Bruselas.- Los líderes europeos concluyen hoy su cumbre en Bruselas unidos frente a las turbulencias financieras, pero con divergencias cada vez más abiertas respecto a sus ambiciosos planes de lucha contra el cambio climático.
La primera jornada de este Consejo Europeo de otoño se cerró anoche con un acuerdo unánime de los Veintisiete en torno a las medidas para restablecer el funcionamiento de los mercados y a la necesidad de una reforma en profundidad del sistema financiero mundial.
El presidente de turno de la UE, el francés Nicolas Sarkozy, anunció el consenso de todos los europeos sobre la conveniencia de "refundar" el sistema capitalista sobre bases más sanas, para que no vuelva a repetirse un colapso como el que se ha vivido.
Desde este mismo sábado, en que Sarkozy y el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso, se reunirán con el presidente de EEUU para abordar el hundimiento internacional del crédito, Europa se empeñará en la reforma de las finanzas globales.
Los Veintisiete están de acuerdo en que es necesario celebrar una cumbre internacional, en noviembre si es posible, a la que deberían asistir los líderes de todas las grandes economías del planeta, incluidos los países emergentes, para hablar del asunto.
El presidente francés incidió en que "toda Europa, sin excepción", ha apoyado las medidas definidas por los países del euro en la reunión del domingo en París, dirigidas a facilitar el funcionamiento del mercado de crédito interbancario y a inyectar capital a las entidades en apuros.
Tanto Sarkozy como el primer ministro británico, Gordon Brown, se jactaron del papel de liderazgo asumido por la UE en respuesta a las turbulencias financieras y coincidieron en que también deben ser los europeos los que marquen la senda para reformar el modelo de funcionamiento de los mercados.
No basta con las medidas de emergencia adoptadas hasta la fecha, recalcaron ambos mandatarios, que se mostraron partidarios de "un nuevo Bretton Woods", es decir, de revisar el diseño y responsabilidades de las instituciones financieras internacionales creadas en 1944 en esa localidad estadounidense -Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM)-.
La "refundación del capitalismo" que quieren los Veintisiete debe partir, según el presidente galo, de la base de que "ninguna institución financiera puede quedar exenta de regulación o supervisión".
La propuesta de Brown de poner en marcha "colegios de supervisores" para vigilar a las entidades trasnacionales suscitó algunos recelos de varios Estados miembros.
Más difícil tendrán hoy los gobernantes europeos llegar a una declaración común que permita mantener vivo el compromiso de cerrar antes de que acabe el año un acuerdo para la aplicación de los compromisos de reducción de los gases causantes del calentamiento del planeta.
Los planes de la presidencia francesa se enfrentan a una fuerte oposición de Italia y ocho países de Europa central y del Este.
Esos nueve países pidieron ayer que la UE reduzca esos compromisos ante la gravedad de la situación económica.
Pero Sarkozy insistió en no tirar la toalla: "no podemos dar marcha atrás en el objetivo 20-20-20", "la crisis no puede frenar nuestra ambición".
Ese triple guarismo significa reducir las emisiones de CO2 en un 20 por ciento, que el 20 por ciento de la energía final consumida sea renovable y rebajar en un 20 por ciento el consumo energético, todo ello para el año 2020.
Además, se quiere que para ese año los biocombustibles supongan el 10 por ciento de todos los carburantes usados en el transporte.
El presidente francés lo plantea como una cuestión de credibilidad para Europa: "Si la primera reacción de la UE ante la crisis es rebajar sus objetivos medioambientales, Europa no contará", advirtió.
La cuestión del cambio climático centró la cena de líderes, en la que ocho países del Este (Bulgaria, Estonia, Eslovaquia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia y Rumanía) pidieron a la UE que tenga en cuenta el impacto económico de la crisis financiera.
En un comunicado conjunto, los primeros ministros de esos países señalaron que "en la época actual de incertidumbre económica y financiera (...) la política climática y energética de la UE debería reconciliar los objetivos ambientales y la necesidad de un crecimiento económico sostenible".
El primer ministro polaco, Donald Tusk, amenazó con vetar el paquete de medidas contra el cambio climático que negocia la UE "tal y como está presentado hoy", por considerar que perjudicaría la economía de su país, que genera electricidad principalmente a través del carbón.
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