Savater dice que "la parte literaria de su obra la escribe sólo por gusto"

Zaragoza.-  Fernando Savater asegura que la parte literaria de su obra la escribe sólo por gusto, es algo "hedonista puramente" y, por diversión, decidió ambientar su novela "La hermandad de la buena surte", con la que ganó el Premio Planeta 2008, en el mundo de las carreras de caballos.

"Me divertía mucho imaginar caballos, carreras, propietarios, jinetes, es una cosa que me producía placer", ha asegurado el escritor y filósofo en la presentación de la novela en Zaragoza, donde se ha mostrado convencido de que cuando una obra se escribe con placer, parte se "contagia" al lector.

Aunque otra parte de su obra la escribe por un "sentido del deber" o porque cree que "hay que decir cosas que los demás no dicen", ha puntualizado.

"La hermandad de la buena surte", ha explicado Savater, es una novela de aventuras que pretende ser popular y accesible a todo tipo de lectores, porque el Premio Planeta responde a ese perfil, con la "novedad" de estar ambientada en el mundo de las carreras de caballos, que a diferencia de la narrativa anglosajona, en España es "un poquito más original".

Pero que una obra sea popular, ha matizado, no implica necesariamente que tenga un bajo nivel literario. "No hay que tratar a la gente como si fuera tonta", porque "hay diversiones inteligentes", ha añadido.

Savater, quien se declara un "novelista ocasional", ha confesado que uno de los motivos por los que se presentó al Planeta fue para conseguir que alguien lea sus narraciones, "porque todo el mundo compra mis libros de filosofía, y lo demás lo toman como un recreo".

En la novela hay reflexión sobre el azar, la muerte, la frustración, los amores perdidos, una filosofía que "hacemos todos", y ha intentado que cada capítulo tenga "una especie entidad separada", aunque todos confluyan en lo mismo.

Como en los roscones de reyes, ha puesto como ejemplo Savater, el lector encuentra en cada capítulo "una sorpresa añadida" y puede sonreír en bastantes páginas de la novela gracias al humor y a la ironía, que introduce a veces de forma explícita y otras más recatada.

"Siempre he entendido la tarea intelectual como una tarea humorística", en todos los sentidos, incluso cuando escribe filosofía, y "mucho más cuando se trata de ficción", ha destacado Savater.