Barcelona.- El primer secretario del PSC, José Montilla, sigue sin desvelar los detalles de la nueva ejecutiva y ni tan siquiera ha hablado con Manuela de Madre sobre la posibilidad de que la dirigente de Santa Coloma de Gramenet se convierta en la presidenta de una dirección que podría renovar en hasta un 50%.
Así lo han explicado diversas fuentes socialistas, aunque Montilla y su entorno más cercano siguen manteniendo un férreo silencio.
A la salida del plenario del XI congreso del PSC, que se celebra en el Palacio de Congresos de Cataluña, el propio Montilla hacía gala ante algunos periodistas de su hermetismo.
"¿Hará miembros natos a los consellers y ministros? ¿Qué grado de renovación tendrá la nueva ejecutiva? ¿Estarán los alcaldes de Tarragona y Lleida? ¿Será Manuela de Madre la nueva presidenta?", preguntas ante las que un sonriente Montilla aseguraba una y otra vez: "Esto toca mañana".
Pero en los pasillos del congreso, militantes y cargos institucionales y del partido no paraban de hacer comentarios sobre los que, dicen, "seguro" que entran y los que, afirman, "seguro que salen".
De estos últimos, diferentes fuentes consultadas apuntan a que dejan la ejecutiva el ex alcalde, ex ministro y nuevo embajador en Turquía, Joan Clos, la ex alcaldesa de Badalona y senadora Maite Arqué, y otros dirigentes, como la secretaria ejecutiva de Solidaridad y Cooperación, Maria Lluïsa Ferré, además de otros vocales.
De los que entran, y en clave de representación territorial, las fuentes consultadas dan por muy probable la entrada de los alcaldes de L'Hospitalet de Llobregat, Núria Marín; de Salt, Iolanda Pineda; de Tarragona, José Félix Ballesteros; y de Lleida, Àngel Ros.
Asimismo y en la línea de renovación que desde el primer día apuntó el portavoz del partido, Miquel Iceta, es posible también la entrada de jóvenes valores como el responsable de la fundación Rafael Campalans, Albert Aixalà, la diputada autonómica Rocío Martínez o la diputada en el Congreso Meritxell Batet.
Desde algunas agrupaciones también se apuntaba como una posibilidad, poco sólida en este caso, que entrase en la dirección un dirigente con perfil inmigrante, como Mohamed Chaib, de origen marroquí.
Sería la forma de seguir la línea marcada por José Luis Rodríguez Zapatero, que situó en la ejecutiva del PSOE a la dominicana Bernarda Jiménez, o de Manuel Chaves, que en el PSOE andaluz colocó al frente de la secretaría de Cooperación e Integración a Si Lahbi Chebbat, de origen marroquí.
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