Kodak acaba de lanzar un sensor de imagen de 50 megapíxeles. Hasselblad, el fabricante de cámaras profesionales, lo ha incorporado a la H3DII-50, logrando así una cámara con una calidad de imagen sin parangón. A pequeña escala, muchos fabricantes se obstinan en vendernos en la época veraniega cámaras con más y más megapíxeles. Pero ¿hasta qué punto se trata de una estrategia publicitara?
La DSC-W300 de Sony, una cámara compacta de gama alta equipada con un sensor de 13,6 megapíxeles, cuesta 379 euros. Por su parte, las cuatro cámaras réflex digitales con los sensores de imagen de más calidad del mercado (obviando los modelos de Hasselblad y algún que otro fabricante muy especializado) son la Canon EOS 5D, la gama Canon EOS 1D, la Nikon D3, y la Nikon D700. Estas cámaras, sin incluir ni un sólo objetivo, cuestan entre los 2.000 y los 5.000 euros. Sin embargo, sólo la Canon EOS 1DS Mark III, la más exclusiva de todas, tiene un sensor con más megapíxeles que la compacta de Sony. ¿Cómo es posible una diferencia de precio tan grande entre el producto de Sony y estas cámaras de Nikon y Canon? Evidentemente, la clave no está en el número de megapíxeles, al menos no sólo en eso.
En fotografía analógica las cámaras se dividen entre las de pequeño, medio y gran formato. Esta división se basa en el tamaño de los negativos que pueden usar. Una cámara de pequeño formato, las que la inmensa mayoría de nosotros hemos usado siempre, utiliza negativos de 24x36mm; las de medio formato suelen usar negativos de 6x6cm; y las de gran formato, usadas sólo para aplicaciones muy profesionales, pueden llegar a cargar placas de hasta 20x25cm. Más allá de la calidad de la óptica que usemos y de la calidad de la emulsión de nuestra película, la regla fundamental para obtener calidad en la imagen fotográfica es esta: cuanto mayor es el tamaño del negativo del que partimos más calidad obtenemos.
Para entender esto debemos pensar que si deseamos obtener una copia en papel de 25 centímetros de ancho de un negativo en gran formato no tenemos ni que ampliar la imagen, por lo que los granos de plata de la emulsión, el equivalente analógico al píxel digital, tienen en el papel el mismo tamaño que tienen en el negativo. En medio formato ampliaremos unas cuatro veces el grano. En pequeño formato lo ampliaremos unas 70 veces. Pese a esto, en una copia en papel de ese tamaño las diferencias no son abismales. Otra cosa es cuando quieres ampliar fotos al tamaño de una valla publicitaria, o ampliar sólo ciertas zonas del negativo para centrar la atención en una área. Ahí sí que se nota la diferencia.
En fotografía digital, en la que la película analógica es sustituida por un sensor fotosensible que transforma la luz en impulsos eléctricos, el tamaño importa. Cuanto mayor es el sensor, mayor es la calidad de imagen que obtenemos (sobre todo cuando utilizamos sensibilidades ISO altas en condiciones de escasa luminosidad). Sin embargo, para que esto sea cierto es necesario tener en cuenta también la resolución en píxeles que puede captar el sensor. Volvamos al ejemplo de la cámara de Sony.
La DSC-W300 tiene un sensor de imagen de 7,6x5,7milímetros, bastante más pequeño que un negativo analógico estándar de 24x36mm. Precisamente, este último tamaño es exactamente el mismo que tiene el sensor de las cámaras réflex de Canon y Nikon antes citadas. Las cámaras cuyo sensor de imagen tienen el mismo tamaño que el de un negativo analógico estándar usan la tecnología de fotograma completo.
De esta forma, la Nikon D700, la última cámara de fotograma completo en aparecer en el mercado, tiene en torno a un megapíxel menos que la Sony. Sin embargo, al ser el área del sensor de la Nikon de 864 milímetros cuadrados y la del de la Sony de sólo 43 milímetros, el área dedicada en el sensor a captar la información luminosa de cada píxel es unas 20 veces superior. Una característica que aumenta notablemente la calidad de la imagen. Otra cifra más: La Nikon cuesta unas siete veces más que la Sony de consumo, lo que hace que el precio por píxel sea bastante más caro en el modelo de Sony. Interesante, pero veamos un caso aún más extremo.
Sharp ha lanzado un sensor de ocho megapíxeles para teléfonos móviles, con un tamaño de 5,7x4,3 milímetros. El sensor de 50 megapíxeles de Kodak, del que hablamos al principio, tiene un tamaño de 36 x 48milímetros, lo que lo convierte en uno de los sensores más grandes jamás fabricados. Pese a tener más de seis veces más píxeles de resolución que el sensor de Sharp, la superficie de este pequeño monstruo de Kodak (1.728mm cuadrados) es unas 70 veces más grande que la del otro, que sólo tiene 24,51milímetros cuadrados. Estas cifras, y no los megapíxeles de uno y otro, son las que marcan de verdad la diferencia entre un sensor de calidad y uno producido por una mera estrategia publicitaria.
Sin meternos a hablar de cámaras réflex, un segmento en el que los avances técnicos son tremendos y los compradores bastante exigentes, vamos a ver qué cámara compacta puedes comprar sin tirar el dinero.
¿Todavía crees en el megapíxel? ¿Estás encantado o decepcionado con tu cámara? ¿Vas a cambiar? Nos gustaría saber que modelo usas y si lo amas... o lo odias.
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