La globalización alimenticia ha llevado al genoma a la Torre de Babel

Madrid.-  El profesor José María Ordovás, líder mundial en el campo de la Nutrigenómica, ha asegurado hoy que el abandono de la dieta tradicional por la "globalización alimenticia" ha llevado al genoma "a la Torre de Babel".

El doctor ha manifestado que el hecho de que todos coman lo mismo en cualquier lugar del mundo, comprando en las grandes superficies comerciales, "ha destruido la comunicación" que existía entre la evolución genética de cada pueblo y el medio en el que habitaba.

Es precisamente "la globalización de los hábitos de vida" lo que ha llevado a que los humanos de este siglo "padezcan tantas enfermedades crónicas, degenerativas" y, también, a que envejezcan peor.

Ordovás ha participado, junto con el cardiólogo Valentín Fuster, en un simposio organizado por el Instituto Danone en su quince aniversario de investigación en el campo de la nutrición.

El investigador, candidato al Premio Príncipe de Asturias en 2007, ha descartado que unas dietas sean mejores que otras, ya que lo importante es que cada población retome la alimentación tradicional, porque es la que han consumido sus ancestros durante miles de años.

La razón es que el genoma humano tiene una "gran plasticidad" para adecuarse a los factores ambientales, logrando la supervivencia de la raza a lo largo de los siglos en distintas áreas geográficas.

Sin riesgos para la salud, ha proseguido, los esquimales del Ártico se alimentan a base de carne de foca y de pescado y las poblaciones andinas del Perú exclusivamente con productos del campo.

"Es importante resaltar que nuestro genoma ha coevolucionado en tiempos históricos con el medio ambiente, al objeto de obtener los máximos beneficios de los recursos de cada cultura o lugar geográfico", ha indicado.

De ahí que es fundamental, para este nutricionista, mantener las tradiciones culinarias puesto que han sido el resultado de "esa interacción entre nuestro genoma y el medio ambiente", una comunicación que se ha destruido al ingerir todos los mismo.

Ante la epidemia de obesidad y sus enfermedades derivadas, ha presentado varios estudios recientes donde se demuestra que no vale para prevenirlas con reducir las grasas, ni usar antioxidantes o vitaminas ni reducir las horas que pasamos frente al televisor.

Ordovás ha esgrimido que desde hace décadas es conocida la existencia de una distinta respuesta individual a la misma dieta porque "cada uno de nosotros somos diferentes".

De hecho, la genética ha dado "pasos gigantes" hacia el conocimiento del genoma humano y hacia la caracterización de los millones de polimorfismos que diferencian a cada persona, "unos diez millones de variantes", ha matizado.

Estas diferenciaciones en los genes son responsables de la apariencia externa de cada cual pero más importante, desde el punto de vista de la salud, es la predisposición a enfermedades comunes como son las cardiovasculares, la obesidad, la diabetes, el cáncer y las neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer.

El profesor ha señalado que los estudios actuales están enfocados a identificar esas variantes genéticas relevantes para la salud al objeto de facilitar la prevención de las mismas.

"La genética hace que respondamos mejor o peor a las dietas, de ahí que en el futuro cercano seremos capaces de conocer, basados en el estudio del genoma, cuál es la más apropiada para prevenir o combatir enfermedades y otros problemas como la obesidad", ha subrayado.

Sin embargo, ha confesado que se necesitarán varios años más para aplicar con precisión las investigaciones más vanguardistas sobre Nutrigenómica a los grupos de alto riesgo y que será "en la próxima década" cuando se extenderán a la población en general.