La tecnología que permita almacenar energía eólica sobrante para usarla cuando sea más necesaria está aún muy lejos de convertirse en realidad. Sin embargo, el sector español está interesado en otra opción que comienza a desarrollarse en Dinamarca: utilizar esta energía producida por los molinos de viento para recargar durante la noche flotas de coches eléctricos.
En sí, se trata de usar los automóviles enchufables a la red como si fueran baterías. Con una particularidad: en el caso de que no se aprovechase luego para mover los autos, teóricamente la electricidad almacenada en horario nocturno en su interior podría ser vertida de nuevo en la red de día a un precio mayor. Para buscar fondos con los que estudiar la viabilidad de esta alternativa, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) ha presentado a la convocatoria del Plan Nacional de I+D+I el proyecto REVE (Regulación Eólica con Vehículos Eléctricos).
Empecemos por el principio. Como es sabido, uno de los principales inconvenientes de la mayoría de las energías renovables es su impredecibilidad. En el caso de los grandes aerogeneradores, como explica Alberto Ceña, director técnico de la AEE, ocurre que a menudo sopla más viento de noche, justo cuando la gente duerme y existe una menor demanda de electricidad.
Hasta el momento, salvo algunas excepciones hace unos años, esta circunstancia no obliga a detener las palas de los parques eólicos, pero al ritmo que aumenta el número de aerogeneradores instalados sí que podría ocurrir en un futuro, cuando su producción sea demasiado grande para la demanda nocturna. Además, existe otro dato fundamental: aunque los aerogeneradores sigan teniendo preferencia para verter electricidad a la red también de noche, esta no se paga al mismo precio que de día. Así pues, ya sea por aprovechar la electricidad cuando se necesite más o para evitar venderla a un precio más bajo, lo cierto es que el sector de los molinos de viento le interesa el desarrollar algún sistema para conseguir almacenar la energía producida de noche.
Esto es justo de lo que hablaba la sesión "Los nuevos desarrollos tecnológicos ligados a la energía eólica", celebrada la semana pasada en la feria Power Expo de Zaragoza, que fue moderada por el investigador Félix Avia, del Centro Nacional de Energías Renovables (CENER). En ella, se repasaron los principales métodos en fase de investigación para llegar a almacenar energía eólica a gran escala: por medio de baterías, de agua (se bombea cuando hay viento y luego se deja caer pasando por una turbina), de aire comprimido, de hidrógeno. ¿La conclusión? "Lo que se dijo es que en general no se han producido grandes avances y la mayoría de estos sistemas siguen sin ser rentables", comenta Avia.
En el caso específico del hidrógeno, es decir, aprovechar la energía eólica para generar hidrógeno que luego pueda volver a transformarse en electricidad cuando se necesite o utilizarse en un coche con pila de combustible, si bien existen proyectos muy interesantes en España, como el proyecto ITHER de la Fundación del Hidrógeno en Aragón, el investigador del CENER lo tiene claro: todavía resulta ineficiente y demasiado complicado.
Y es aquí donde surge la opción de los coches eléctricos, que consistiría en desarrollar flotas de autos con baterías de iones de litio que puedan enchufarse a la red desde cualquier sitio. De este modo, podría dejarse recargar durante la noche como su fuesen baterías y aprovechar así mejor la energía de los molinos de viento. Esto supondría una ventaja para los eólicos, pero también para los propietarios de los coches, pues como incide Avia, podrían volver a verter a la red la electricidad acumulada luego de día a mayor precio.
Esta misma idea ha interesado ya de forma especial en Dinamarca. Hace unos meses, la compañía eléctrica danesa Dong Energy anunció un acuerdo con la empresa Better Place para convertir en realidad esta idea en el año 2011. La danesa pone la energía eólica y la estadounidense los coches, no en vano, esta compañía californiana trabaja ya también en un interesante proyecto en Israel para poner en marcha toda una red de coches eléctricos con sus infraestructuras de recarga.
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