Más de 48 horas después, el caos continúa en Bombay. Durante las últimas horas se han registrado disparos y explosiones en hotel Taj, que ha sido rodeado por la policía india. Hay más de 140 víctimas. En el Oberoi parece que todo ha terminado. Los dos españoles que permanecían atrapados dentro, Alejandro de la Joya y Álvaro Rengifo, ya han sido liberados. Esta tarde han aterrizado en la base aérea de Torrejón de Ardoz 56 de los españoles que estaban en Bombay cuando empezaron los ataques. El otro grupo volverá esta noche en un vuelo fletado por la UE. De la Joya y Rengifo regresarán mañana. Desde la capital financiera de la India han contado su experiencia. Recogemos éstos y otros testimonios de quienes han sido testigos de los atentados.
Álvaro Rengifo, uno de los dos españoles atrapados en el Hotel Oberoi.
Ha habido historias terribles. No sólo gente que ha muerto, gente herida, mucha gente que ha visto morir a otros, gente a la que le han volado parte de su habitación. [...] (Los terroristas) iban entrando en las habitaciones y me imagino que secuestrando a la gente o matándola y se instalaban ahí. Hemos tenido suerte de que no ha sido nuestra habitación una de las que han elegido. [...] El momento más duro fue cuando nos dijeron por primera vez que habían empezado a buscarnos y de repente empezó un tiroteo enorme y montones de ráfagas de bombas. Fue un horror. En ese momento nos empezaron a decir que había gente en el piso 14, donde estábamos nosotros, entonces empezó un tiroteo en esa planta.
Alejandro de la Joya, el otro español atrapado en el Hotel Oberoi.
Cuando bajaba en el ascensor del hotel Oberoi vi a dos tíos con mochila que empezaron a disparar a todas las personas que había por allí. [...] Cuando estaba en el descansillo de la planta 14, esperando al ascensor, se acercó una persona y dijo que había oído una serie de disparos. [...] Miré hacia abajo y estaba todo tranquilo. Al ver que no pasaba nada, llamé al ascensor, en el que bajaba Álvaro Rengifo, con el que había quedado para cenar. [...] Para que se nos pasasen las horas hasta hicimos juegos de magia con las cartas.
Un jefe de la unidad de comando naval habla sobre los combates en el hotel Taj y Oberoi.
La operación para localizar a los militantes se hizo especialmente difícil por los rehenes que tenían en su poder. [...] Estas personas (los terroristas) estaban muy, muy familiarizadas con el diseño del hotel y parecía que habían llevado a cabo una investigación antes [...] Son ese tipo de personas sin remordimientos. [...] Los combates tuvieron lugar en medio de la oscuridad y de la confusión, era imposible saber el número de víctimas, entre los rehenes y los atacantes. [...] No somos conscientes de cuántos han sido asesinados. [...] Cuando tiene lugar un intercambio de disparos en la oscuridad y hay cuerpos por el suelo y la sangre lo cubre todo, lo que buscas no es heridos o muertos. Lo que buscas es a alguien que tenga armas [...] Los atacantes parecían ser hombres jóvenes menores de 30 años, y estaban armados con granadas y fusiles AK-47, estaban entrenados para usarlos.
Gonzalo Garrido, portavoz de Acicae, Cluster de Automoción de Euskadi, que se encontraba cerca del hotel Taj Maj cuando empezó el ataque:
Fue muy complicado porque hubo muchos ataques en muchos sitios de la ciudad, en hoteles, hospitales, una estación de tren y una cafetería. Hubo mucha incertidumbre y mucho caos por parte de la Policía y de las Fuerzas de Seguridad de la India. Fue impresionante, pero todavía no sabía el alcance de lo que estaba ocurriendo. La gente comentaba que había un ataque de alta intensidad y que nunca en Bombay habían vivido algo igual. Yo no estaba dentro del hotel, por casualidad. Llegué diez minutos más tarde de lo previsto, justo cuando empezó todo. Tuve la suerte de no estar dentro. El día anterior a esa hora estaba cenando en el hotel.
Gulam Noon estaba dentro de su habitación del hotel Taj Mahal.
Oímos disparos de armas de fuego. Entonces nos dimos cuenta que algo andaba mal. Estaban disparando indiscriminadamente. [...] Alrededor de la medianoche hubo una gran explosión. Todo el edificio tembló. Fue aterrador. Dije, 'Oh, Díos mío, esto es terrible'. Luego hubo grandes y pequeñas explosiones, entre ellas disparos de armas de fuego. [...] Dos terroristas dispararon indiscriminadamente por el pasillo. Iban con las caras cubiertas. Estábamos preocupados por si llamaban a la puerta de nuestra habitación. Pudimos oír que estaban pateando una puerta a cierta distancia. Fue un momento espantoso. [...] El humo empezó a llegar. Pudimos verlo en el pasillo por el ojo de la cerradura. No nos atrevimos a abrir la puerta ...
Un testigo del desembarco de los terroristas.
Fue alrededor de 9:15 de anoche cuando vi como una lancha rápida con ocho hombres a bordo se acercaba a la orilla. [...] Bajaron seis con grandes bolsas y los otros dos se fueron en la lancha [...] Parecía que tenían alrededor de 20,22, 25 años. Dijeron que eran estudiantes. Cuando intentamos saber que estaban haciendo, contestaron muy agresivos y me asusté.
Otros dos testigos del desembarco
Cuando intentamos preguntarles que estaban haciendo, ellos contestaron de forma brusca y dijeron '¿qué quieres? Haz tu trabajo' y se alejó. Llevaban dos bolsas grandes de color naranja.
Marcos Abell, testigo de las explosiones.
El hotel tembló con una enorme explosión. Tres o cuatro minutos después, hubo otra explosión, todo el edificio tembló. Miré fuera para ver a la gente. Era el caos, disparos. Vi todo muy, muy horrible. Pensé que iba a terminar pero esto parece que no va a acabar nunca.
Gautam Patel se alojaba en el hotel Trident cuando empezaron los ataques.
Yo estaba en el piso 11 y mientras estaba haciendo una llamada, oí dos grandes ruidos. Fue cuando nos dimos cuenta de que algo grave ocurría. [...] Cuando oí los ruidos miré fuera y vi a mi izquierda que el hotel Oberoi estaba ardiendo. [...] Dejamos nuestra habitación, bajamos por la salida de incendios, el personal del hotel se reunió con nosotros en la parte inferior del hotel y nos llevaron al salón de banquetes donde había alrededor de 150 a 200 personas. [...] Nos quedamos allí durante aproximadamente una hora, que fue cuando escuchamos otras dos grandes explosiones. No hemos podido saber si eran de fuera o dentro del hotel y, a continuación, oímos disparos de armas de fuego. Veinte, treinta minutos después , uno de los altos jefes del hotel dijo que seríamos escoltados a la parte de atrás del hotel, en grupos de 10 personas y correríamos al hall del cine vecino, donde nos pusimos a salvo.
Gaurang Patkar estaba cerca del Café Leopold cuando comenzó el tiroteo.
Íbamos a cenar cerca del Café Leopold. Vi a gente corriendo y gritando. Era el caos. [...] En ese momento no estábamos seguros de lo que era porque pensábamos que era una lucha de pandillas. Pudimos oír los disparos. Entramos en el restaurante de este hotel y pedimos la cena. No sabíamos que estaba pasando. Pusimos la televisión y descubrimos lo que estaba sucediendo.[...] Después, los hoteles apagaron las luces y cerraron las puertas. [...] El Taj estaba cerrado y se podían oír explosiones y el edificio temblaba. Sabíamos que era muy poderoso.
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