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República Democrática del Congo: por qué resurge ahora el conflicto de Kivu

Por DAVID SERVENAY* (RUE 89)
Actualizado 31-10-2008 12:32 CET

Mientras decenas de miles de refugiados huyen de los combates que enfrentan al ejército congoleño y los rebeldes apoyados por Ruanda, las tropas del general Laurent Nkunda han decretado un ‘alto el fuego’ unilateral. Sobre el terreno, el estallido de un obús de mortero cerca del campo de Kibati habría provocado un movimiento de pánico entre los refugiados: 45.000 personas estarían desplazándose hacia Ruanda y el sur de la región. Asimismo, se habrían producido enfrentamientos con armas pesadas en la zona fronteriza entre Ruanda y la República Democrática del Congo (RDC —antiguo Zaire—).

Esta reanudación de los combates alrededor de Goma es consecuencia del enésimo acuerdo de paz fallido. Como subraya el International Crisis Group en su último análisis, los grupos hostiles presentes en la región se han rearmado en las últimas semanas. Era, pues, lógico que las armas hablasen de nuevo. Volvamos sobre un conflicto que lleva 14 años devastando la región.

¿Kivu? La 'Suiza de África central'

Al contrario de lo que muestran las imágenes miserabilistas que reaparecen a cada repunte de la crisis, Kivu es una región extraordinariamente rica, lo que le ha valido el sobrenombre de 'Suiza del África central'. Esto se debe a diversas razones:

  • Con una superficie de 256.000 km2 —poco más de la mitad de España—, la región se extiende entre la cuenca del río Congo, de clima tropical, y las estribaciones de los altiplanos de Ruanda y Burundi, mucho más templados y fríos.
  • Al norte, la cadena montañosa volcánica Virunga alcanza cotas superiores a los 4.000 metros; al oeste, los bosques congoleños proporcionan un medio donde abundan los cultivos y, sobre todo, incomparables riquezas naturales: cobre, oro, coltán, y gas natural y petróleo en los lagos Kivu y Tanganica. Todas estas riquezas son objeto de tráficos de diverso género.
  • Tradicionalmente poco poblada, la región se convierte en tierra de inmigración a partir del siglo XIX, atrayendo a los 'banyarwanda' (habitantes de Ruanda) del altiplano, donde la densidad de población fue siempre muy elevada. Éstos han venido enfrentándose regularmente a los congoleños locales en múltiples conflictos territoriales.
  • Dos ciudades —capitales de región administrativa— delimitan la zona: Goma, al norte del lago Kivu y con numerosos campos de refugiados, y Bukavu, al sur del lago.

Desde los años 60, Kivu ha constituido la base de retaguardia para todos los refugiados —principalmente ruandeses— de la región, pero también un enclave codiciado por los poderes de Zaire, Ruanda y Uganda. Este 'punto débil' de África central continúa siendo una zona imposible de controlar enteramente, debido a su vasta extensión.

Los protagonistas de la crisis del genocidio de 1994

Todos los protagonistas del conflicto actual son herederos del genocidio ruandés. Resulta imposible comprender la lógica de los actores del momento sin referirse a este periodo.

  1. Entre finales de junio y principios de julio de 1994, tras tres meses de masacres, los genocidas, barridos por la ofensiva del Ejército Patriótico Ruandés (EPR) de Paul Kagame, cruzan la frontera del Zaire con la complicidad de los soldados participantes en la Operación Turquesa.
  2. En los meses que siguen, las Fuerzas Armadas Ruandesas (FAR) rehacen sus unidades, aliándose con los Interahamwe (los milicianos del genocidio), y recuperan a continuación las armas pesadas, principalmente confiscadas por las Fuerzas Armadas de Zaire (FAZ). Comienza entonces una guerra de guerrillas contra el nuevo régimen de Ruanda que dura dos años (1995-97).
  3. En octubre de 1996, Kagame confía a su jefe de Estado Mayor, el general James Kabarebe, la tarea de liquidar esta guerrilla. Comienza entonces una sangrienta caza al hombre que se extiende desde los campos de refugiados que albergan a los Interahamwe hasta Kinshasa, donde los ruandeses llevan a Laurent-Désiré Kabila al poder en mayo de 1997, provocando la caída del mariscal Mobutu.
  4. En 1998, la guerra comienza de nuevo en Kivu, causando cientos de miles de víctimas en los campos de refugiados. Cada bando —Kigali [Ruanda] y Kinshasa [Zaire/RDC]— se apoya en grupos armados más próximos a una milicia que a un ejército regular, pero bien equipados en general.
  5. Hasta 2004, los aliados de Kigali controlan en gran medida las redes de tráfico de materias primas —particularmente el coltán, empleado para fabricar los chips de los teléfonos móviles—, lo que permite a Ruanda financiar su reconstrucción.
  6. En 2004, el presidente Kagame negocia la rendición de los dos principales jefes guerrilleros de las antiguas FAR —los generales Paul Rwarakabije y Jêrome Ngendahimana—, que arrastran consigo a miles de combatientes. Pero el problema es que varios miles de ellos prefieren permanecer en la guerrilla, y siguen todavía hoy en ella.

