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Guía para exigir a Gobierno, empresarios y sindicatos lo que nos deben

Por ANA R. CAÑIL (SOITU.ES)
Actualizado 20-06-2008 12:38 CET

El diálogo social que Zapatero ha abierto con patronal y sindicatos es el más importante de los últimos 15 años, dada la magnitud de la crisis económica en la que estamos. La negociación afectará de lleno nuestros intereses. Más que hablar de "diálogo social", se debería abordar la negociación como "diálogo económico y social" subrayan desde Economía.

Antes del 31 de julio, el Gobierno Zapatero volverá a convocar a los sindicatos y a la patronal para presentarles "la hoja de ruta" del diálogo social, en otros tiempos conocida como negociación colectiva. La diferencia con anteriores ocasiones es notable. España, Europa y la mitad del planeta atraviesan la crisis económica más grave desde los años 70. Pero también dejamos atrás el período de crecimiento económico más rico del mundo occidental, desde que existen magnitudes económicas modernas. Y es verdad que en ese tiempo, los que más ricos se hicieron no se acordaron de repartir.

A la vista de la situación, y mientras Gobierno y agentes sociales reorganizan en sus cuarteles la lista de lo que quieren, más vale que recordemos algunas de las cosas que nos han prometido y tenemos derecho a exigir a todos. Pero para no caer en sueños imposibles, en requerimientos absurdos, también conviene tener una idea resumen de lo que ha pasado en los últimos meses. Luego, que cada uno decida qué debe pedir para no confundir los deseos con la realidad.

El Gobierno prometió

Si nos atenemos a lo que el Gobierno Zapatero prometió durante la campaña electoral, más los objetivos recogidos en el documento "El diálogo y la concertación social en la próxima legislatura", elaborado tras el encuentro del 19 de febrero con patronal y sindicatos y en vísperas de las elecciones generales , Zapatero nos debe:

  • El camino hacia el Pleno empleo, con un objetivo de aumento de la tasa de empleo media por encima del 70% (el 60% para las mujeres) y reducir la tasa de desempleo hasta situarla en el entorno del 7%.
  • Mejora en la calidad del empleo y de los derechos en el trabajo.
  • Un marco general para un nuevo modelo de crecimiento con un crecimiento más duradero, más estable y más sano, invirtiendo en los factores que ayudan más a la productividad.
  • Un salario suficiente para lo que el Gobierno asumió el compromiso de situar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en 800 euros mensuales en 2012.
  • Un trabajo estable, porque según el documento del pasado febrero, el Gobierno mantiene que "es posible aumentar el empleo sin necesidad de reducir la flexibilidad" que ahora tienen las empresas.
  • El Gobierno y el PSOE también se fijaron el objetivo de reducir la tasa de temporalidad hasta situarla en el 25%.
  • Potenciar los contratos de trabajo formativos creando un régimen más atractivo para las empresas y los trabajadores.
  • Aprobación del Estatuto del becario en las empresas.
  • El Gobierno se comprometió a mejorar las pensiones mínimas durante esta legislatura, con una pensión de jubilación con cónyuge a cargo de 850 euros mensuales y de 700 euros para viudedad.
  • Más políticas sociales, como desarrollo de la red de servicios y prestaciones que permitan la implantación de la Ley de Dependencia, en apoyo a las familias, la universalización de las escuelas infantiles para el período de 0-3 años, con las 300.000 nuevas plazas.

Lo que los empresarios piden

La patronal CEOE se presentó el miércoles 18 en La Moncloa sin los papeles oficiales de su lista de pedidos empresariales. Y eso que el día de antes, durante su comité ejecutivo, se aprobó otra "hoja de ruta" para esta negociación, según el presidente de CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. Pero sí que se conocen muchas de las cosas que la patronal quiere:

  • que se solucionen las crisis de liquidez de las pequeñas y medianas empresas, que no consiguen créditos.
  • Continuar por la senda de la flexibilidad en el mercado laboral.
  • Más medidas para controlar el absentismo laboral.
  • Mejor fiscalidad para incentivar la inversión.
  • Unos presupuestos restrictivos con el gasto público corriente.
  • Reducción del impuesto de sociedades.
  • Ayudas para los constructores en crisis.

