Celia Villalobos lo adelantaba a las puertas del Hemiciclo mientras sus señorías levantaban la sesión. 'No hay acuerdo entre la Mesa y los portavoces de los distintos grupos, y por lo tanto, si no existe consenso no habrá placa'. Justo antes de la reunión urgente de la Mesa convocada por Bono esta misma mañana, y después de las imágenes retransmitidas anoche en todas las televisiones en las que el presidente de la Cámara comentaba que"los de los partidos propios son unos hijos de puta", la polémica desatada en torno a la espartana carmelita quedaba así zanjada.
Un amplio corrillo de periodistas interrogaba a la diputada del PP y secretaria cuarta de la Mesa. Ella insistía en que una filtración impidió que el proceso de aprobación concluyera. Efectivamente, los miembros de este órgano rector dieron el beneplácito a la propuesta de Jorge Fernández, a excepción de Teresa Cunillera (PSOE) que se ausentó. Pero faltaba consensuar el acuerdo con los portavoces. Sin embargo, la noticia saltó a los medios de comunicación antes de que Bono pudiera recoger su opinión. Y los portavoces se manifestaron a favor y en contra públicamente.
"El último milagro de Santa Maravillas", ironiza un periodista titulando la noticia que daba Villalobos, pues ha sido la religiosa única capaz de poner de acuerdo al grueso de los diputados, quienes en los pasillos no han dejado de comentar la 'incongruente' decisión, al margen de la postura oficial de sus partidos. PNV, CiU y PP apoyaban los méritos de la Santa —su vinculación familiar al Congreso, puesto que su padre y su abuelo fueron parlamentarios, y haber vivido en un edificio que hoy forma parte de la Cámara—. Sin embargo, Cristóbal Montoro bromea sobre la conveniencia, en vista de la que está cayendo, de que fuera mejor Santa Rita, a quien se le confían los imposibles, la beneficiaria de tal honor.
Las distintas versiones que circulan sobre el curso de los acontecimientos apuntan al miedo a no resultar políticamente correcto como detonante de la aprobación. La propia Villalobos aseguraba que, aunque ella no es creyente, no tiene nada en contra de nadie y por lo tanto cuando su compañero Jorge Fernández le propuso el asunto, le dijo que le apoyaría. Algo similar ha sucedido con algunos de los integrantes de la Mesa. El temor a que se les acusara de censurar la iniciativa por tratarse de una monja y la convicción de que ya se ocuparía otro colega de pararlo les animó a cerrar filas.
En la nota que ha hecho pública José Bono se explicaba que "las decisiones de la mesa en materias que puedan interpretarse como reconocimiento de trayectorias personales, no deben ser motivo de enfrentamiento o malestar entre los parlamentarios porque, en tal caso, se debilita la institución que los otorga y, con seguridad, no beneficia a quien se pretendiera reconocer".
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