Aurelio Carrilero se convirtió en inversor de energía solar después de comprar un terreno en la llanura manchega de la Roda (en Albacete). "Decidí ofrecer pequeñas participaciones a inversores de a pie, como una manera de inversión ecológica y rentable", relata. Rafael Blázquez es copropietario de un parque solar y cuenta que "resulta satisfactorio saber que produzco más energía de la que consumo y comprobar los ingresos que mes a mes obtengo por la venta de esta electricidad de origen renovable". Estos son algunos de los testimonios de ciudadanos que han invertido en proyectos de participación compartida relacionados con la energía fotovoltaica, el asunto central del Encuentro Solar Europeo de deSOLaSOL organizado en Madrid por el banco Triodos Bank.
El sistema de plantas fotovoltaicas de propiedad compartida se presenta como una opción viable y segura para la inversión en energías no contaminantes. En los sistemas conectados a la red, la energía eléctrica fotovoltaica que se produce a través de los paneles solares se vende directamente a las compañías eléctricas. La rentabilidad está asegurada por la normativa española (RD 436/2004 y RD 661/2007) que obliga a las compañías eléctricas a comprar la energía 'limpia' generada con células fotovoltaicas. Según el Grupo de Energías Alternativas, los ingresos netos mensuales para un inversor particular pueden ser de unos 100 euros al mes.
Según el director de banca corporativa de la entidad financiera Triodos Bank, Miquel García Prieto, el ciudadano tiene dos opciones para invertir en el sector de placas fotovoltaicas. La primera es la instalación individual en la propia vivienda o comunidad, con las gestiones y trámites que ello conlleva, o bien la posibilidad de invertir en un sistema de propiedad compartida que ya haya desarrollado un promotor profesional. En España el sistema más extendido es la huerta solar que aprovecha terrenos rurales para la instalación de campos de placas solares de propiedad compartida. "La explotación de las plantas fotovoltaicas tipo multipropiedad en las azoteas de los edificios aún está en una fase más retrasada en comparación con Francia o Alemania, donde es habitual hacer un contrato de alquiler de la cubierta de un edificio para la instalación de placas solares", explica García Prieto.
"La inversión mínima en España es más costosa que en otros países: de 30.000 a 40.000 euros en huertas solares, en la que el inversor aporta por lo general el 20% y el banco financia el 80%", detalla el director de Triodos Bank. En Alemania, los ciudadanos pueden invertir a partir de 1.500 euros y en Francia hay proyectos donde la aportación mínima es tan sólo de 100 euros. Sin embargo, experiencias como la del Mercado de Carmel en Barcelona están abriendo las puertas para que los ciudadanos puedan participar a partir de 1.000 euros.
Algunos proyectos a destacar son:
El proyecto alemán 'Ecovision Solarfonds GmbH&Co' ha permitido instalar plantas fotovoltaicas de propiedad compartida en los tejados de cinco colegios de la ciudad de Stuttgart. Este sistema de multipropiedad está formado por 77 copropietarios que han invertido una media de 7.447 euros cada uno, siendo la aportación mínima 1500 euros. La potencia total de la suma de las cinco escuelas es de 309 kWp y se calcula que su producción anual alcanza los 262.000 kWh.
La ciudad francesa de Chemillé (Maine Et Loire) tiene en marcha el proyecto 'Energies Partagées' que cuenta con una potencia de 8,28 kWp y se basa en la instalación de placas solares en régimen de multipropiedad sobre azoteas. Este proyecto recibe subvenciones de hasta un 50% y el tejado sobre el cual se hace la instalación es propiedad del Centro Social de Chemillé, que lo alquila durante 20 años por el módico precio de un euro anual. La aportación mínima de cada propietario es de 100 euros. El sistema establece un contrato de compra con la empresa eléctrica con una tarifa estipulada de 0,30 euros por kWh para un periodo de 20 años. La producción recogida anualmente es de 9.000 kWh y en la actualidad este proyecto cuenta con 94 copropietarios.
El sistema más extendido de plantas fotovoltaicas de propiedad compartida en nuestro país es la modalidad de huertas solares, aunque también se están dando los primeros pasos en la integración de placas con células fotovoltaicas en edificios y naves industriales.
Un ejemplo de un proyecto de huerta solares es el que promueve el Grupo GEA, que construyó en 2005 la Huerta Solar Villa I en el municipio toledano de Villa de Don Fadrique. La superficie de la huerta es de seis hectáreas y hoy alberga diferentes infraestructuras fotovoltaicas (seguidores y fijas) de 5 kW a 100 kW de potencia pertenecientes a más de 40 propietarios. La huerta alcanza una potencia total de 1MW y una producción anual de 1.710.000 kw/h/año que autobastece a 500 hogares y evita la emisión de 6,8 toneladas de CO2.
Según Alfonsina Moreno del Grupo GEA, "una inversión de 30.000 a 35.000 euros, financiada por el banco en un 80% a 15 años, puede rentabilizar al mes unos 250 euros netos de media durante el primer año (el de carencia). A partir del segundo año el ingreso neto sería de 90-100 euros/mes, siempre teniendo en cuenta la potencia de la infraestructura de cada inversor". La compañía eléctrica Iberdrola paga a los inversores de esta huerta solar 0,45 euros por kilovatio, un precio que incluye ya la prima que concede la administración.
En la actualidad está en marcha un segundo proyecto: la Huerta Solar Villa II en la que ha participado como inversor la organización Ecologistas en Acción. "Con las huertas solares se aprovechan terrenos agrícolas sin explotar que de otro modo no producirían ningún tipo de beneficios a sus propietarios, además tienen un mínimo impacto ambiental al no producir CO2, ni ruidos, ni residuos perjudiciales para el entorno a las personas", explica Vicente Maqueda, promotor de Generaciones Fotovoltaicas de la Mancha (GFM).
En cuanto a experiencias de sistemas fotovoltaicos compartidos sobre tejados, el proyecto OLA SOLAR ha promovido la instalación de una planta solar de 43,74 kWp en el Mercado del Carmel (Barcelona). Hoy, este sistema está formado por un propietario y 168 copropietarios y la participación máxima es de 3.000 euros. La cantidad media aportada por persona es de 2.000 euros y los beneficios se reparten proporcionalmente a la cantidad invertida. El testimonio de una de las copropietarias, Yolanda Delgado, publicado en La Vanguardia (pdf) nos detalla que si un ciudadano invierte 1.000 euros, se convierte en propietario de 175kWh anuales de producción eléctrica, lo que equivaldría al 12% de su consumo doméstico anual. Con esta misma aportación y gracias a las primas establecidas para las energías renovables, se obtiene una remuneración anual de entre un 4% y un 6% de su inversión a lo largo de 25 años.
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