El Vladimiro y yo somos más tranquilos, más de verlas venir. El Ahmed, en cambio, tiene un mal pronto. No veas cómo se ha puesto hace un rato, cuando ha escuchado por la radio lo de la banca y sus beneficios. Cuando se cabrea, el Ahmed grita en árabe, y a nosotros nos parece que jura en arameo y nos hace gracia. Pero esta mañana tenía razón: lo de la banca no hay quien lo entienda, y si lo entendiéramos, para mí que nos parecería aún peor.
Van los banqueros y dicen que en el primer semestre, de enero a junio, han ganado 9.712 millones de euros. Un 1,15% menos que de enero a junio de 2007, pobrecitos. ¿Se han fijado en la cifra? 9.712 millones. A mí no me cuadra, porque si la crisis afecta a todos, si las inmobiliarias les han dejado todos esos pufos (sólo Martinsa, que suspendió pagos en julio, les debe más de 4.000 kilos), si no prestan un duro a nadie porque dicen que no hay dinero, si ahora mismo, por lo que parece, están tocándose los huevos todo el día, ¿de dónde sale la pasta? ¿Tanto nos sacan de intereses? Pues sí, por lo visto nos sacan un pastón por los intereses y por las comisiones ful, esas que sólo son unos eurillos y no protestas, porque para qué.
El Ahmed se pone como una fiera, pero es un pardillo. Va el tío a la cocina, saca del cajón el cuchillo de pelar patatas, y nos dice que hoy nos invita a comer. Esas cosas, cuando se las escuchas a alguien con una cara tan patibularia como la del Ahmed (se va a enfadar por esto, pero es verdad) que, además, lleva un pincho en la mano, acojonan bastante. "Atracos no, Ahmed, que tienes madre", le ha implorado el Vladimiro. El Ahmed se ha puesto muy digno y nos ha pedido tranquilidad. Eso ha dicho: "Tranquilidad, señores, que yo pienso ser un delincuente de guante blanco". Y nos ha comunicado su plan: ir a un cajero automático, descerrajar con el cuchillo "el cajoncillo de la pasta" (eso ha dicho) y forrarse. Y, acto seguido, invitarnos a comer.
El hombre se cree que los cajeros automáticos son como las cabinas telefónicas, que las cuatro que quedan están todas reventadas. Ha habido que explicarle que lo del cajero automático es tecnología avanzada y superblindada, y que no hay forma de abrir el 'cajoncillo'. Y que el delito está muy feo, y que su madre se iba a disgustar lo mismo si le pillaban arañando un cajero con el cuchillo de las patatas.
La tontera se le ha pasado en un minuto. Lo del Ahmed sólo es un pronto. Peor es lo del Vladimiro, que ya me está dando la brasa con que le deje el ordenador para entrar en un chat y ligarse una señora rica. Un aviso: si en algún chat aparece alguien que se presenta como 'caballero latinoamericano, acomodado, alto y de buena presencia, gran conversador y aficionado a la natación', sepan que es el Vladimiro. Denle recuerdos de mi parte.
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