Gobierno, sindicatos y patronal alcanzan un acuerdo: lo importante es acordar

Casi tres horas de reunión para acordar que hay que llegar a un acuerdo, que la situación económica que atravesamos es difícil y que las soluciones son cosa de todos. Aunque éstas tendrán que esperar, al menos, hasta el próximo 31 de julio. Buenas intenciones y loas al diálogo social han sido las únicas recetas que hoy han podido presentar de forma conjunta Gobierno, patronal y sindicatos en su primer encuentro tras la segunda victoria de Zapatero y con un "bache económico difícil de superar, pero coyuntural".

Con el Salón de los Tapices del Palacio de La Moncloa -el de los grandes acuerdos- como escenario y con una foto conjunta -a iniciativa del presidente- han comparecido Rodríguez Zapatero, Gerardo Díaz (CEOE), Jesús Bárcenas (Cepyme), Cándido Méndez (UGT) y José María Fidalgo (CCOO). Pero como admitía sin circunloquios el propio Fidalgo, "nos presentamos sin certificar ningún documento, ni acuerdo", a diferencia de lo que ocurría en 2004, cuando de esta primera reunión salió una declaración conjunta. Los asistentes se han dado tiempo para analizar los flancos económicos y socio-laborales que hay que abordar para salir de las actuales dificultades (o crisis, llámele como quiera).

¿Y para qué se han reunido entonces? En principio para reafirmarse en lo positivo y necesario que es el entendimiento para hacer frente a las dificultades. Con el encuentro de hoy comienza a construirse, según el presidente del Gobierno, "un diálogo social reforzado". Sin embargo, no se comienzan desde cero, reconocen todos, ya que durante la pasada legislatura se alcanzaron varios acuerdos "extraordinariamente positivos para contribuir al crecimiento y la estabilidad laboral". Pero sí que en esta ocasión es posible que las negociaciones sean más tensas.

También ha servido esta reunión para constatar que de la palabra "crisis" no sólo huye como de la peste el presidente y los miembros de su Gobierno (a excepción del 'lapsus' de Solbes), sino también los empresarios y sindicatos. "Dificultades económicas importantes" (Zapatero dixit), "bache en la situación de crecimiento" (Gerardo Díaz), "situación económica complicada" (Fidalgo) o "periodo complicado" (Méndez). Todo menos mentar la soga en la casa del ahorcado, habrán pensado los representantes de los empresarios y los trabajadores.

Pero se llame como se llame, éste no es el panorama con el que se encontraron en la pasada legislatura los agentes sociales y que les permitió cerrar un importante pacto para frenar la temporalidad y fomentar el empleo de calidad. A la espera de conocer los mimbres con el que se tejerá el cesto de las soluciones, hay un detalle de la reunión de hoy que pone de relieve la delicada situación por la que se atraviesa. El presidente ha asumido personalmente la "coordinación e impulso" de la agenda previa al encuentro del próximo 31 de julio (nada, por tanto, en delegar en las vicepresidencias). Al ministro de Economía y Hacienda le toca fijar y trasladar a patronal y sindicatos los márgenes presupuestarios en los que se mueve el Gobierno para las próximas Cuentas Públicas, que serán "austeras", según Zapatero.

A falta de la concreción de propuestas, Rodríguez Zapatero ha lanzado dos mensajes para evitar que siga cayendo la confianza de los ciudadanos -en la economía y en su gestión-: uno, las vacas flacas no las van a pagar las economías más modestas (por tanto, no está previsto recortar o aplazar las medidas sociales puestas en marcha o anunciadas para la presente legislatura -lo que supone otro 'marronazo' para Solbes); y dos, hay que apretarse el cinturón, lo que supone ahorrar más en electricidad (que no subirá más este año) y en petróleo.