Son sexys, poderosos. Su vida privada atrae sin remedio. Seguimos sus pasos y a apenas un mes de las elecciones de Estados Unidos nos hemos metido en sus cocinas para recordar que sus dietas son antagónicas, como ellos mismos. Te animamos a probarlas para que acabes de definir tus preferencias (y ya que estás, que pases un buen rato en la cocina).
Obama es joven, enérgico, fibroso. Un hombre de su tiempo que ha probado platos exóticos como el perro o la serpiente —de niño vivió en Indonesia— aunque sus gustos se allanan en su plato favorito: pollo frito. Y luego están las hamburguesas, ya se sabe, el plato americano por excelencia. Claro que Obama no las iba a comer así, tal cual y le pone un poco de mostaza de Dijon, muy a la europea. Y luego compensa con vegetales (bróculi y espinacas sobre todo) y con ensaladas de rúcola, lo que le valió las críticas de su oponente, John McCain, al que las verduras le deben de parecer cosa de vacas. Ya lo dice su mujer, si por él fuera estaría todo el día a perritos calientes, donuts y coca cola.
Pues nada, si aún no tienes claro quién es tu preferido ponte manos a la obra, prueba sus menús y escoge el que más te guste.
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