Son unos 100.000 votos el de los estadounidenses que residen en España y que el próximo martes seguirán de cerca una de la convocatorias más esperadas del año, la que enfrentará a los seguidores de Barack Obama con los de John McCain. Uno y otro campo también se han organizado en la Península para recabar apoyo a los candidatos.
Pese a la ventaja que le dan las encuestas a Obama, queda mucho recorrido todavía hasta el próximo martes. En el 2004, los sondeos indicaban que Kerry iba por delante y finalmente ganó Bush. McCain tiene a su favor no sólo una enorme experiencia de décadas dedicado a la política, sino también que no es un político clásico, y que como ha indicado en uno de sus eslóganes, «the country first»: el país es lo primero. Eso le ha permitido coligarse con los demócratas en casos particulares cuando lo ha considerado beneficioso para Estados Unidos, lo hizo con el cambio climático y también con una propuesta sobre inmigración hace un par de años cuando se asoció con el demócrata Ted Kennedy.
Obama, por su parte, tiene el historial más escorado a la izquierda de todo el Senado de Estados Unidos y aunque, a medida que avanzaba la campaña electoral, ha intentado posicionarse en el centro, no puedo creer que si gana vaya a quedarse ahí. Tampoco tiene experiencia en política exterior; ni siquiera ha cruzado nunca la frontera con América del Sur mientras que McCain ha viajado en una cuarentena de ocasiones a América Latina, se ha reunido con el Presidente colombiano, Alvaro Uribe, y con el mexicano, Felipe Calderón y conoce una zona que es fundamental para los intereses inversores de España. McCain quiere fortalecer y reforzar las relaciones con la región mientras que Obama pretende revisar Nafta, el tratado que establece una zona de libre comercio con México y Canadá.
En lo económico, Obama propone políticas muy proteccionistas, subir los impuestos a quienes ganen más de 250.000 dólares anuales, aumentar el gasto público en más de 800.000 millones de dólares anuales. Con la crisis que estamos atravesando, no es momento para ese tipo de medidas. McCain lo entiende y plantea reducir y promover la austeridad fiscal, reducir el impuesto de sociedades de un 35% a un 25% para fomentar la creación de empleo. Ese es el tipo de medidas que necesitamos.
En cuanto a Sarah Palin, es una mujer que volcó su juventud, energía y optimismo en lograr reformas que favorecieron políticas de transparencia de las grandes corporaciones petrolíferas en Alaska, el estado del que es gobernadora. Además, es la única candidata con experiencia ejecutiva, ya que todos los demás sólo han sido senadores y las responsabilidades de la Casa Blanca exigen ciertas destrezas. Palin, por ejemplo, ha llevado presupuestos de más de 6.000 millones de dólares con mucho éxito y conoce el tema energético, algo crucial para Estados Unidos que tiene que liberarse de la esclavitud de depender en un 45% de las importaciones de crudo. Por último, para mi como mujer es un modelo por su capacidad para combinar la vida familiar y profesional.
Obama es el candidato ideal en una coyuntura en la que para él se ha dado una tormenta perfecta, o sea, una combinación única de elementos. Por un lado, estamos en una situación en la que el país quiere un cambio; y la mayoría de los que buscan ese cambio van a votar por Obama, que es el mejor candidato que hemos tenido desde Bill Clinton; puede que incluso en toda la historia demócrata. Los medios han reconocido eso, desde el New York Times al Washington Post, los periódicos apoyan a Obama en una proporción de 105 a 33 en comparación con McCain.
Incluso los votantes republicanos reconocen que el candidato demócrata tiene lo que hace falta para la presidencia. Es un hombre extremadamente inteligente, y no solo un candidato locuaz. También es disciplinado, un buen gestor, tiene la perspectiva y la actitud adecuadas. Obama entiende al detalle la Constitución, cómo funciona el Gobierno, qué es lo que la gente busca y la importancia de aspectos como la transparencia.
Y no es sólo una cuestión de saber manejar bien la economía. En los últimos años hemos visto que decisiones en política exterior han colocado a Estados Unidos en una posición tremendamente mala, con consecuencias directas para los norteamericanos que viven en el país. Un presidente tiene que se capaz de manejar asuntos de orden global, porque hoy en día todo está relacionado. Necesitamos a alguien que comprenda eso y que pueda enfrentar esos problemas con curiosidad, con interés real por el mundo, con una perspectiva amplia.
Me preocupa que actualmente no tenemos suficiente contacto con el resto del mundo. Y no es que los estadounidenses no viajen o que sean tontos, pero tener interés y curiosidad y ser abierto no es suficiente. George W. Bush tenía ese problema en parte, porque nunca viajó como un viajero auténtico. Siempre lo hizo en circunstancias en las que era hijo de su padre y, después como presidente. Pero así nunca se tiene una verdadera discusión con la gente de otro país. Clinton si tenía eso y Obama también.
Al mundo exterior también le atrae más Obama. En España, se nota que la gente espera que un cambio de Presidencia traiga mejores relaciones con Estados Unidos y una mejora de las perspectivas de Washington frente al mundo. El gran desafío será responder a las expectativas, pero creemos que Obama ganará con suficiente margen como para tener espacio de maniobra. Por otra parte, Estados Unidos está tan mal, ha tocado fondo de tal manera, que sólo puede ir hacia arriba.
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