PEKÍN.- No fue racismo. Lo de la publicidad de la selección española de baloncesto imitando a los chinos fue una pésima decisión de un publicista que posiblemente no se haya despegado de la pantalla de su ‘mac’ en la vida. El anuncio prueba qué ocurre cuando alguien se lanza a la carretera en una noche cerrada con las luces cortas. Que se la pega. Pero, ¿nadie en el equipo o entre los patrocinadores hizo el esfuerzo mental de mirar un poco más allá de los esquemas mentales que dominan en España? ¿A nadie se le ocurrió en ningún momento que esto podía ser ofensivo?
Claro que, poniendo las cosas en su sitio, ¿es para tomárselo tan mal? ¿Para afirmar, como han hecho algunos diarios británicos, que España es la cuna del racismo en el deporte? En China, el anuncio apenas ha tenido eco en la prensa local. Las búsquedas en chino de Baidu.com o Google.com sólo dan un par de resultados. Son los blogueros, ese ejército de guerreros incansables, quienes le han dado algo de importancia. Pero en la calle, pocos se han enterado. Más les dolió que el conjunto español derrotase ayer a la escuadra de Yao Ming.
"¿Qué hacen?", preguntan dos aficionados del baloncesto, sorprendidos, pero sin entender la imagen de los españoles estirándose la piel de las sienes. Todas las semanas, Song Haolin y An Weikang, ambos estudiantes de 17 años, acuden a las canchas del parque Ditan para soñar que son sus ídolos. Prefieren a Sun Yue, la estrella en ascenso del baloncesto chino, más que a Yao Ming. "Tiene más fuerza y sus movimientos son muy elegantes", dice Song. Ayer martes, vieron el duelo en casa y dicen que alucinaron con la remontada de España.
"Pero los dos equipos, tanto China como España, no dieron lo mejor de sí. Ni Pau Gasol ni Yao Ming estuvieron a la altura de lo que han demostrado otras veces", cuenta An. El encuentro terminó, tras la remontada del último cuarto, en 85-75. Era la segunda derrota de China en estos Juegos, tras perder en su debut contra Estados Unidos, el domingo. "Es que nos han tocado dos de los más fuertes para empezar…", replica el primero.
De vuelta a la publicidad de la selección, Song insiste: "Pero, ¿por qué hacen eso?". Les explico que tratan de imitar la forma con la que los occidentales vemos los ojos de los chinos. "En España tenéis gente rubia y morena, ¿no? Pues aquí también hay gente con ojos grandes y pequeños". Está claro que no consideran que haya nada de especial en sus ojos. "¡Menuda estupidez!", dice otro jugador de la cancha, Tian Yuan. "¿Qué pasaría si el equipo chino de baloncesto posase con las manos haciendo como que alargan la nariz? O peor, ¿sugiriendo que todos los españoles son bajitos y huelen mal?".
"En China no se entiende este gesto", me cuenta Natalia Pi, que es una amiga nacida en Taiwán, de padre chino y madre coreana, y que ha vivido en todos estos países además de en Estados Unidos y España. Dice que ella lo conoce por su experiencia en el extranjero y que sí, que le fastidia verlo en una selección de baloncesto. "Muchas chicas en Asia se hacen la cirugía estética para cambiarse los ojos, para tener dos párpados en vez de uno, que da una impresón de que son más grandes. Lamentablemente, no nos apreciamos como somos. Muchos quieren parecerse a la gente blanca: ojos grandes y piernas largas. De hecho, siempre nos reímos de Lucy Liu, de cómo siendo tan fea ha podido llegar a ser famosa en Occidente».
"Los españoles deberían empezar a actuar como miembros de la familia global. Puede que sea perfectamente aceptable actuar así en España, pero si quieren ser respetados por otras naciones como gente civilizada, deben empezar a prestar mayor atención a sus acciones y sus palabras", concluye Natalia.
Al anuncio no hay que darle más importancia de la que tiene: una pésima campaña publicitaria, sin gracia si es que la buscaba. Pero con matices, comulgo con Natalia. El deporte español —leáse sobre todo tenis, ciclismo, fútbol y baloncesto — está disfrutando un momento de gloria muy dulce. Pero para llevarse todas las medallas hay que saber comportarse también como un campeón fuera del campo.
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