Hoy se ha visto en la sala décima de la Audiencia Nacional de Barcelona una estrategia de defensa cada vez más habitual. Se trata de echarle la culpa al menor. Ha sido durante el juicio al que se enfrentan dos jóvenes por quemar a una indigente en diciembre de 2005. Los acusados como autores materiales son tres, pero sólo había dos en el banquillo: Ricard Pinilla y Oriol Plana. Según este último, fue el tercero en cuestión, Juan José M.R. —entonces de 17 años y ya juzgado—, el autor de los hechos. Precisamente el menor de edad y el que cumple ya condena.
Según su versión, Juan José M. cogió el bidón con disolvente y entró con él en el cajero donde dormía la mendiga, María Rosario Endrinal, para rociarla y prenderle fuego. Oriol P. ha asegurado que no se percató de lo que hizo el menor con el bidón y no supo que la víctima había muerto hasta que lo dijo la Policía cuando lo detuvo, tres días después del asesinato. Además ha dicho que sólo pretendían "molestar" a la mendiga, no hacerle daño y mucho menos matarla.
Su versión no encaja con lo que dijo el menor en su día. De hecho fue su confesión la que llevó a la Policía hasta los dos mayores. Esto hace pensar que la declaración de Oriol responda a una estrategia que no es novedosa. Se trata de culpar de ciertos delitos a menores. Algo que ha llegado incluso a la captación de éstos.
Este fenómeno lo ha venido detectando la Fiscalía de Barcelona desde hace años. En la mayoría de casos, se trata de menores de 12 años que son utilizados por mafias que conocen nuestra legislación y la impunidad de que los niños disfrutan. Javier Urra, ex defensor del menor, confirma que "se inculpa con más frecuencia a menores" para librarse de condenas de cárcel. De todas formas, "no hay que olvidar que todo menor debe cumplir una pena y no va a aceptar que se ponga en juego su libertad así porque sí".
El crimen de la indigente, que conmocionó a la opinión pública, ocurrió el 16 de diciembre de 2005, cuando los tres jóvenes, que al parecer habían salido de fiesta, hostigaron y lanzaron objetos contra la mendiga, que trataba de dormir en un cajero automático, y, sin ninguna razón, la acabaron quemando viva. La Fiscalía pide por ello 28 años de prisión para cada uno y una indemnización de 98.000 para la familia de la indigente.
Por este crimen fue condenado a ocho años de internamiento Juan José M., que no llegó a ser juzgado dado que, tras reconocer los hechos que se le imputaban, aceptó la pena que solicitaban la Fiscalía y la acusación particular, que ejerce la hija de la mendiga.
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