Bruselas.- El presidente de turno del Consejo Europeo, Nicolás Sarkozy, defendió hoy con firmeza que la Unión Europea(UE) mantenga sus objetivos contra el cambio climático, ante la fuerte oposición de Italia y ocho países de Europa central y del Este.
Esos nueve países pidieron hoy que la UE reduzca esos compromisos ante la gravedad de la situación económica, durante un debate en la primera jornada de la cumbre de jefes de Estado y Gobierno comunitarios.
Sarkozy, en la conferencia de prensa de la presidencia, insistió en su objetivo de no reducir la amplitud de los compromisos: "no podemos dar marcha atrás en el objetivo 20-20-20", ya que "la crisis no puede frenar nuestra ambición".
Ese objetivo supone reducir las emisiones de CO2 en un 20 por ciento, que el 20 por ciento de la energía final consumida sea renovable y reducir en un 20 por ciento el consumo energético, todo ello para 2020.
Además, se quiere que para ese año los biocombustibles supongan el 10 por ciento de todos los carburantes usados en el transporte.
El presidente francés insistió en su empeño de lograr antes de fin de año un acuerdo sobre las modalidades prácticas de aplicación del objetivo en cada país, ya que "no vamos a hacer como antes: dejarlo para la próxima presidencia, y luego para la próxima".
"Que cada uno asuma su responsabilidad en diciembre", afirmó el presidente francés, quien sin embargo tendió una mano al señalar que "hay un margen de flexibilidad" a la hora de aplicar los objetivos de forma que se tengan en cuenta "las cuestiones específicas de algunos países".
Sarkozy dijo que buscará un acuerdo sobre las bases de mantener los objetivos acordados en la cumbre europea de marzo de 2007, ya que "un acuerdo pequeño" con reducciones "corre el riesgo de no satisfacer a nadie".
Además, lo planteó como una cuestión de credibilidad y peso político de la Unión a nivel internacional: "Si la primera reacción de la UE ante la crisis es bajar sus objetivos medioambientales, Europa no contará", afirmó.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, reconoció que "hubo mucha presión" por parte de algunos gobiernos comunitarios, pero insistió en que "debemos lograr una solución" en el plazo previsto.
La cuestión del cambio climático centró la cena de líderes, en la que ocho países del Este (Bulgaria, Estonia, Eslovaquia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia y Rumanía) pidieron a la UE que tenga en cuenta el impacto económico de la crisis financiera y rebaje los objetivos fijados contra el cambio climático.
En un comunicado conjunto, los primeros ministros de esos países señalaron en la cumbre que "en la época actual de incertidumbre económica y financiera (...) la política climática y energética de la UE debería reconciliar los objetivos ambientales y la necesidad de un crecimiento económico sostenible".
El primer ministro polaco, Donald Tusk, amenazó con vetar el paquete de medidas contra el cambio climático que negocia la UE "tal y como está presentado hoy", por considerar que perjudicaría la economía de su país, que genera electricidad principalmente a través del carbón.
Tusk declaró tras el debate que la propuesta es "peligrosa" para su país, y dijo que también cuenta con el apoyo de República Checa.
Por su parte, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, amenazó con bloquear el acuerdo, sobre todo por el sistema comunitario de comercio de emisiones de dióxido de carbono (ETS, en sus siglas en inglés).
Berlusconi consideró ese sistema "ridículo", y dijo que está dispuesto a vetarlo.
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