Patronales del campo pierden apoyo al concluir una nueva huelga comercial

Buenos Aires.-  La quinta huelga comercial convocada este año por las patronales agrarias argentinas contra la política del Gobierno concluye hoy con escaso respaldo social y con críticas por la coincidencia de la protesta con la crisis financiera mundial.

Tras celebrar un acto en una zona rural, las entidades convocantes de la protesta, que representan a unos 290.000 productores, iniciaron una caravana de 170 kilómetros hacia Buenos Aires, donde tienen previsto realizar un "abrazo" simbólico a la sede del Parlamento que marcará el fin del paro.

Durante la huelga, de seis días de duración, no se enviaron cereales a las industrias ni a los exportadores y el ganado vacuno tampoco fue trasladado a los mercados de remate con el propósito de reclamar al Gobierno soluciones para el sector.

El ministro de Justicia, Aníbal Fernández, dijo que el paro agropecuario ha sido "inoportuno" e "inconveniente", además de considerar que "hay un ámbito adecuado para llevar adelante esas discusiones y allí hay que sostenerlas".

"Hemos hecho una contribución, no molestamos a la gente", aseguró a su vez el presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, al destacar que, a diferencia de las anteriores, esta protesta no incluyó bloqueos de carreteras.

Buzzi y los líderes de las otras tres patronales rurales que convocaron la huelga encabezaron un mitin en la localidad bonaerense de San Pedro (centro del país), que fue uno de los epicentros de las protestas durante las medidas de fuerza anteriores.

Aunque el acto reunió a centenares de productores que hicieron flamear banderas argentinas y entonaron cánticos contra el Gobierno, la participación fue claramente menor que en protestas anteriores.

En ese marco, Buzzi opinó que "el campo constituye una oportunidad para que la crisis financiera global no afecte al interior del país", y acusó al Gobierno de "tener una actitud de resentimiento" hacia el sector.

El enfrentamiento entre el sector agrario y el Gobierno vivió un paréntesis desde que en julio último el Parlamento rechazó el esquema de impuestos móviles a las exportaciones de granos que detonó el conflicto en marzo pasado.

Pese a que desde entonces los impuestos han vuelto a aplicarse bajo una tasa fija, los productores aseguran que su situación es peor a la que vivían en marzo por el aumento de costos, el bajón de los precios internacionales de los granos y una sequía que muchos consideran la más severa del último siglo.

Según una encuesta difundida esta semana, el 71,2 por ciento de los argentinos no está de acuerdo con el paro como mecanismo de protesta y el 29,4 por ciento discrepa con las exigencias de las patronales rurales.

El sondeo, efectuado entre 1.500 personas en todo el país por la consultora Management and Fit, determinó que el 37,6 por ciento de los consultados está de acuerdo con el reclamo de los agricultores, mientras que en las huelgas anteriores la aprobación medida por la misma empresa había fluctuado entre el 67 y el 72 por ciento.

El ministro del Interior, Florencio Randazzo, consideró hoy que "el paro no tiene ningún sentido" en un contexto de crisis global que hace que "los precios de las materias primas estén sujetos a las variables internacionales".

"La solución se aleja cuando se corta el diálogo, que no significa aceptar imposiciones", sostuvo el funcionario tras confirmar que el Gobierno planea lanzar un plan de medidas para el sector que dejó de ser discutido con las entidades agropecuarias "cuando se anunció el paro".

En tanto, Buzzi comentó que las patronales del campo sienten "curiosidad por los anuncios" que prepara el Gobierno y volverán a reunirse el próximo martes para evaluar los pasos a seguir.

Si bien ratificó que el sector "apuesta por el diálogo", el presidente de la Federación Agraria recordó que hubo dos reuniones con el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, "en las que no se resolvió nada".