Los sindicatos pedían

En el caso de UGT (y en general de CC.OO.) muchas de las medidas y peticiones para los trabajadores coinciden con las políticas ofertadas por el Gobierno. A la espera del documento que preparen para el próximo encuentro de negociación y diálogo social, hasta abril pasado, cabe recordar que el sindicato socialista ha apelado en los últimos tiempos a las muestras de sensatez de los trabajadores en materia salarial, que han permitido "el control de la inflación y la creación de empleo". Y ahora piden al Gobierno y a los empresarios:

  • Que descarten la opción de contención salarial como herramienta para hacer frente a la desaceleración económica.
  • Inclusión en todos los convenios colectivos de cláusulas de revisión salarial.
  • Que se garantice el poder adquisitivo de los trabajadores ante las subidas de precios.
  • Mantenimiento de la capacidad de consumo del trabajador para reactivar la economía y crear empleo.

El otro gran sindicato, CC.OO., comparte con UGT la mayoría de las reivindicaciones sociales y laborales. Ocurre, sin embargo, que en esta ocasión, el sindicato mayoritario reúne una peculiaridad. Tiene un Congreso el próximo mes de diciembre y su líder actual, José María Fidalgo, hace tiempo que se enfrenta a una corriente crítica importante que le cuestiona. En la reunión del martes, Fidalgo fue el único que se atrevió a hablar de "crisis", palabra tabú entre los miembros del Gobierno, pero también lo hizo con timidez y para avanzar que "los trabajadores no serán los paganos de esta situación", que después denominó crisis. Nunca se sabe qué papel puede jugar en una negociación de estas características la situación de unos de sus líderes.

Esa misma mañana, mientras Fidalgo estaba en La Moncloa para la foto y dos horas y media de reunión, el secretario de Acción sindical de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, cuestionaba la formas de Gobierno para dar comienzo al diálogo social.

Antecedentes y cambio de escenario

Tan sólo han pasado 119 días entre una foto y otra. Corría el 19 de febrero del año 2008, tres semanas antes de las elecciones generales del 9-M, cuando el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibió en La Moncloa a los lideres de los sindicatos y de la patronal, los agentes sociales. Pese a que la tormenta perfecta se cernía ya sobre la economía española y la mundial, todos los protagonistas del encuentro salieron con caras satisfechas. Como el miércoles. La próxima vez los semblantes sonrientes pueden durar lo que tarda en dispararse un flash.

Es más, en febrero Zapatero garantizó a los agentes sociales que si la desaceleración económica generaba problemas a los trabajadores, los socialistas tomarían medidas para mejorar su protección. Incluso un eufórico Jesús Caldera, entonces ministro de Trabajo muy lejos de imaginar su destino fuera del Gobierno, se atrevió a declarar que "no habrá ni un sólo recorte" para la protección de los trabajadores.

Pese a las sonrisas, los protagonistas de la imagen de febrero y la de ahora saben que, aunque han pasado poco más de tres meses, es como si hubieran transcurrido tres años entre una reunión y otra. El petróleo rozando los 140 dólares, la subida de los alimentos y el hambre que se extiende por el planeta, las advertencias a España por parte de los organismos internacionales, porque nuestro modelo ya no es tan bueno ni crecemos como antes, las huelgas que recorren el país y Europa, con los camioneros cabreados por el precio del gasóleo, los ganaderos por la subida del pienso y el crudo, lo mismo que los agricultores. Falta de dinero entre los bancos y las cajas para prestarse entre sí y prestar a los pocos que osan pedir un crédito. Por no hablar del ciudadano hipotecado, al que la hipoteca media le cuesta 88 euros más al mes, 1.060 euros más al año.

La tormenta perfecta que antes de navidades pronosticó el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Simon Johnson y que contaba con los elementos necesarios para desencadenarse, la crisis financiera del siglo XXI unida a la crisis del petróleo de los 70, ha llegado antes de lo previsto. Incluso está a punto dominar el inacabable optimismo del mismo Zapatero, quién por fin hace ocho días, tuvo que admitir que existe un periodo de dificultades objetivas. Un rebuscado lenguaje para no utilizar la palabra crisis, que ha estado a punto de volvérsele en contra.

Si el martes se separaron con más sonrisas, declarando la buena voluntad con que afrontaran los difíciles momentos económicos y concluyeron que lo importante es acordar, lo cierto es que en la sede de cada protagonista sólo se reza al dios "precio del petróleo" y que los especuladores repartan suerte.

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