Si eres uno de esos tipos que en las últimas horas se ha preguntado cosas como ¿qué pasará si esa medida también falla?, o ¿a mí también me va a llegar el dinero más barato? Si perteneces al grupo de los del autoengaño, porque la crisis no es para tanto, no estaría de más seguir esta película. No es de Coppola, pero a medida que se hace más dramática resulta más apasionante.
Han transcurrido las primeras 72 horas desde que la Reserva Federal tomara la histórica decisión de rebajar los tipos de interés entre el 0 y el 0,25%. Es poco tiempo para notar los efectos —más allá de la credibilidad que le quede a los mercados—, pero el personal de a pie sigue con dudas.
Si eres un listo con un familiar en EEUU y has pensado hacerte con un crédito en dólares o pedirlo mediante un banco americano afincado en España, debes saber que la Reserva Federal, más conocida como FED (el banco central de EEUU) recorrerá como mínimo cuatro pasos antes de hacer llegar el dinero a las manos del ciudadano, pequeño o gran empresario.
A medida que pasa el dinero de mano en mano, se va encareciendo.
Si has llegado hasta esta parte de la película o ya te la sabías, ahora te toca conocer el nudo gordiano del asunto. La FED presta dinero para resucitar la economía estadounidense —y con ella, la de medio mundo—, pero también para evitar la deflación, la enfermedad del diablo. Enfermedad que los economistas —que no los analistas, no hay que confundir— ya no descartan. Los tipos a los que te prestan los bancos son nominales o reales.
¿Y qué quiere decir esto? En cristiano habitual y en tiempos normales, el tipo real es la diferencia entre el interés al que te presta el banco y lo que sube la inflación. Por ejemplo, tu puedes tener un préstamo al 5%, pero si la inflación es del 3%, el tipo real es el 2%. ¿Lo sigues? Pues si no lo sigues, mejor que no continúes leyendo y abandona cualquier intención de montar un negociete propio o pillar un piso a buen precio.
Por el contrario, si te has enterado, lo mismo entiendes ahora el siguiente razonamiento. Si el banco te presta al 0%, pero la deflación es -4%, el tipo real del interés es del 4%. Puede que lo entiendas un poco mejor si tu casa valía hace tres años el doble que ahora, pero tú sigues pagando la hipoteca al interés a que te la prestaron cuando firmaste el crédito. Estás palmando pasta. Y eso ocurriría en caso de deflación —caída de los precios—, si te prestaran al 0%.
Vale, vale. Pero, ¿y el título que nos hemos marcado, lo de Francis Ford Coppola y Apocalypse, cómo lo justificamos como cebo? Lo más fácil. Cuando hemos llamado a uno de los sabios más sabios en Economía —ya no dejan que los citemos, por pudor a equivocarse cada día— y le hemos preguntado ¿y si lo de los tipos al 0% tampoco funciona?, sin dudar, ha contestado: "Pues como Coppola en 'Apocalyse Now', sólo que en vez de regar napalm contra los vietnamitas, aquí Bernanke regará dólares desde el helicóptero para las empresas. Es lo que enseñó el maestro Friedman".
Paul Bernanke es el presidente de la Reserva Federal y fue uno de los estudiosos de Milton Friedman, el monetarista neoclásico de la Escuela de Chicago, el Nobel que recuperó el espíritu de Adam Smith y se empeñó en desmontar el Estado del Bienestar keynesiano.
Don Milton ya inventó y desarrolló la teoría de 'dropped from a helicopter' para cuando la economía estuviera parada, cuando los bancos no repartieran el dinero. Si no daban crédito por sus propios problemas de insolvencia o por desconfianza en las empresas, debía ser el Estado quien regara de dólares, desde un helicóptero, a todos aquellos sectores que lo necesitaran. La tesis fue explicada primero en un artículo y luego publicada en el libro 'The Optimum Quantity of Money', en 1969.
Si sabes algo de economía, estarás pensando que vaya mezcla. Primero Bernanke y Paulson meten pasta y se hacen accionistas —Estado americano se hace accionista— de grandes bancos estadounidenses, algo que hubiera matado del disgusto a Friedman y que encantaría a Keynes; y ahora puede regar dinero pasando de los bancos. ¿Cómo se come este lío?
"No estamos para jugar a las ortodoxias. Cualquier arma sirve en estos momentos", apunta otro economista y profesor, que trabaja en un gran banco de inversión y prefiere no dar su nombre para hablar con más libertad. "Bernanke conoce muy bien las teorías de Friedman. Ha hecho 'papers' importantes con gente como Reinhart y Sack, pero ahora lo está haciendo bien. Mejor que en Europa, que vamos tarde. Está cubriendo el papel de 'market maker' además del de gobernador para la banca".
Vale, pero seguimos siendo gente impertinente. ¿Y si ninguno de estos métodos sirve? Si ni metiendo dinero en la gran banca, ni regando con dólares o dándole a la manivela de fabricar billetes, nada funciona, porque el miedo de los banqueros y de la gente les lleva a guardarse el dinero —en el caso de la banca, es lo que está pasando, porque no se fían y van a salvar cada uno su pellejo—, ¿qué hacer?
Si nada de todo eso funciona, "si después de inyectar dinero a manos llenas en los grandes bancos y en las grandes empresas, esto no despega porque se lo quedan, no lo prestan, cubren sus deudas, plantean sus regulaciones de empleo y sólo quieren salvar su piel y sus fortunas, hay que hacer lo que se propone ya en foros y algunas publicaciones de referencia: que el Gobierno se quede con la gestión de todo aquello donde inyecte dinero público y no responda. Es la única manera que entienden", explica, rotundo, un catedrático de Economía andaluz.
Es decir, 'nacionalizar' la banca, las empresas a las que se preste el dinero del Estado, pero que no funcionen. Esos son los términos que espantan a los banqueros. Por ejemplo, en España, ni el Santander ni el BBVA han ocultado que uno de sus temores a pedir dinero al Gobierno —si es que lo necesitaran— era que después no pudieran echar al gobierno del banco.
Por último, ¿los tipos '0' de EEUU son posibles en Europa? No a corto plazo. Pero el Banco Central Europeo (BCE) está más que cabreado —el gobernador, Jean Claude Tichet, diría enfadado— con los bancos, porque no hace más que rebajar los tipos de interés, y la banca sigue sin dar créditos. Pero los banqueros o lo niegan o dicen que no hay demanda y temen a la morosidad.
Si has llegado hasta aquí —enhorabuena—, y quieres que te contemos el final de la película, la respuesta es que no lo tenemos. Ni los astros, ni los sabios a los que preguntamos, ni los políticos que responden fuera de foco, ni nadie. Así que, si te has apuntado a vivir este mal momento, tan ruinoso como apasionante, tendrás que esperar unos días más. Sin estresarte, no como le pasó a Martin Sheen durante el rodaje de 'Apocalypse Now'.
Sheen (que entonces tenía poco más de 30 años) sufrió un infarto durante el rodaje. Los médicos dijeron que era un infarto propio de un hombre mucho más viejo que Sheen. Coppola tuvo verdaderas broncas con los estudios y pararon durante un mes. Llegó a gritar aquello de "Martin Sheen no se muere hasta que yo lo diga".
Y no debió decirlo, porque más de 30 años después, hasta hace un par de temporadas, Sheen ha sido el gran presidente demócrata de 'The West Wing', creado a manos del magnífico Aaron Sorkin. Pero no te vamos a engañar. En esta película, "Apocalypse Crisis", nos falta un director como Coppola, un guionista como Sorkin y no hay un actor como Sheen.
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