Florentino Pérez, presidente del grupo constructor y de servicios ACS, más conocido como ex presidente del Real Madrid fuera del mundo de los negocios, ha vuelto a poner a prueba su comentado sentido de la estrategia. De una tacada, con un par de filtraciones oportunas - la primera la de ABC- Pérez ha puesto nerviosos a los directivos de EDF, la primera compañía eléctrica de Francia con mayoría pública- y de rebote ha incentivado las escasas expectativas que tenían los alemanes de E.ON -la gran eléctrica alemana que no ha escarmentado con sus disgustos en nuestro país.
Pero sobre todo, Pérez ha puesto nervioso a Ignacio Sánchez Galán, el presidente de Iberdrola, el killer del sector eléctrico, el hombre que antes estrujó lo verde en el sector energético nacional, el tipo al que desde hace medio año Pérez acosa para que suelte Iberdrola. Le estrecha el ring día a día, mientras el resto del mundo de los negocios observa con morbo disimulado como será el encontronazo final de estos dos escorpiones. Hay que decir que de cara al asalto definitivo, de momento Pérez tiene más simpatías que Sánchez. Porque 'Flo' -apelativo con el que ya sólo le llaman en su casa y los amigos más íntimos- no sólo cuenta con el respaldo de sus poderosos socios y jefes, los March (dueños del 20% de ACS), los Albertos (más del 12% de ACS) más el propio Florentino que ya tiene alrededor del 11%, sino con el respaldo del resto del sector energético. Se la tienen jurada a Galán por haber dinamitado el status quo en el que tan felices vivían los eléctricos desde hace décadas.
Pero ¿y qué ha hecho Florentino para alterar a gentes tan importantes y con tantos poderes y dineros? Pues poner un cartel oficial de que SE VENDE el 45% de Unión Fenosa, la tercera eléctrica de este país, en la CNMV (la comisión Nacional del Mercado de Valores) a las 8,50 horas de la mañana. con sólo ese anuncio -no cobran por él, es un regulador público- Pérez y sus socios ya se han embolsado unos cuantos millones, porque las acciones de Fenosa -y de los demás implicados- se han disparado en bolsa al olor de la carnaza.
Y todo pese a que hace meses que el cartel de venta corre por el sector. Puede comprar la eléctrica gallega quien disponga de algo más de 5.200 millones de euros, que es lo que vale ahora en los mercados. ¿Y por qué se va a irritar más Sánchez Galán? El presidente de Iberdrola -la segunda eléctrica nacional- lleva meses y meses poniendo trabas a los deseos de ACS (recuérdese, Florentino, los March y los Albertos) de fusionar Iberdrola y Unión Fenosa. Es más, Pérez se siente desilusionado, puesto que compraron el 10% de Iberdrola con vistas a la fusión con Fenosa, y no esperaban tanta resistencia del salmantino Sánchez Galán. Por eso la conclusión de que ACS vende Unión Fenosa para rematar el asalto a Iberdrola ha corrido como la pólvora.
Lo que ha corrido más despacio -habrá que reposar y esperar a la prensa de mañana- es que el ex presidente del Real Madrid busca una decisión definitiva por parte de los franceses, que no terminan de firmar el acuerdo ni los flecos de la venta (decían que a 16 euros por acción) comienzan a irritarle, apuntan fuentes cercanas a la operación. Para animarles ¿qué mejor operación que recordar qué hay otros muchos interesados en comprar Unión Fenosa? Porque el que compre el 45% de la eléctrica que digna y resignadamente pilota Honorato López Isla (guardián del último rescoldo del añorado Victoriano Fernández Reinoso) tendrá que lanzar una opa por el 100% de la gallega, de acuerdo con la legislación española.
Los hay también que mantienen que a Pierre Gadonneix, el presidente de EDF, ganas no le faltan de aliarse con Florentino y marchar contra Sánchez Galán. Porque lo que los ciudadanos de a pie deben de saber es que estos poderosos hombres son tan víctimas de sus filias y fobias, de sus cuestiones de química ("con este me llevo bien, con este no") como el resto de los mortales.
