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Obama quiere una transición fluida, pero los problemas llaman ya a su puerta

EFE
Actualizado 12-11-2008 19:07 CET

Washington.-  El presidente electo de EE.UU., Barack Obama, en el que casi siete de cada 10 estadounidenses dicen tener depositadas grandes esperanzas, quiere llevar a cabo una transición fluida, pero los problemas han empezado ya a llamar a su puerta.

Su equipo de transición, que empleará a 450 personas entre ahora y la ceremonia de investidura del 20 de enero, mantiene hoy su primera reunión para acelerar el proceso de nombramientos y trazar las directrices que marquen un nuevo rumbo para el país.

Hoy mismo se conoció que el prestigioso ex senador demócrata Sam Nunn asesorará de manera informal a Obama en asuntos de defensa y seguridad, el equipo que, junto con el económico, antes quiere perfilar el próximo inquilino de la Casa Blanca.

El mandatario electo también nombró a Warren Christopher, quien fue jefe de la diplomacia estadounidense durante la administración de Bill Clinton, para dirigir la transición en el Departamento de Estado.

Nunn y Christopher trabajarán con la actual administración para que la transición sea fluida en estos departamentos claves, en momentos en que EE.UU. está inmerso en dos guerras y tiene situaciones diplomáticas complicadas en lugares como Corea del Norte, Rusia o Irán.

Pero a falta de nombramientos y decisiones, han comenzado ya los pronunciamientos y las críticas.

Los obispos, reunidos esta semana en Baltimore con motivo de su conferencia semestral, prometieron ayer una oposición implacable contra la próxima administración demócrata por su defensa del derecho al aborto.

Los activistas anti-bélicos, como el grupo CodePink, han advertido que mantener a Robert Gates al frente del Pentágono, una posibilidad que según ha trascendido en los últimos días se baraja seriamente, violaría la promesa de cambio que Obama representa.

Influyentes congresistas demócratas se oponen también a que Obama mantenga en sus puestos al Director Nacional de Inteligencia, Mike McConnell, y al director de la CIA, Michael Hayden, según publica hoy el diario The Washington Post, que espera que ambos altos funcionarios pierdan sus cargos.

Desde las filas republicanas, el presidente George W. Bush ha prometido una estrecha colaboración con el equipo de transición de Obama, pero los primeros roces son ya evidentes.

Altos funcionarios no identificados citados ayer por los medios estadounidenses aseguraron que existía rabia en la Casa Blanca después de que asesores próximos a Obama filtraran de forma anónima parte del contenido de la conversación privada del lunes entre el senador demócrata y Bush.

La portavoz de la residencia oficial, Dana Perino, se resistió a decir si existía "irritación" a raíz de la filtración.

"No van a escuchar eso de mí", dijo Perino, quien lamentó que, en línea con lo que ha venido ocurriendo en los últimos ocho años, haya muchos que se escuden en el anonimato para hacer filtraciones, en lugar de decir lo que piensan abiertamente.

Pese al espíritu de colaboración de la Casa Blanca, algunos legisladores republicanos como Paul Broun parecen dispuestos a resucitar los temas más peliagudos de la campaña, al referirse esta semana a futuro gobernante como "marxista".

Los comentaristas más conservadores como Rush Limbaugh o Ann Coulter quieren también mantener la llama viva.

"Obama debe de estar encantado porque ahora puede volver a aparecer en público con Bill Ayers (un radical durante los años 60) y el reverendo Jeremiah Wright", del que Obama se vio obligado a distanciarse por sus comentarios incendiarios.

Fuera de Estados Unidos, donde se ha celebrado por todo lo alto la victoria de Obama, empiezan a surgir las señales de que el próximo presidente, como no podía ser de otra forma, será incapaz de satisfacer a todos.

Las primeras señales de desencanto llegan desde el mundo árabe, que ha dado una fría acogida al nombramiento de Rahm Emanuel, el combativo jefe del grupo parlamentario demócrata en la Cámara de Representantes, como jefe de gabinete.

Nacido en Chicago en 1959, Emanuel es hijo de un devoto sionista israelí de origen ruso y sirvió como voluntario civil en el Ejército de Israel durante la primera Guerra del Golfo en 1991.

"Para los millones de árabes que expresaron júbilo ante la monumental victoria de Obama, el nombramiento (de Emanuel) ha aguado una corta fiesta", escribió el miércoles el comentarista Osama al-Sharif en el periódico Arab News.

Similares puntos de vista expresaron en los últimos días otras publicaciones del mundo árabe, como el diario marroquí al Massa.

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