Ciudad del Vaticano.- Benedicto XVI clausuró hoy el Sínodo de Obispos con una misa solemne en la basílica de San Pedro, en la que dijo que es necesario que los fieles tengan acceso a la Biblia, "requisito indispensable para la Evangelización", y anunció que en marzo de 2009 realizará su primer viaje a África.
El Papa Ratzinger visitará Camerún y Angola. En el primero entregará a las Conferencias Episcopales de África el "Instrumentum laboris" (documento de preparación) de la II Asamblea Especial del Sínodo para África que se celebrará en octubre de 2009 en el Vaticano.
En Angola conmemorará el 500 aniversario de la evangelización de ese país africano.
El Pontífice concelebró la misa con los 325 cardenales, patriarcas y obispos de todo el mundo que durante los últimos 21 días han participado en la XII Asamblea general del Sínodo, que ha tratado sobre "La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia".
En la homilía recordó a los obispos de China a los que las autoridades comunistas impidieron salir del país para participar en el Sínodo, resaltando la comunión de los prelados con la Iglesia universal y fidelidad al Obispo de Roma.
"Pidamos a Dios que les dé alegría, fuerza y celo apostólico para guiar con sabiduría y amplio punto de mira a la comunidad católica en China, a la que tanto queremos", dijo Benedicto XVI.
Refiriéndose al Sínodo, el Papa Ratzinger afirmó que del mismo ha salido la constatación de que la Iglesia de este tercer milenio "tiene que nutrirse" de la Palabra de Dios "para que sea eficaz la nueva evangelización".
El Pontífice subrayó que es necesario que los fieles tengan "amplio acceso" a las Sagradas Escrituras.
"Se trata de un requisito indispensable para la Evangelización", señaló el Papa, que agregó que es también indispensable una promoción pastoral robusta y creíble del conocimiento de las Sagradas Escrituras".
Con ese objetivo, Benedicto XVI dijo que es necesaria una "cuidadosa" preparación intelectual de los obispos y sacerdotes y alentó a potenciar la lectura de la Biblia entre los seglares y fomentar a los animadores de grupos, especialmente a los jóvenes, para difundir la Palabra de Dios.
El Papa teólogo resaltó la relación "vital" entre pueblo y Biblia, afirmando que la Biblia "es un libro vivo con el pueblo que la lee" y que el pueblo "no subsiste sin el Libro, ya que en él encuentra su razón de ser, su vocación y su identidad".
Durante la misa se pidió en árabe por la paz en el mundo y por una sociedad más justa.
El Sínodo ha concluido con la aprobación de 55 propuestas en las que se subraya la opción de la Iglesia por los pobres, el reconocimiento del papel de la mujer en el anuncio de la Palabra y la potenciación del diálogo con los judíos y musulmanes.
Asimismo, se exhorta a los obispos a mejorar las homilías, se expresa la preocupación por las sectas y se aboga para que la Biblia sea traducida a todas las lenguas, cada cristiano tenga una en su casa y se difunda a través de todos los medios de comunicación existentes.
Además de impresa, la Palabra divina también debe resonar, según los prelados, a través de la radio, internet, la televisión y todos los otros canales de comunicación de hoy día, como son -dijeron- "los cd, los dvd y los ipods".
Los prelados también sugirieron que se enseñe en la escuela -tanto las católicas como las que no lo son- y otros centros educativos, y precisaron que la Biblia "es el gran código de la cultura universal", sin la que no se puede entender Occidente, Europa.
Los obispos señalaron que los artistas han bebido de ella para sus pinturas y los músicos han tejido sus armonías alrededor de los textos sagrados, al igual que los escritores, los poetas, los pensadores, los escultores, arquitectos y científicos.
Sobre la predilección por los pobres, los obispos dijeron que son los primeros que tienen derecho a conocer el Evangelio y que también son agentes de evangelización, "en cuanto están abiertos a Dios y generosos de compartir con los otros".
Respecto al diálogo interreligioso, expresaron la necesidad de potenciarlo e insistieron en que sea asegurada a todos los creyentes la libertad de profesar la propia religión en privado y en público y reconocida la libertad de conciencia.
En cuanto al diálogo con los musulmanes, el Sínodo insistió en la necesidad del "respeto por la vida, de los derechos del hombre y de la mujer, como de la distinción entre el orden socio político y el religioso en la promoción de la justicia y la paz en el mundo.
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