Bruselas.- El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, aseguró hoy que el acuerdo alcanzado hoy por los líderes europeos sobre el Pacto Europeo de Inmigración y Asilo supondrá el fin de las polémicas y las acusaciones a Italia por aplicar una política más restrictiva que otros países.
"La expulsión de inmigrantes ilegales ya no será motivo de más discusiones ni polémicas acusando a los países más restrictivos, como Italia, ahora habrá normas idénticas para todos", destacó Berlusconi en rueda de prensa tras el final de la cumbre de la Unión Europea (UE).
El Pacto sigue las líneas defendidas por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y opta por una inmigración selectiva, controlada de acuerdo con las necesidades laborales y la capacidad de integración del país de acogida, con firmeza hacia los indocumentados y sin regularizaciones masivas.
El ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini, destacó la importancia de que a partir de ahora el control del flujo migratorio no dependa de acciones bilaterales, sino del trabajo conjunto de los países de toda la UE.
En esta misma línea, insistió en que las medidas de control y prevención y la cooperación con países de origen y tránsito de inmigrantes pasarán del enfoque nacional al europeo.
Las nuevas medidas se concentrarán en gestionar la inmigración legal según las necesidades y la capacidad de acogida, combatir la inmigración ilegal y expulsar a los irregulares, fortalecer los controles fronterizos, aumentar la cooperación con los países de origen y mejorar el sistema de asilo.
En cuanto al paquete de cambio climático y energía, Berlusconi, que ayer se mostraba dispuesto a bloquear las negociaciones, hoy dijo que había quedado satisfecho con la salida propuesta por la presidencia francesa de turno de la UE: que "ha dado solución a nuestra preocupación".
La solución propuesta por Francia incluye el compromiso de buscar "soluciones apropiadas" en atención a la "situación específica" de ciertos países y sectores económicos.
Sin embargo, el texto acordado hoy mantiene los objetivos medioambientales comunitarios y las modalidades concretas de aplicación se decidirán en diciembre.
Frattini aclaró que Italia no se opone a apoyar los objetivos ya acordados por la UE, sino a la rigidez de la propuesta inicial de la Comisión Europea (CE) y destacó que no se debe ignorar la necesidad de "proporcionalidad y flexibilidad".
Según Berlusconi, los países de Europa central y del Este también están "muy preocupados" por los altos costes que supondría para su industria la política medioambiental de la UE en el contexto actual de crisis financiera.
"Si Europa quiere una política para reducir las emisiones de carbono, los costes de la misma deben ser repartidos entre todos los estados miembros en igual medida".
En Europa hay países manufactureros que afrontarán grandes costes en la lucha contra el cambio climático, Italia el primero, y otros estados que tendrán costes mucho menores, explicó Berlusconi.
"No es posible que Italia tenga que afrontar costes de miles de millones de euros", concluyó.
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