Santa Cruz de Tenerife.- La capacidad de regeneración que tiene la vegetación canaria ha permitido que un año después de los grandes incendios forestales que arrasaron Tenerife y Gran Canaria, el monte se muestre verde, aunque esta situación de optimismo no se corresponde con la de muchos afectados, que se quejan de la escasez de las ayudas o de que no han llegado.
Un total de 35.000 hectáreas afectadas y más de 12.000 personas evacuadas fue el resultado de estos incendios forestales que comenzaron en Gran Canaria el 27 de julio de 2007 y el día 30 del mismo mes en Tenerife.
La recuperación sorprende incluso en las zonas donde el fuego atacó con mayor virulencia, según explica a Efe el consejero de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, Juan Salvador León, quien esta semana visitó la reserva natural de Inagua que quedó devastada por el incendio provocado presuntamente por un vigilante forestal.
Ni los más optimistas podían pensar que en tan poco tiempo el verde sustituyera el paisaje de las cenizas, pues se calculaba que en dos o tres años estaría como ahora, con el añadido de que el invierno ha sido muy malo en lluvias.
En Tenerife, y a pesar de que este invierno ha sido uno de los más secos de los últimos 60 años, se ha conseguido que en el monte quemado luzca "cierto verdor", manifestó a Efe el consejero de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife, Wladimiro Rodríguez Brito.
El consejero insular afirmó que tanto el pino canario como el monte verde (fayal brezal) se reproducen sobre su propio tronco por lo que se espera, si la humedad del invierno así lo favorece, que en dos años el monte tinerfeño tenga la misma imagen que antes del incendio.
EN ESPERA DE JUICIO
En Tenerife, nada hacía presagiar que el incendio forestal que comenzó el lunes, 30 de julio, en la zona de Los Campeches, en el municipio de Los Realejos, arrasara en dos días 15.000 hectáreas y provocara la evacuación de 10.000 personas.
En Gran Canaria el fuego arrasó 18.700 hectáreas, 8.000 de pino canario de los parajes naturales de Inagua, Ojeda y Pajonales situados en el centro de la isla, pero también los palmerales y cañaverales, algunos emblemáticos, que han comenzado a brotar de nuevo.
Doce meses después de la tragedia, el vigilante forestal que presuntamente la originó en Gran Canaria permanece en prisión preventiva en el centro penitenciario del Salto del Negro pendiente de juicio.
AYUDAS QUE NO ACABAN DE LLEGAR
Después de un año de la tragedia, las 400 familias grancanarias agrupadas en la plataforma "Más nunca" lamentan que aún no se han abonado al cien por cien las ayudas anunciadas a "bombo y platillo" por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Así lo explica su portavoz, Gustavo Rodríguez, quien añade que no entienden por qué las viviendas de segunda residencia, que son muchas de las dañadas, quedaron exentas de las ayudas, pues se trata de construcciones que forman parte del paisaje rural, la mayoría heredadas y con un gran valor etnográfico y cultural.
También se quejan de los numerosos requerimientos que contiene la normativa estatal que regula las ayudas, que ha sido motivo de rechazo de solicitudes que carecían de la documentación exigida.
La plataforma conmemoró el pasado fin de semana el primer aniversario del incendio para recordar a la sociedad que no se puede olvidar la magnitud de la catástrofe ocurrida, porque, a juicio de este colectivo, un año después la situación es prácticamente la misma.
Una escultura de una gota de agua tallada en piedra de Juan Carlos Álamo Hernández, hijo de un afectado de la zona de Ayagaures, se instaló al pie de la casa forestal de Pajonales, en las proximidades de donde se inició el incendio, en el corazón de la isla de Gran Canaria, para que quede en el recuerdo el tremendo daño causado.
La Asociación de Vecinos Afectados de Masca, en Buenavista del Norte, también se queja de que las ayudas, aunque ya han llegado, son escasas y no cubren la totalidad de los bienes que se perdieron.
Además, según el portavoz vecinal Riquelme Díaz, el hecho de que muchas de las casas afectadas sean patrimonio cultural ha dificultado su rehabilitación, que comenzará en septiembre.
El año de espera ha sido duro, nadie ha podido olvidar el fuego y aún se vive con temor, afirma Díaz a Efe.
CONDICIONES AL LÍMITE
El consejero grancanario recuerda que las difíciles condiciones climatológicas, la orografía y el material combustible vegetal almacenado, fueron la causa de que alcanzara unas dimensiones sin precedentes en la isla.
Lamenta que un año después del fuego se siga sin comprender que se actuó en condiciones "límite" que sólo se han repetido en los dos incendios históricos de California (Estados Unidos) y Australia, en los que desgraciadamente hubo muchas pérdidas de vidas humanas, que en el caso de Canarias se consiguió evitar.
Reconoce que hubo descoordinación en algunos momentos, pero rechaza las críticas a la falta de medios materiales y humanos, porque se contó con ellos. El problema, insiste, es que los condicionantes impedían actuar.
"En ocho horas el fuego calcinó 8.000 hectáreas", recuerda el consejero, quien se siente orgulloso de cómo se luchó contra las llamas que afectaron a los municipios de Tejeda, San Bartolomé, la Aldea de San Nicolás y Mogán, cuyo casco histórico se tuvo que evacuar, al igual que muchos otros pequeños núcleos rurales.
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.