Cuando en febrero leímos que parecía que la vuelta del chándal era una realidad, casi todos decidimos tomárnoslo como una broma (de mal gusto). El chandaleo no sólo se ha atrevido a colarse en las pasarelas (mejor dicho, los diseñadores se han acercado a él indecorosamente), sino que ya no le duele a nadie si alguien se presenta con un pantalón o chaqueta de chándal combinado con accesorios de semilujo en un evento. Parece que el sueño de los domingueros del mundo se puede hacer realidad: llega el imperio del chándal.
Es innegable lo cómodo que es y lo fácil de poner y quitar que resulta, incluso aunque seas tonto del culo. Para hacer deporte, dormir, estar en casa o realizar un viaje muy largo, el chándal es lo más práctico que te puedes poner. Esto ha llevado a que se haya creado el falso rumor de que "el chándal está súper in porque lo llevan las famosas". ¡Mal! Si nos fijamos en celebridades luciendo esta prenda no están precisamente yendo a una fiesta, sino camino del gimnasio o comprando el pan. Si hemos visto a Marc Ronson ataviado con uno, era por exigencias del guión, él siempre lleva traje. Por lo tanto, tiene el mismo sentido reivindicar el uso del chándal para la vida normal como hacerlo con pijama: ninguno.
Sin embargo, algunos diseñadores —muchos consolidados y otros nuevos— nos quieren seguir haciendo creer que el chándal puede ser divertido, y su uso una cosa increíblemente atrevida y revolucionaria que queda bien. En España tenemos incluso una abanderada del chandalismo, Krizia Robustella, que debutó en la pasada edición de Cibeles… adivinen con qué. Por más vueltas que se le dé, parece la indumentaria de un deportista o de un rapero old school, pero no una tendencia de prêt à porter. Y-3, por muy de diseño que parezca a simple vista, nunca deja de lado su faceta deportiva en forma de chándal o, lo más espeluznante, Michael Kors propone para el próximo otoño este auténtico tracksuit para combinar con plataformas. En la London Fashion Week también han 'chandalizado' al hombre para la actual temporada otoño-invierno.
¿Está loco el mundo? Como una cabra, y quizás la culpa de que el chándal haya llegado a la alta costura sea de Chanel, que ya en los 90 editó esta campaña tan bling bling protagonizada por Linda Evangelista. Bueno, y ahora también podemos adquirir su edición de 2008, que Madonna ya luce en sus múltiples desplazamientos al gym.
El observador de la moda The Sartorialist descubría el pasado abril en el festival de Hyères a este hombre con su americana, su camisa y su pantaloncito de chándal tan pancho. Yo lo sigo viendo un poco de yonqui de los 80. Sin embargo, la combinación de una de las dos piezas del chándal con otras más street es la receta que más funciona y que más se ve en la vida diaria. En American Apparel son muy comunes las chaquetas de chándal en algodón de todos los colores para combinar con el resto de tu vestuario. ¿Quieres rizar el rizo? Atrévete con el táctel en plan M.I.A. o The Klaxons. Es este estilo neoravero el que más se ve en las típicas discotecas indies, combinando las chaquetas con pitillos, leggings, faldas y tacones. Tiene medio pase.
Lo que resulta ciertamente insoportable es asumir que el pantalón de chándal se puede usar fuera del gimnasio. O, si no, ¿por qué Top Shop ha pintado éstos de plateado, más que para llevarlos en la calle y situaciones más festivas? En Diesel tienen incluso el morro de combinarlos con tacones, cual nueva rica del este o maruja de tu barrio. ¡O Gwen Stefani hace un par de años!
Juicy Couture, la firma cara más hortera y preferida de Paris Hilton, tiene una extensa sección enteramente dedicada al chándal. Yo, perdónenme, pero sólo puedo evocar a Vicky Pollard, aunque me lo quieran vender como la cosa más sexy y glamourosa del mundo.
Una última pista que nos indica que el chándal ya no tiene ningún sentido: si sus mayores usuarios en la calle, los raperos, ya no lo llevan (ni en broma veríamos hoy a gente como Pharrell Williams o Jay Z de esa guisa), será que los demás tampoco debemos.
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