Berlín.- Centenares de berlineses acudieron hoy al aeropuerto de Tempelhof para visitar por última vez ese aeródromo, que esta medianoche cerrará sus puertas tras 85 años en servicio ligados a los capítulos más oscuros y también heroicos de la ciudad.
La vieja terminal recibió a fotógrafos de prensa, cámaras de televisión y decenas de ciudadanos de a pie deseosos de hacerse con las imágenes de la última jornada en activo del aeródromo, inaugurado en 1923.
El aeropuerto, hasta hoy el más antiguo de Europa en activo, ha permanecido en funcionamiento durante 31.068 días.
A las 21.50 hora local (20.50 GMT) partirá su último vuelo regular, un Dornier 328 con destino a Mannheim (suroeste alemán), y a medianoche despegarán un Junker Ju-52 y un Douglas DC-3, dos de los míticos "Rosinenbomber" ("bombardero de las golosinas"), como se apodó a los aviones del puente aéreo aliado que abasteció al sector occidental durante el bloqueo soviético (1948-1949).
Tras ello, se apagarán las luces de sus pistas de aterrizaje, en un acto cargado de simbolismo y melancolía para los berlineses.
Tempelhof es, para la memoria colectiva berlinesa, el aeropuerto que salvó al sector oeste del hambre durante el bloqueo soviético, del 26 de junio de 1948 al 12 de mayo de 1949.
Los aviones aliados se ganaron el apodo de "Rosinenbomber" por las golosinas que lanzaban a la población en paquetitos con pequeños paracaídas.
Las imágenes de los niños berlineses esperándoles con los brazos alzados quedaron como emblema de la mayor operación humanitaria aérea de la historia.
En total se transportaron 2,3 millones de toneladas de alimentos, carbón y medicinas en 280.000 vuelos, a un ritmo de un aterrizaje y despegue cada 90 segundos.
Tempelhof tomó así ribetes heroicos que difuminaron su imagen anterior ligada al nazismo.
El aeropuerto fue inaugurado diez años antes de la llegada de Adolf Hitler al poder en 1933 y éste lo convirtió en aeródromo central de la capital del Tercer Reich.
En esos años se construyó su imponente terminal y las alas adyacentes, admiración aún hoy de la elite de la arquitectura actual y llamada "madre de todos los aeropuertos" por expertos como el británico Norman Foster.
La imagen de Tempelhof quedó tan vinculada al Tercer Reich como al puente aéreo aliado y al cine, ya que por él pasaron grandes estrellas en los años 60, como Marlene Dietrich y Marilyn Monroe.
En los 70 entró lentamente en desuso, tras la construcción del aeródromo internacional del sector occidental, en Tegel.
Ahora, la construcción del nuevo gran aeropuerto de Schönefeld, que debe inaugurarse en 2011, ha precipitado su cierre.
Todas las campañas de salvación de los defensores y nostálgicos han fracasado, ante el hecho de que Tempelhof quedó obsoleto y su emplazamiento, en pleno casco urbano, hace inviable una ampliación.
El alcalde-gobernador de Berlín, el socialdemócrata Klaus Wowereit, desoyó todas las llamadas de salvación y decretó su cierre, por deficitario.
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