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Los okupas holandeses se resisten a abandonar

  • El Parlamento prepara una ley para penar la ‘okupación’ de edificios vacíos
Por NURIA LARRAGUETA (SOITU.ES)
Actualizado 04-09-2008 17:21 CET

LEIDEN (PAÍSES BAJOS).-  "Es muy probable que la modificación de la ley salga adelante pero no provocará que el movimiento ‘okupa’ desaparezca". Éstas son las palabras de Peter, estudiante holandés de 25 años que vive desde 2006 en un antiguo edificio de oficinas en Leiden junto a otras 12 personas.

Frente de la estación de tren de la ciudad y sentados cómodamente en el sofá del salón de lo que fue un gran edificio de oficinas, Peter explica que la ‘okupación’ "es una forma muy buena de hacer presión para evitar que existan edificios vacíos en los centros de las ciudades". Hasta ahora se podía ‘okupar’ cualquier edificio que llevara por lo menos 15 meses vacío. Bastaba con instalar un colchón, una mesa y una silla, lo que en holandés se conoce como 'huisvrede' (hogar), para que se convirtiera automáticamente y legalmente en tu nueva casa.

Sin embargo, el Gobierno pretende ilegalizar esta forma de vida, argumentando que en la actualidad se ha convertido en una salida para muchos jóvenes que quieren evitar gastos de vivienda. Sus orígenes quedan lejos ya, décadas de los 70 y 80, y poco se parece, según percibe el Estado, a aquel movimiento impregnado de ideología anarquista.

Estos jóvenes suelen acudir a las grandes ciudades que, según Peter, están en contra de la ilegalización de la ‘okupación’ "porque haría aumentar el volumen de casas vacías y supondría un gran trabajo de mantenimiento, seguridad y vigilancia para estas ciudades".

Peter, que estudia Antropología Cultural en la Universidad de Leiden, asegura que instalarse en estos edificios es la alternativa de vivienda que falta en la sociedad y que mucha gente necesita. Para prevenir esta práctica, Holanda puso en marcha un sistema ‘anti-okupación’, por el que se alquilaban los edificios susceptibles de ser ‘okupados’ a gente que a modo de guardianes vivían y cuidaban de la casa a cambio de una renta baja.

"Nuestra casa terminará convirtiéndose en una vivienda ‘anti-okupa’", señala Floris, hermano de Peter, mientras nos ofrece una taza de té. Este sistema de alquiler está expandiéndose mucho en Holanda, pero, según Floris, "es horrible". Frente al atractivo de poder vivir en un edificio de oficinas o en un antiguo hospital o incluso en una escuela por un bajo precio, se encuentran una serie de desventajas que son "inconstitucionales" según reflexiona Floris.

"Es un sistema muy injusto, tienes que pagar un alquiler al dueño por hacerle el servicio de guardarle la casa y no tienes ninguna seguridad ni protección porque no tienes los derechos que tienen los inquilinos", explica Peter. "Tienes más derechos siendo ‘okupa’ que ‘anti-okupa’", añade su hermano: "Te dan más avisos cuando hay que desalojar un edificio".

Estos ‘okupas’, que aseguran tener contacto con abogados y políticos para conocer la situación, aprovechan el espacio de su casa para realizar distintas actividades. Desde preparar comidas vegetarianas hasta ofrecer salas de ensayo para bandas de música locales, pasando por tener su propio cine cada viernes noche. Además, organizan charlas informativas sobre los derechos de los ‘okupas’ y de los ‘anti-okupas’, ya que, según aseguran, "mucha gente no los conoce".

Como ellos, hay por lo menos otras cuatro organizaciones en Leiden que, desde hace años ya, realizan sus actividades en edificios ‘okupados’. El colectivo Eurodusnie tiene un centro social donde ofrecen talleres, obras de teatro, acceso a internet y comida vegetariana. El conocido Bar & Boos se ha convertido en un lugar de referencia para nuevos DJ’s, mientras que desde el centro Fabel van de Illegaal, organización contra el racismo, ofrecen asistencia médica a los inmigrantes tres días por semana.

Es difícil aventurar cuántos como ellos quedan todavía en Holanda "porque no se hacen encuestas y no es fácil saber si una casa es ‘okupa’ o normal", aclara Peter. Algunos medios de comunicación indican que ahora sólo quedan 1.500 okupas en Holanda, en unos 100 o 150 edificios, pero estos dos hermanos aseguran que esa cifra correspondería sólo a la ciudad de Rotterdam.

Ellos ‘okuparon’ su casa hace más de dos años y por ahora no han recibido ningún aviso para su desalojo.

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