Esta entrevista no la leerá Carmen Maura. No porque tenga nada en contra de soitu.es. Es que ella sencillamente ya no hace esas cosas. "En las ruedas de prensa soy natural. Tengo una cierta tendencia a cortar a un director si se enrolla mucho, pero éste [Gerardo Herrero, director de ‘Que parezca un accidente’, de estreno este viernes] me lo toma muy bien, no pasa nada. Yo quiero que todo salga ligerito, y como en el fondo me da igual quedar más lista o menos lista, más o menos ordinaria, no leo ni veo ninguna entrevista. Si lo hiciera, igual me cortaba más".
Y esa es la ventaja de pararte a hablar con alguien que tiene cuatro Goyas, dos premios de la Academia Europea, seis Fotogramas de Plata, mejor actriz en Cannes y ha sido cabeza de cartel en al menos una decena de las más importantes películas españolas de los últimos 30 años. No tiene nada que demostrar.
"Se me puede preguntar cualquier cosa y así luego contesto lo que me da la gana, teniendo la ventaja de que puedo disimular". Qué gusto. Así que no para de escupir frases grandilocuentes, aprovechables. Que dan para tres o cuatro artículos, que te inspiran más a escribir un libro que una entrevista promocional del último estreno en cuestión. La pregunta acerca de Coppola es inevitable. Es que el director de 'El Padrino' la llamó para sustituir en su última película ¡a Javier Bardem! "Ha sido una experiencia supercuriosa. La relación con él ha sido fantástica. Es muy gracioso y se ve que está en una edad en la que hace lo que le da la gana, porque se produce sus propias películas. Yo nunca había rodado con tantas cámaras a la vez. Había más de 20 cámaras a la vez cuando hablaba y muy divertido, porque me hacía decir las cosas en francés. Le gustaba mucho que hablara en francés".
¿Y cómo es él?, que diría Perales. "Coppola es muy simpático, me dijo muchos piropos, aunque no tuve tiempo de tratarle mucho. Me llamó un miércoles a casa y el lunes ya estaba en Buenos Aires. No hicimos ensayos, ni me dio grandes discursos. Es un personaje que tiene una importancia en la historia que a mí no me daba ningún miedo. Tengo la suerte de que a mí la gente importante no me impresiona. A mí me puede impresionar más alguien que haga una cosa curiosa. No me resulta difícil estar de tú a tú. Creo que es cosa de la edad. Yo le veo como a un señor mayor que tiene nietos, como yo".
Dice Maura que a ella lo que le gusta no es trabajar con gente importante, sino con gente lista (y no es que Coppola no se lo parezca, ojo). "Me mandan muchas historias y me las leo todas desde el principio hasta el final. Es entonces cuando te das cuenta de que hay muchísima gente con talento en España. A nivel de guionistas no tenemos nada que envidiar ni al resto de Europa ni a los americanos. Podemos tener menos pelas, menos costumbre a la hora de producir, pero no menos talento. Lo que pasa es que hay que intentar acertar a la primera". O sea, que el problema de la supuesta inferioridad del cine español no es de talento, sino de visión…
"Creo que se pueden hacer cosas, porque he visto a mucha gente salir adelante desde que empecé a hacer cine, por ejemplo con ‘Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón’, aunque la verdad es que entonces era más fácil, porque no había tanta gente [en el proceso]. Podías hacer un corto casi con tus amigos. Ahora es todo mucho más complicado, porque, a pesar de que antes no había tantas televisiones que pudieran echar una mano, hace 30 años había productores de los que ponían dinero de verdad. Luego se fueron acostumbrando a que el dinero se consigue en todos los sitios. Necesitamos gente rica que ponga dinero en el cine".
La crisis del cine no parece afectarle a ella, con tres películas rodadas este año y dos más pendientes para el que viene. Carmen tiene eso que llaman 'estatus'. ¿Será fruto de la buena elección, la suerte, la casualidad...? A lo mejor es que todos los buenos quieren trabajar con ella y por eso es más difícil equivocarse. "La verdad es que no me parece demasiado importante la elección de los trabajos. Aprendes que a veces has hecho cosas con toda la ilusión y no salen y otras cosas que hiciste sin esperar acaban siendo estupendas". ¿Podría decirse a lo mejor que no calcula? Ella lo explica: "A mí lo que me interesan son las experiencias nuevas. Lo único que me puede echar para atrás es un papel que vea que no me va, pero la elección de lo que voy a interpretar no tiene mucho método […]. Sé que no es muy serio, pero es que nunca me he tomado muy en serio lo de mi carrera de actriz. Cuando empecé a trabajar con Almodóvar todo el mundo me decía que me equivocaba, porque yo me había hecho ya un nombrecito en el teatro y aquello era la ordinariez y la locura. Mi contestación era: ‘En mi vida personal lo estoy pasando muy mal y este tío me divierte muchísimo, encuentro que es listísimo".
No habla con modestia, pero no es soberbia, no se toma en serio: "Yo esta profesión la veo como otra cualquiera. La única diferencia es que, si haces una cosa, al día siguiente la puede ver la gente, pero no le encuentro mérito. Pienso que tiene más importancia componer una sinfonía, tocar bien el piano, pintar un cuadro". Es consciente de lo que es la farándula. Cuando ella empezaba, el manoseado 'Mamá, quiero ser artista' resultaba más extravagante. "Antes era una ordinariez dedicarse a la interpretación, pero ahora queda chulo en las familias tener un hijo actor". Pero hay actores y actores y no todos llegan. Carmen es de las que sí y ahora le llueve el aplauso unánime. Precisamente hace un par de semanas la Seminci vallisoletana le concedió la honorífica Espiga de Oro. A todos nos gusta que nos doren la píldora. "El reconocimiento me parece muy bien, porque a la gente que me quiere le gusta. Además, cuando llegas a una edad, si has trabajado mucho ‘estás en el turno’. Yo podría estar todo el rato de homenajes...y hace ilusión, pero me los controlo mucho, máximo dos cosas de esas al año".
Ha ganado casi todo lo que se puede ganar, pero pasa con ella lo mismo que con Raúl: toda la vida metiendo goles, ganando ligas y Champions y en el momento de la verdad, en su casillero de la Eurocopa hay un espacio en blanco. El Óscar siempre la ha esquivado. "Para ganarlo es imprescindible el apoyo de la distribuidora, aunque es una cosa que nunca me ha obsesionado. Depende muchísimo de todo el mogollón hollywoodiense y no siempre pasa lo que debería pasar. Cuando ganamos con ‘Volver a a empezar’ la labor que hicieron los españoles de relaciones públicas fue increíble. No tengo la sensación de que se me haya resistido, sino de que no es para mí... y no pasa nada. Pero no me siento peor que las superactrices. Entiendo que es un poco vanidoso, pero si un día me encuentro con… no lo digo porque lo pones en el titular. Una buena actriz es una buena actriz, y las que estamos en el nivel de buenas actrices nos podemos tutear. Aquí hay muchas que se pueden tutear con Meryl Streep y con todas las buenas.
Se acaba el tiempo y después de empezar con Coppola y acabar con la Streep nos damos cuenta de que del trabajo que estrena no hemos hablado nada. Pero no se crean que ha dicho uno de esos "Yo he venido aquí para hablar de mi peli". A Carmen eso le da igual. Está de vuelta de eso y de casi todo.
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