Poco a poco, el ejército nacional congoleño (FARDC) consigue retomar el control de la región, pero se enfrenta:

  • Por un lado, a las tropas de refuerzo ruandesas que integran el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), dirigido por el general Laurent Nkunda, de 41 años, presunto criminal de guerra. Este antiguo mando del EPR ha servido siempre a los designios de Kigali, pero se convierte en un aliado molesto desde el momento en que la justicia internacional empieza a cursar órdenes de detención por las atrocidades que se le atribuyen.
  • Por otro, a los milicianos de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR), herederos de los genocidas de 1994, que siguen viviendo de los distintos tráficos locales y se han vuelto también incontrolables.
  • En enero de 2008, se ultima, pues, un enésimo acuerdo de paz, pero éste presenta al menos dos defectos: no lo han firmado las FDLR, y limita la amnistía a los 'actos de guerra'. Los autores de crímenes de guerra y/o crímenes contra la Humanidad serán procesados.

En suma, 14 años después del estallido del conflicto, ya nadie controla verdaderamente a los grupos armados que se han hecho autónomos y sirven de brazo armado a las potencias regionales.

¿Qué hace la comunidad internacional?

Como cada vez que la tensión aumenta de grado, las primeras víctimas son los civiles, en particular la población de los campos de refugiados situados en torno a Goma. A la pregunta '¿cuántas víctimas?', la misión de la ONU responde:

"Según un estudio publicado por el International Rescue Committee en diciembre de 2004, habrían muerto 3,8 millones de personas, la mitad de ellas niños. Según Jan Egeland, coordinador de Asuntos Humanitarios de la ONU, los efectos persistentes del conflicto han causado al menos 1.000 fallecimientos diarios en la RDC, al tiempo que unos tres millones de personas ‘precisan urgentemente asistencia’".

La Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUC) fue creada en 1999, tras el primer acuerdo de paz. Desde entonces, la MONUC se ha afanado en imponer el respeto al alto el fuego y desarmar a los distintos grupos armados que asolan la región.

A pesar de un presupuesto muy elevado —1.136.200 dólares para 2006— y una dotación de personal igualmente pletórica —16.475 militares, de los cuales 3.551 son paquistaníes, más 3.150 civiles—, lo menos que puede decirse es que la solución no está al alcance de la mano.

Existen diversas explicaciones para este fracaso:

  • En primer lugar, hay voluntades políticas encontradas: Estados Unidos apoya a Ruanda, mientras que los europeos, y Francia en particular, se apoyan en los congoleños junto con... los chinos, que financian buena parte del esfuerzo militar de Kinshasa.
  • Asimismo, el contingente está formado por tropas poco aguerridas para este difícil entorno. Los soldados paquistaníes han sido objeto de numerosas investigaciones por parte de la ONU, ya sea por faltas individuales o por notables errores políticos en la ejecución de su misión.
  • Por último, la región continúa siendo presa de depredadores de toda especie, atraídos por las fabulosas riquezas del subsuelo. De ahí la privatización rampante de un conflicto que era al principio netamente político.

¿Cómo salir de esta crisis?

Si hay una opinión unánime sobre Kivu, es que no existe una receta milagrosa para este polvorín permanente.

En el ámbito político, ninguno de los protagonistas ha proporcionado hasta ahora la más mínima pista de cómo encontrar una salida aceptable a la crisis, ya sea desde Kigali o desde Kinshasa. El portavoz del primer ministro belga ha declarado que solicitará "un examen de la situación del mandato y de la configuración de la Misión de las Naciones Unidas en el Congo (MONUC)". Nada más, por el momento. Bruselas ha enviado a su ministro de Asuntos Exteriores a Kigali para tratar la cuestión con el presidente Kagame.

En el terreno militar, Francia ha hecho una propuesta con ocasión de su presidencia de turno de la Unión Europea. El ministro de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, se ha mostrado favorable al envío de un 'grupo táctico' —con un máximo de 1.500 hombres— para estabilizar la situación. Esto no sería ninguna novedad: Europa ha desplegado dos misiones en el Congo; Artemis en 2003, en región de Bunia, y Eufor RDC en Kinshasa, en 2006, durante el proceso electoral. Los belgas, ausentes del conflicto desde los hechos traumáticos de 1994, cuando murieron diez cascos azules, se prestarían a enviar efectivos.



* Artículo publicado originalmente en el medio digital francés Rue89.

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