Atenas.- El Preolímpico ateniense abrió la etapa verdaderamente intensa que se le preveía con el último partido de la primera fase, entre Grecia, selección anfitriona, y Brasil que, a pesar de las ausencias de los tres jugadores que militan en la NBA (Nene Hilario, Leandro Barbosa y Anderson Varejao), demostró tener calidad más que suficiente para acudir a Pekín, un destino que debe jugarse en un todo o nada frente a Alemania el próximo viernes en cuartos de final.
A partir de ahora no existen los trámites. La eliminación de los conjuntos africanos (Cabo Verde, Camerún), del árabe (Líbano) y del asiático (Corea) ha dado paso a la auténtica batalla por los pasaportes olímpicos, una aspiración compartida por conjuntos como el griego, el brasileño, el croata, el esloveno, el puertorriqueño y el alemán, fundamentalmente, y repleta de obstáculos. El viernes, dos equipos de nivel olímpico, el brasileño y el alemán, tendrán que medirse en un duelo en el que sólo puede quedar uno. A continuación, Grecia se medirá a Nueva Zelanda.
El aspecto mismo del pabellón, virtualmente vacío hasta ahora salvo en el primer partido del cuadro heleno, cambió radicalmente. Las gradas del OAKA se llenaron con 17.000 espectadores para asistir al encuentro en el que Grecia y Brasil decidían la primera plaza del Grupo A. Nueva Zelanda esperaba al ganador en las eliminatorias de cuartos de final. Alemania, al perdedor.
Es decir, visto por donde se mire, el perdedor estaba condenado a un encuentro mortal en los cuartos. Brasil llevaba todas las papeletas por el hecho de tener enfrente a los subcampeones del mundo y, además, en su propia casa. Eso sí, sobre la pista peleó sin descanso para voltear los pronósticos.
En el primer cuarto lo consiguió gracias a un defensa de alta intensidad en la que Tiago Splitter, desde el corazón de la zona, se erigió en un bastión. El pívot del Tau Vitoria reboteó, obstaculizó numerosos lanzamientos, rebaño balones sueltos y, todavía, tuvo fuerzas y clarividencia para ser un estilete ofensivo.
Ese cuarto, el mejor de los brasileños en todo el partido, fue duro y difícil para Grecia, que tardó en acoplarse defensivamente más que el equipo dirigido por el español Moncho Monsalve. Aunque la ventaja de contar con un perímetro tan letal como el de Grecia es que siempre hay alguna muñeca preparada para sostener la nave a flote.
En este caso, la labor de flotación correspondió a Vasilis Spanulis, que anotó diez de los dieciocho puntos locales hasta el minuto diez (17-18) y fue el abrelatas de la intensa retaguardia planteada por el conjunto americano, que en el segundo periodo empezó a sufrir para mantener el ritmo.
En particular, porque los griegos alcanzaron el marchamo defensivo que les ha convertido en una de las mejores selecciones del mundo y, por añadidura, porque también consiguió anotar tiros bien vigilados y en posiciones complicadas. O sea, que Grecia destapó todo el potencial que lleva dentro consciente de que el rival que tenía enfrente no era ninguna broma.
Spanulis fijó la mayor diferencia del primer tiempo con una canasta doble (25-36) después de un parcial de 8-18. Por entonces, Antonis Fotsis, nuevo jugador del Panathinaikos, ya daba muestras de sentirse entonado, muy entonado. Él y Spanulis fueron una fuente constante de puntos y de acciones positivas para los intereses helenos.
Brasil logró atemperar un poco la situación en las acciones previas al intermedio (30-36 m.19), pero los hombres de Giannakis redondearon el trabajo con diez puntos de diferencia cuando enfilaron los vestuarios (30-40).
Era un instante delicado para Brasil. Y la continuación así lo confirmó. La intensidad del trabajo de protección del aro por parte de los locales convertía cada punto en una quimera en tanto que, a partir del esfuerzo en defensa, Grecia liberaba aún más un ataque en el que Fotsis fue el amo durante el tercer periodo.
Su decimosexto punto subió al tanteador en un precioso mate a una mano en un balón despedido por el aro que el ex madridista atrapó en pleno vuelo para hundirlo en el aro junto con el antebrazo derecho. El OAKA lo celebró con una lluvia de decibelios. Brasil acusaba la envergadura del rival y de los condicionantes del partido.
Grecia intuyó perfectamente las complicaciones por las que atravesaba el conjunto suramericano y se lanzó a la yugular. La ventaja tras el tercer periodo ascendió a dieciséis tantos (50-66). La suerte estaba virtualmente echada. Remontarle una diferencia así a los subcampeones del mundo y en su propio reducto no es imposible, pero si muy difícil. Brasil, al menos, no lo consiguió y ahora tiene que medirse a Alemania en una eliminatoria letal para una de estas dos selecciones, ambas con nivel para acudir a Pekín. A los griegos les aguarda Nueva Zelanda, un adversario más accesible que los germanos.
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- Ficha técnica:
69 - Brasil (17+13+20+19): Huertas (14), Marcelinho (14), Alex García (15), Batista (4), Splitter (20) -cinco inicial-, Becker (2), Tavernari (), Araujo (-), Fulvio (-) y Ricardo (-).
89 - Grecia (18+22+26+23): Diamantidis (6), Spanulis (14), Vasilopulos (7), Fotsis (18), Tsartsaris (9) -cinco inicial-, Papalukas (2), Burusis (10), Zisis (10), Schortsianitis (3), Pelekanos (4), Gliniadakis (-) y Printezis (6).
Árbitros: Hierrezuelo (ESP), Kennedy (USA) y Girsch (AUS). Excluyeron por personales a Zisis (m.40). Señalaron técnica a Diamantidis (m.40).
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