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¿Es posible Apple después de Jobs?

  • El anuncio de beneficios de la empresa se empaña por los rumores sobre la salud de Jobs
Por DELIA RODRÍGUEZ (SOITU.ES)
Actualizado 22-07-2008 21:23 CET

Apple acaba de presentar sus resultados económicos trimestrales. Son excepcionales: los beneficios han aumentado un 30 por ciento respecto al año pasado. Incluso se ha colocado como el tercer fabricante de ordenadores de EEUU, sólo detrás de HP y Dell, demostrando a los escépticos que no todo es 'iPhone' dentro de la empresa. Pero a pesar de las cifras los accionistas de la compañía no estaban ayer especialmente contentos.

La aparición de un Jobs extremadamente desmejorado en la presentación del iPhone 3G hace un mes desató las alarmas sobre el estado de salud del consejero delegado y 'dios todopoderoso' de la compañía. La empresa lo achacó a un tratamiento puntual con antibióticos. Pero el New York Post contaba ayer que quienes se han reunido con él desde entonces se han quedado sorprendidos negativamente por su delgadez. Para Apple, la salud de Jobs es "un asunto privado". Pero no lo sería la previsible bajada de las acciones de la empresa si se confirmaran las malas noticias. El directivo salió airoso de un cáncer de páncreas en 2003, un asunto que la compañía llevó en absoluto secreto, según su costumbre.

Si siempre es complejo para una empresa plantearse la sucesión del fundador, en este caso lo es más porque Apple es en gran parte Steve Jobs. "Se trata de un caso de protagonismo del líder brutal. Fundó la empresa, la abandonó y se quedó totalmente desorientada hasta que volvió en olor de multitudes para salvarla", explica Enrique Dans, profesor de Sistemas de Información en el Instituto de Empresa. Tan carismático, brillante y buen estratega como difícil de carácter (algunos lo resumen en 'egomaníaco' o sencillamente insoportable), el empresario también atesora una difícil historia personal que comenzó cuando fue entregado en adopción al nacer. "Está totalmente vinculado a la marca, existe una mitomanía alrededor de su persona que él fomenta. Cada 'keynote' suya es una situación casi mística", ironiza Dans.

Santiago Álvarez de Mon, profesor del IESE y experto en liderazgo, no encuentra un caso similar al de Jobs. Recuerda su multitudinaria conferencia en Stanford ante miles de estudiantes, en la que reconoce las cualidades inequívocas de un líder: la capacidad para seducir, emocionar y transmitir mensajes y energía positiva. Pura comunicación. Al fundador de Apple le basta salir al escenario con unas New Balance, unos Levi's y un jersey negro para convencer al mundo de que los teléfonos móviles sirven para navegar y no necesitan botones. Dans ve ahí su secreto: "utiliza un estilo comunicativo simple, va siempre vestido igual, cuenta las cosas igual, refuerza la comunicación... es una exageración de sí mismo".

No es fácil ser dios

El peligro que Álvarez de Mon ve en la situación de Apple -que no ha dicho ni palabra sobre un plan de sucesión de su CEO, y muchos dudan siquiera de que exista siquiera- es que se caiga en el "mito del líder". "No se trata de gente de otro planeta", puntualiza. "Apple debe demostrar que no es una empresa infantil que está esperando que llegue el líder. Debe generar dentro una cantera de talento con habilidades e inteligencias distintas. La personalidad imaginativa debe ser un vivero de otros líderes". Algo que no siempre sucede y en lo que Apple puede no ser distinta a una clásica empresa familiar: "Una cosa es tener ideas geniales, y otra formar un equipo. El fundador genial puede no ser tan bueno delegando y no todos los empresarios son capaces de dejar un legado", añade el especialista.

Por su parte, Dans confía en la fortaleza del valor de marca de la compañía de la manzana, que no es de la estricta propiedad de Jobs. "La idea de objeto de culto, que apetece tener y mostrar y que le ha hecho conseguir unos márgenes impresionantes para el sector pertenece a Apple. El líder refuerza esto, pero si se va no desaparece". La situación contrasta con el pacífico relevo de otro genio tecnológico en teoría insustituible, Bill Gates, que acaba de jubilarse de su trabajo al frente de Microsoft de forma perfectamente planeada.

¿Qué situación se encontraría un hipotético sucesor de Steve Jobs al frente de Apple? "Difícil", responde Álvarez de Mon. "Correría el riesgo de eternizarse en la comparación. Debe ser un alumno humilde, abierto, disciplinado, pero que después pase página y encuentre su estilo. Los grandes fracasos en estas situaciones se producen porque el sucesor intenta hacer lo mismo que su maestro, y por lo tanto pierde la capacidad de convencer. Le recomendaría que se empapara de Jobs y que luego se asegurara de que es él quien dirige la empresa". Dans opina que todo sería más sencillo "si se encontrara a alguien con un carisma parecido, con una visión de época y que tenga fuerza dentro de la comunidad", dados los malos resultados que se encontró la compañía cuando recurrió a un dirigente de otro sector.

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