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El resultado electoral muestra que Harper aún asusta a una parte de Canadá

EFE
Actualizado 15-10-2008 21:33 CET

Toronto (Canadá).-  Los resultados de las elecciones canadienses del martes han confirmado el actual dominio del Partido Conservador del primer ministro Stephen Harper, pero también el temor de parte de los canadienses, especialmente en Québec, a ser gobernados por una mayoría conservadora.

Por tercera vez consecutiva, Harper ha sido incapaz de hacerse con la mayoría parlamentaria que tanto anhelaba, a pesar de que, para muchos analistas, las condiciones que se dieron en la elección del martes eran ideales para conseguirlo.

El analista Roy MacGregor, por ejemplo, se pregunta hoy en The Globe and Mail "¿cómo es posible que Stephen Harper no haya ganado una fácil mayoría cuando los liberales estuvieron, desde el principio, sin rumbo y nunca se recuperaron?".

Su primer intento se produjo en el 2004. Harper acababa de conseguir unificar la derecha canadiense -entonces dividida entre su Alianza Canadiense, basada en el oeste, y el Partido Conservador, arraigado en el este- por primera vez en una década.

Frente a él tenía a un debilitado Partido Liberal que estaba desgastado por 11 años en el poder y por las luchas intestinas entre el ex primer ministro Jean Chrétien y el que fue su ministro de Finanzas, Paul Martin.

Los liberales, además, estaban tocados por un escándalo financiero en Québec.

Harper sólo consiguió que los liberales perdieran su mayoría parlamentaria, pero Martin se mantuvo como primer ministro otros dos años.

En el 2006 el líder conservador tuvo su segunda oportunidad. Nuevamente los liberales estaban gravemente debilitados por la continuación del escándalo financiero en Québec y la incapacidad de Martin de unir al partido.

En esa ocasión, Harper fue capaz de devolver a los conservadores al Gobierno, tras 13 años de dominio liberal, pero se tuvo conformar con 124 de los 308 escaños del Parlamento.

Desde un principio, Harper expresó su descontento con la situación y repetidamente intentó provocar que los liberales derribaran su Gobierno con una moción de censura.

El Partido Liberal nunca estuvo por la labor. Tras la pérdida de las elecciones del 2006, Martin fue sustituido por Stéphane Dion, un efectivo, pero aburrido político de Québec, cuya principal virtud era no desagradar a ninguna de las facciones de los liberales.

Durante dos años, el PL votó en más de 40 veces con los conservadores para evitar elecciones anticipadas.

Harper se cansó del juego tras el verano.

Consciente de que la crisis económica de Estados Unidos afectará en el 2009 a Canadá y de que para entonces habrá un nuevo inquilino en la Casa Blanca, el líder conservador decidió disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas para hacerse con su deseada mayoría.

Pero, por tercera vez, Harper fracasó, en gran parte, por su falta de entendimiento de la idiosincrasia de Québec.

El analista Jeffrey Simpson lo explicó hoy así a la prensa: "Antes de la campaña, las estrellas estaban alineadas para una mayoría, pero sus propios errores, el repliegue de los quebequeses francófonos hacia el Bloque Quebequés y el maremoto económico de las dos últimas semanas acabaron con las esperanzas" de Harper.

El dirigente conservador no pudo aumentar sus escaños en Québec, pero aunque reconoció que le hubiera gustado tener más lugares, aseguró en conferencia de prensa que mantuvieron los resultados y negó que haya sido su personalidad la que frenó a que los conservadores en Québec lo votaran.

Pero en Québec piensan que Harper no entiende la idiosincrasia de la provincia francófona, a pesar de que durante su mandato coqueteó hasta con el movimiento nacionalista quebequés para intentar mejorar la posición de los conservadores.

Harper sorprendió a todos cuando dejó que el Parlamento aprobara una moción que declara a Québec como a una "nación" dentro de Canadá.

Hoy el líder del soberanista Bloque Quebequés (BQ), Gilles Duceppe, dejó claro que Harper va a necesitar a la provincia si quiere gobernar el país y el precio a pagar va a ser caro.

Duceppe, que liderará 50 diputados en el Parlamento, repitió que el primer ministro no puede ignorar a Québec.

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