Cocina con alegría

Alumbra tu navidad, dale caña a tu vida y a tu cartera en estas fiestas que se avecinan. Cocina sin complejos, ni aparatosidad, ni rimbombancia. Guisa platos guapos, con ingredientes normales y baratos.

Haz menús breves, al grano, ricos y sustanciosos. Utiliza sin complejos el microondas para asar unas manzanas o hacer una terrina de foie gras casera. Recicla un panettone industrial horroroso para acomodarlo en un pudding delicioso o elabora un licor de canela que es la versión buena y sana del Baileys que todos conocemos.

Aplica el sentido común en tus hábitos culinarios y de consumo. Guisa platos festivos haciendo ingeniería doméstica, cocina con sobras, congelados, arregla latas o conservas y adecenta sopas de sobre o lo que tengas en tu despensa. Compra barato y cena en navidades cerdo fresco, mejillones con tomate, sopas de ajo o una mousse de yogur. ¿No te atreves? Sácate los complejos, que no venimos de una guerra. Estás empachado todo el año y quieres vivir unas navidades livianas. ¿A que sí?

Esmérate, además, y no saques una botella chunga o envase plástico a la mesa, vierte su contenido en una fuente o una jarra hermosa, calienta el pan unos segundos en el horno y sírvelo en un cesto guapo, embellece la mesa y tu cocina, pon flores y presta atención a las cosas que hacemos o comemos. En cada gesto se nos va la vida, así que cúrratelo para que sean plenos y de provecho. El tiempo es oro, ya lo decía Constantino Romero.

Prescinde de elementos excesivamente exóticos y de formas de cocinar demasiado extrañas o imposibles en el hogar. Si no lo hiciste nunca, no experimentes con tu familia. No hagas caso a las recetas de los chefs de moda, no te saldrán jamás.

Y sigue el mejor consejo para cocinar con buenos resultados: haz la lista de la compra si sales al mercado. No metas las cosas en el carro al buen tuntún. Prevé los menús y compra lo exclusivamente necesario. No te des tregua y te descojonarás de la crisis, comiendo estupendamente.

Dios te guarde y el niño Jesús.

AMEN