Qué una operación quasi de Estado, de estrategia para un país, pueda verse mediatizada por las pasiones entre los grandes parece asombroso, pero así es. Y la pasión de Gadonneix por Sánchez Galán se ha incentivado ultimamente. Hace tan sólo un par de días que el todopoderoso presidente de EDF ha tenido que apechugar con la noticia de que deberá de declarar en un juzgado de Bilbao el próximo septiembre por las denuncias que le puso el presidente de Iberdrola. Aunque Guidonneix no tendrá que ir en persona a Bilbao (lo hará la secretaria general, Mariann Laigneau) es fácil entender lo que irrita a estas gentes subir las escaleras de cualquier juzgado. El presidente de la eléctrica gala estaría entonces esperando, como Florentino, todos los parabienes oficiales de los dos gobiernos (el francés y el español), que no se dan la prisa necesaria.
¡Con lo que Florentino se ha trabajado el apoyo de Zapatero y de Miguel Sebastián para esta operación! No ha habido acto oficial del ministro de Industria, ya fuera en el Ritz, en el Palace o en hoteles de menos fuste de la capital, donde el ex presidente madridista no haya acudido presto para después buscar un aparte con Sebastián. Al fin y al cabo, una operación de estas características, en la que vas a vender a los franceses la tercera compañía nacional de un sector estratégico como el eléctrico, mejor tenerlo claro con el Gobierno. Aunque sea un Gobierno que ya autorizó la venta de Endesa, la primera eléctrica española, a otra empresa pública, la italiana Enel. Caducas quedaron ya las consideraciones sobre la privatización de la energía en este país, los comentarios de los nostálgicos, que aún se preguntan si para este viaje (el de vender el sector eléctrico a franceses e italianos) hacían falta tantas alforjas privatizadoras.
De vuelta a las estretagias de ACS o de Florentino, hay un tercer objetivo que se airea mucho menos que el de poner nervioso a Galán o el de empujar a los franceses con el cebo de otros pretendientes, como los alemanes de E.On.
Ese tercer motivo es la misma ACS, un grupo que para los más maduros del lugar resultará más familiar si decimos que dentro tiene nombres como el de Dragados, Auxini, Ginés Navarro, Continental Auto, Onyx (¿a qué alguno de esos nombres suenan más cercanos incluso que el de ACS?), una multinacional que por mucho que haya diversificado, sigue teniendo una parte importantísima de su negocio vinculada al ahora desprestigiado sector del ladrillo. No corren tiempos para desperdiciar ocasiones de hacer líquidez, para sanear unas cuentas que difícilmente van a ser más brillantes el año que viene. Así que el tercer motivo por el que Florentino quiere vender Union Fenosa -aunque se aireará menos- es porque una parte de las plusvalías que obtenga con esa venta, la que no se dedique al asalto de Iberdrola, se dedicará a reducir la deuda del Grupo ACS.
Si es verdad que a Pérez le preocupa su imagen de gestor y estratega brillante ante la prensa y la industria nacional, detrás tiene a unos clásicos como los March, que hace medio siglo aprendieron que se vive mejor alejados de los focos. Y a los primos Albertos Cortina y Alcocer-, quienes saltaron al estrellato por gestionar muy bien las basuras, pasaron al papel cuché con sus señoras, las Klopowitvz y acabaron en los tribunales. Ahora abominan de cualquier foto o primer plano, salvo que las amigas de sus señoras se lo impongan a la salida del Restaurante Lucio. Tanto los March como los Albertos reparan más en sus fortunas y en sus carteras que en su prestigio profesional y por eso se van a encargar de que una parte de la venta de Unión Fenosa -sea para quien sea- se dedique a sanear las cuentas internas de ACS.
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