud para que Jobs no aparezca en el próximo MacWorld", escribe el analista Mark Anderson en una carta especial a los socios de Strategic News Service. "Algunas personas creen que Apple puede continuar sin Jobs. Yo pienso personalmente que es imposible. (…) Espero que Steve esté bien, pero se trata de una señal inquietante en un momento en el que él mismo y la compañía saben perfectamente que eso levantará preguntas concernientes a su salud".
Hablando claramente: o Jobs hace mañana una demostración de su forma física plena delante de varios equipos de televisión, o las especulaciones sobre su salud se impondrán y la compañía las sufrirá gravemente. Las acciones de Apple ya han caído varios puntos en cuanto se ha hecho el anuncio tras el cierre de Wall Street.
Pero cada uno es libre de tener una interpretación diferente y las vuestras valen tanto como las mías.
Escribo estas líneas con mucha más tristeza de la que habría imaginado.
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