París.- Uno de los diez soldados franceses muertos en una emboscada de los talibanes el pasado día 18 en Afganistán murió de una herida de arma blanca, según reconoció hoy el Ministerio de Defensa.
En un intento de poner fin a los rumores y la polémica sobre las circunstancias de la muerte de los militares, que llevaban a cabo una misión de reconocimiento a unos 50 kilómetros de Kabul, un portavoz del Estado Mayor dijo que uno de los soldados, herido de bala, murió "por arma blanca" en combates cuerpo a cuerpo.
El portavoz señaló que la información fue facilitada a la familia, que pidió que no se divulgue el nombre del soldado.
Indicó que los exámenes médicos de los otros ocho militares caídos en la emboscada en el valle de Uzbin (el décimo falleció al volcarse un vehículo militar) muestran que murieron por impactos de bala o de fragmentos.
Todos llevaban "varios impactos", precisó a Efe el portavoz, comandante Christophe Prazuck, quien dijo que cada familia ha sido informada sobre las circunstancias en que fallecieron sus allegados.
Señaló que los cuerpos habían sido desplazados, quizás para ser "despojados", como sucedió, o "fotografiados" por los insurgentes.
Preguntado en la televisión "France 2" sobre por qué se había silenciado hasta hoy la forma en que murió el soldado, el ministro de Defensa, Hervé Morin, dijo que "había prometido a los padres" no decirlo, pero los rumores "más locos" aparecidos, entre ellos uno según el cual fueron cuatro los soldados matados con arma blanca, han obligado a romper el silencio.
"Sólo hubo uno" matado de esa forma, "ya hemos indicado varias veces que no teníamos nada que esconder (...) No hubo prisioneros ni mutilados", aseguró Morin.
Hace días que medios de comunicación afirman que varios de los soldados franceses caídos en la emboscada fueron capturados y ejecutados por los insurgentes, una versión desmentida repetidamente por las autoridades militares.
La publicación por la revista "Paris Match" de fotografías de insurgentes con cascos, chalecos anti-balas, uniformes o incluso un fusil de los soldados galos ha suscitado una polémica en Francia.
Y hoy el diario "Le Parisien" publica el relato de la madre de un soldado que sobrevivió a la emboscada y que sigue en Afganistán.
La madre afirma que su hijo le llamó por teléfono aquel día, le contó horrorizado cómo caían sus camaradas uno tras otro bajo las balas y que hubo combates cuerpo a cuerpo.
"Los talibanes han degollado a varios de sus compañeros. Otros han sido lapidados. No se merecían morir como perros", dice la madre, que repite, según el diario, lo que su hijo le contó entonces.
Preguntado sobre si el soldado muerto por arma blanca pudo ser degollado, el portavoz del Estado Mayor no quiso hacer comentarios.
El ministro Morin llamó a "la unidad del país en la lucha contra el terrorismo que libramos junto a otros 38 países", en Afganistán.
"Llamo también a la unidad del país a favor de nuestros soldados y Ejército (...) Lo digo a quienes propagan rumores que cada vez son infundados", afirmó el ministro.
Las bajas registradas en la emboscada eran las peores sufridas por el Ejército francés desde el atentado suicida en Beirut en 1983, con 58 militares muertos, y en combate desde la guerra de Argelia.
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