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Obama quiere una transición fluida, pero los problemas llaman ya a su puerta

EFE
Actualizado 13-11-2008 05:02 CET

(Actualiza con desmentido de portavoz de Obama acerca de que Warren Christopher vaya a liderar la transición en el Departamento de Estado) Teresa Bouza Washington.-  (Actualiza con desmentido de portavoz de Obama acerca de que Warren Christopher vaya a liderar la transición en el Departamento de Estado)

Teresa Bouza

Washington, 12 nov (EFE).- El presidente electo de EE.UU., Barack Obama, en el que casi siete de cada 10 estadounidenses dicen tener depositadas grandes esperanzas, quiere llevar a cabo una transición fluida, pero los problemas han empezado ya a llamar a su puerta.

Su equipo de transición, que empleará a 450 personas entre ahora y la ceremonia de investidura del 20 de enero, mantiene hoy su primera reunión para acelerar el proceso de nombramientos y trazar las directrices que marquen un nuevo rumbo para el país.

Hoy mismo se conoció que el prestigioso ex senador demócrata Sam Nunn asesorará de manera informal a Obama en asuntos de defensa y seguridad, el equipo que, junto con el económico, antes quiere perfilar el próximo inquilino de la Casa Blanca.

Informes iniciales publicados en la prensa citando a altos funcionarios señalaban que Warren Christopher, quien fue jefe de la diplomacia estadounidense durante la administración de Bill Clinton, ocuparía un papel similar al de Nunn en el Departamento de Estado.

Stephanie Cutter, portavoz del equipo de transición de Obama, negó esos informes.

"El secretario Christopher es muy respetado en EE.UU. y en la comunidad internacional, pero no desempeña un papel en el proceso de transición", dijo Cutter en un comunicado, antes de afirmar que "hay mucha información errónea dando vueltas".

A falta de grandes nombramientos y decisiones, han comenzado ya los pronunciamientos y las críticas.

Los obispos, reunidos esta semana en Baltimore con motivo de su conferencia semestral, han prometido una oposición implacable contra la próxima administración por su defensa del derecho al aborto.

Los activistas anti-bélicos, como el grupo CodePink, han advertido que mantener a Robert Gates al frente del Pentágono, una posibilidad que según ha trascendido en los últimos días se baraja seriamente, violaría la promesa de cambio que Obama representa.

Influyentes congresistas demócratas se oponen también a que Obama mantenga en sus puestos al Director Nacional de Inteligencia, Mike McConnell, y al director de la CIA, Michael Hayden, según publicó hoy el diario The Washington Post, que espera que ambos altos funcionarios pierdan sus cargos.

Desde las filas republicanas, el presidente George W. Bush ha prometido una estrecha colaboración con el equipo de transición de Obama, pero los primeros roces son ya evidentes.

Altos funcionarios no identificados citados ayer por los medios estadounidenses aseguraron que existía rabia en la Casa Blanca después de que asesores próximos a Obama filtraran de forma anónima parte del contenido de la conversación privada del lunes entre el senador demócrata y Bush.

La portavoz de la residencia oficial, Dana Perino, se resistió a decir si existía "irritación" a raíz de la filtración.

"No van a escuchar eso de mí", dijo Perino, quien lamentó que haya muchos que se escuden en el anonimato para hacer filtraciones en lugar de decir lo que piensan abiertamente.

Pese al espíritu de colaboración de la Casa Blanca, algunos legisladores republicanos como Paul Broun parecen dispuestos a resucitar los temas más peliagudos de la campaña, al referirse esta semana al futuro gobernante como "marxista".

Los comentaristas más conservadores como Rush Limbaugh o Ann Coulter quieren también mantener la llama viva.

"Obama debe de estar encantado porque ahora puede volver a aparecer en público con Bill Ayers (un radical durante los años 60) y el reverendo Jeremiah Wright", del que Obama se vio obligado a distanciarse por sus comentarios incendiarios.

Fuera de Estados Unidos, donde se ha celebrado la victoria de Obama por todo lo alto, empiezan a surgir las señales de que el próximo presidente será incapaz de satisfacer a todos.

Los primeros indicios de desencanto llegan desde el mundo árabe, que ha dado una fría acogida al nombramiento de Rahm Emanuel, el combativo jefe del grupo parlamentario demócrata en la Cámara de Representantes, como jefe de gabinete.

Nacido en Chicago en 1959, Emanuel es hijo de un sionista israelí de origen ruso y sirvió como voluntario civil en el Ejército de Israel durante la primera Guerra del Golfo en 1991.

"Para los millones de árabes que expresaron júbilo ante la monumental victoria de Obama, el nombramiento (de Emanuel) ha aguado una corta fiesta", escribió el miércoles el comentarista Osama al-Sharif en el periódico Arab News.

Similares puntos de vista expresaron en los últimos días otras publicaciones del mundo árabe, como el diario marroquí al Massa.

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