Buenos Aires.- El Senado argentino comenzó hoy a debatir un polémico proyecto tributario que mantiene enfrentados al Gobierno y al campo desde hace cuatro meses, en medio de una ola de especulaciones sobre el resultado de una votación que a estas horas se presenta sumamente equilibrada.
La mayoría de los medios periodísticos del país asegura que el esquema impositivo que detonó el conflicto suma hasta el momento 35 votos a favor, 35 en contra y que hay dos senadores que aún no definieron su posición.
El Senado argentino, de 72 miembros, está dominado por el gobernante Partido Justicialista, que necesita 37 votos (la mitad más uno) para convertir en ley la iniciativa impulsada por la presidenta del país, Cristina Fernández, que ya cuenta con la aprobación de los diputados.
En declaraciones a radios de Buenos Aires, el jefe del Gabinete, Alberto Fernández, aseguró que el oficialismo "cuenta con los votos necesarios" para aprobar el proyecto y reclamó "respeto a las instituciones democráticas".
Todos coinciden en que la discusión en el plenario de la Cámara Alta, que se celebra en medio de estrictas medidas de seguridad y sin la presencia en el recinto de simpatizantes de los sectores en pugna, no concluirá antes de la medianoche.
Además del dictamen de mayoría que fue aprobado el 5 de julio por los diputados, en el recinto serán discutidos otros cuatro proyectos alternativos que establecen impuestos a las exportaciones de granos menores a los dispuestos por la iniciativa oficial y que desconocen la facultad del Ejecutivo para fijar retenciones a futuro.
En caso de aprobarse, el proyecto oficial se convertirá en ley y a las entidades agropecuarias no les quedará otra alternativa que recurrir, como ya han adelantado, a la Justicia.
Pero si la iniciativa del Gobierno no prospera y los senadores aprueban otro proyecto, éste volverá a la Cámara de Diputados, en la que el PJ también tiene mayoría.
El debate en el Senado es seguido con expectativa en la plaza situada frente a la sede del Parlamento, donde sectores que apoyan al Gobierno y otros que hacen lo propio con el campo pasaron la noche en vigilia en tiendas de campaña levantadas a mediados de junio, cuando Cristina Fernández giró la iniciativa al Congreso.
Esta misma plaza fue ayer escenario de un multitudinario acto en el que el ex presidente argentino Néstor Kirchner redobló sus críticas hacia las entidades rurales, a las que volvió a acusar de querer desestabilizar al Gobierno de su esposa y sucesora en el cargo.
Con todo, Kirchner sostuvo que el Gobierno respetará el resultado de la decisión del Parlamento sobre la iniciativa, que según el oficialismo persigue el objetivo de que "los argentinos coman a precios nacionales".
A unos kilómetros al norte de esa plaza, el campo también se movilizó en otra masiva manifestación en la que las patronales rurales reclamaron a los senadores que no aprueban el esquema de retenciones móviles dispuesto por el Ejecutivo y pidieron una política agropecuaria nacional.
El conflicto entre el campo y el Gobierno se desató el 11 de marzo, cuando el Ministerio de Economía dictó una resolución por la que impuso impuestos móviles a las exportaciones de trigo, girasol, soja y maíz.
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