Pekín.- Manu Ginobili puso una guinda colosal a una espectacular actuación de Carlos Delfino que, sobre la bocina, en un trepidante encuentro de baloncesto, catapultó a Argentina a las semifinales de los Juegos para medirse a los Estados Unicos y sacó a Grecia, la subcampeona del mundo, de la competición.
Noche de tiros largos en el pabellón de Wukesong para dos equipos con elevadas aspiraciones: los campeones de Atenas 2004 y los subcampeones del Mundial de Japón 2006. Ahí es nada. Una cita en la cumbre entre selecciones que se conocen, que se respetan y que han cimentado el éxito internacional en un modelo de baloncesto muy similar.
Las semejanzas entre las tropas de Panagiotis Yannakis y Sergio 'El Oveja' Hernández podrían llenar un libro. Sin embargo, hay una, directamente conectada con las partidas de nacimiento de los jugadores, que anunciaba un tremendo luto para el perdedor. Londres 2012 queda fuera del radio de alcance de muchos de los hombres que han dado lustre y gloria a la escuadra albiceleste y al bloque griego en los años precedentes.
Talentos de la talla de los helenos Theo Papalukas (31 años) y, en menor medida, Kostas Tsartsaris y Dimitris Diamantidis (28 primaveras cada uno); y también de los argentinos Manu Ginobili (31), Fabricio Oberto (33), Pablo Prigioni (33), Andrés Nocioni (28) y Federico Kammerichs (28), asumían la noche, de forma inconsciente, como un más que posible epílogo olímpico enfundados en la camiseta por la que tanto han luchado y con la que tanto han logrado.
Argentina, de hecho, ha avanzado en el torneo sin seis de los hombres que subieron a lo más alto del podio en Atenas 2004 y agarrada a la jerarquía de la otra mitad de aquella formación: Oberto, Ginobili, Nocioni, Scola, Leo Gutiérrez -con menor protagonismo- y Carlos Delfino.
Noche especial, por tanto, por muchas razones y para muchos integrantes de dos de las mejores generaciones de las canastas argentina y griega. Baloncestistas que, sin diferencia alguna, merecían seguir en la competición. Pero, igual que en la película 'Los Inmortales', sólo podía quedar uno.
Y el que quedara no iba a seguir adelante sin sufrimiento. Ni mucho menos. Más bien, al revés. Con todo el sufrimiento que se puede concebir sobre una cancha.
Los parciales del primer, del segundo y del tercer cuartos ilustran el caso con total nitidez: 22-23, 17-17 (39-40) y 17-15 (56-55). En Argentina, Nocioni, Ginobili y Scola, los paladines de la 'vieja guardia' soportaban el peso de la selección suramericana sobre los hombros.
El trío albiceleste aguantaba la estructura de todo el conjunto de 'El Oveja' Hernández. Los cimientos de Grecia descansaban en un abanico más amplio de jugadores, pero también formado por hombres curtidos en todo tipo de situaciones. Como resultado, el pulso no dio respiro.
Carlos Delfino, el jugador mejor pagado del baloncesto europeo gracias al fichaje para las tres próximas temporadas del Khimki ruso, regaló al cuadro americano la posibilidad de quebrar la contienda desde el arco de triples, la mejor arma argentina del choque (doce de veintisiete a los 35 minutos).
El alero del club moscovita, con un juego que justifica más que de sobra el desembolso hecho por él, enganchó dos triples seguidos que empujaron a los griegos al borde de la eliminación (62-55 m.32). Pero el cruce estaba destinado a otro tipo de desenlace. Grecia renació como el Ave Fénix, un pájaro mitológico para la selección del país de la mitología.
Antonis Fotsis empató a 66 y anuló los efectos de la serie de Delfino, que volvió a acertar desde el arco (69-66 m.36). Burusis anotó en el aro contrario (69-68), otra vez Delfino -esta vez de dos- (71-68), repitió Fotsis (71-70), surgió Scola (73-70), actuó Papalukas (73-72), sacó la muñeca Ginobili (76-72), le emuló Diamantidis (76-75) y repitió Ginobili (78-75). Faltaba un minuto y nueve segundos y Grecia pidió tiempo muerto.
El ataque griego perdió la pelota en un campo atrás. Argentina le dio el balón a Ginobili. Abrió a los cuatro hombres y dejó al 'Manu' que se jugase un uno para contra Papalukas desde la cabecera de la zona. Ginobili penetró, vio que la defensa helena mandaba la ayuda de un pívot para parar la penetración y, en un gesto majestuoso, se cambió el balón a la mano izquierda y dejó una bandeja que vale una semifinal olímpica (80-75 a 46 segundos de la bocina).
Grecia todavía lo intentó. Panagiotis Vasilopulos encontró aro desde los 6,25 metros (80-78) a falta de treinta segundos. Vibrante. Y no había terminado. Ginobili intento un triple más a ocho segundos que falló, y Vasilis Spanulis, cinco después, quemó la última bala helena. Los Estados Unidos aguardan a Argentina en semifinales.
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- Ficha técnica:
80 - Argentina (22+17+17+24): Prigioni (7), Ginobili (24), Nocioni (12), Scola (11), Oberto (-) -cinco inicial-, Delfino (23), Quinteros (-), Leo Gutiérrez (3) y González (-).
78 - Grecia (23+17+15+23): Diamantidis (6), Spanulis (9), Vasilopulos (10), Fotsis (17), Tsartsaris (13) -cinco inicial-, Zisis (5), Schortsianitis (2), Burusis (12) y Papalukas (4).
Árbitros: Brazauskas (LTU), Jungebrand (FIN) y Carrión (PUR). Sin eliminados.
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