Washington.- El Senado de EE.UU. abrirá sus puertas el martes con la incógnita sobre su composición, con un escaño aún no decidido, otro otorgado por un político supuestamente corrupto y la posibilidad incluso de que uno de sus miembros se llame Bill Clinton.
La victoria de Barack Obama en las elecciones y su selección de gabinete han dejado en el aire cuatro asientos en esa cámara de 100 butacas que deben ser designados por los gobernadores de los estados respectivos.
El ocupante de una de esas vacantes, la que dejará el senador Ken Salazar, propuesto por Obama como su secretario del Interior, se dio a conocer hoy.
El gobernador de Colorado, Bill Ritter, anunció que Michael Bennet, superintendente de Educación de ese estado, es el elegido para sustituir a Salazar.
Al igual que Ritter, los otros tres gobernadores con poder de decisión son demócratas, así que el partido probablemente pensó que los nombramientos serían un paseo.
No obstante, el asiento del propio presidente electo les ha explotado en la cara, después de que el gobernador de Illinois, Rod Blagojevich, acusado de querer vender ese escaño al mejor postor, les desafiara y nombrara a Roland Burris como sucesor de Obama.
Burris ha dicho que tiene intención de jurar el cargo, pese a la oposición de la bancada demócrata. "En el pasado se ha negado el puesto con un voto de mayoría simple", dijo a Efe una fuente del partido que pidió no ser identificada.
Pero la normativa sobre los poderes de la cámara alta para rechazar a un miembro no está clara y es posible que los demócratas tengan que aceptar inicialmente la jura de Burris, al que posteriormente intentarán expulsar, según el funcionario.
No es el único escaño con destino incierto. John Cornyn, presidente del Comité Nacional Republicano de la cámara, ha dicho que bloqueará la toma de posesión del demócrata Al Franken como senador por Minnesota, que está inmerso en una disputa por el puesto con el republicano Norm Coleman desde las elecciones de noviembre.
Franken tiene una ventaja de tan sólo 49 votos, a falta de contar algunas papeletas por correo que están en disputa.
Cornyn ha indicado que impedirá la jura hasta que los tribunales resuelvan la demanda que se prevé que presente Coleman.
Los demócratas serán incapaces de neutralizar a Cornyn, dado que carecen de la "supermayoría" de 60 votos necesaria para ahogar a la minoría.
Con ello, el martes habrá con seguridad en el hemiciclo 55 demócratas, 41 republicanos y 2 independientes que generalmente votan con los primeros, más la incógnita del escaño de Obama y el de Minnesota.
Sin embargo, tres de los nuevos senadores ocuparán su silla tan sólo brevemente si no hay sorpresas de última hora.
De ellos, el más disputado es el escaño por Nueva York que dejará Hillary Clinton cuando el Senado la ratifique como nueva secretaria de Estado.
Lo quiere Caroline Kennedy, la única hija viva del fallecido presidente John F. Kennedy, una mujer reservada que se mantuvo fuera de la arena pública prácticamente hasta que durante la campaña electoral ungió a Obama con un respaldo que valió su peso en oro.
La perspectiva de una senadora Kennedy fascina a los columnistas de la prensa rosa, pero en las últimas semanas algunos analistas han criticado que se le dé el cargo básicamente por su apellido, en vista de que no ha participado en los debates de fondo de los temas que afectan a los neoyorquinos.
En su lugar podría aparecer una persona de renombre, como el ex presidente Bill Clinton o el ex gobernador demócrata de Nueva York Mario Cuomo, para ocupar el cargo de forma provisional hasta las elecciones de 2010.
Así lo han dicho a la prensa local fuentes anónimas, lo que podría ser un "globo sonda" para sopesar la reacción pública a la idea.
Finalmente, el puesto de Joseph Biden en el Senado lo ocupará Ted Kaufman, un ex asesor del futuro vicepresidente, quien lo mantendrá hasta las elecciones de 2010, a las que ha dicho que no se presentará.
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